Bienestar
Solo 2 de cada 10 argentinos cumplen con la actividad física recomendada, según un nuevo estudio sobre hábitos de vida
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El informe “Salud argentina: hábitos y estilos de vida”, elaborado por el Instituto de Neurociencias y Bienestar de Insight 21, revela que la mayoría de la población no alcanza los niveles saludables de actividad física, sueño y alimentación. Las mujeres muestran mejores indicadores de autocuidado que los hombres, y la educación aparece como un factor protector decisivo.
Un nuevo estudio sobre los hábitos y estilos de vida de los argentinos reveló una radiografía preocupante: solo 2 de cada 10 personas cumplen con los niveles de actividad física recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), apenas 1 de cada 4 consume frutas y verduras a diario y más de la mitad duerme menos de siete horas por noche.
El informe, titulado “Salud argentina: hábitos y estilos de vida”, fue realizado por el Instituto de Neurociencias y Bienestar de Insight 21, bajo la dirección de la Dra. Fátima González Palau, y se basó en una encuesta representativa de 1.050 personas residentes en siete ciudades del país: Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Mendoza, Corrientes, San Miguel de Tucumán y Comodoro Rivadavia.
Desafíos en actividad física, descanso y alimentación
De acuerdo con el relevamiento, el 78,8% de la población no alcanza los 150 minutos semanales de actividad física recomendados por la OMS. En materia alimentaria, solo el 26,8% consume frutas y verduras a diario, cifra que aumenta al 33,9% entre los adultos mayores (60-65 años) pero cae al 16,2% entre los jóvenes (18-29 años).
El descanso también muestra déficits significativos: más de la mitad (51,2%) duerme menos de siete horas por noche, con especial impacto en el grupo de 40 a 49 años. Además, dos de cada tres argentinos (66,2%) afirman tener dificultades para lograr un sueño reparador.
El impacto del uso de pantallas y la vida digital
El estudio advierte sobre un uso intensivo de pantallas con fines recreativos: 6 de cada 10 personas pasan más de dos horas al día frente a dispositivos, y el porcentaje se eleva al 75% entre los jóvenes. Más de la mitad de los encuestados reconoce pasar ese mismo tiempo o más en redes sociales, lo que se asocia con dificultades de descanso y menor tiempo destinado a la actividad física.
Prevención médica y apoyo social
En materia de salud preventiva, el 75,5% de la población declara realizar controles médicos periódicos, aunque las cifras varían según la edad: solo el 35% de los jóvenes se controla regularmente, frente a más del 55% en mayores de 50 años.
En cuanto al entorno emocional, 6 de cada 10 encuestados dicen contar con apoyo social constante, un factor que los especialistas consideran clave para reducir la vulnerabilidad emocional y psicosocial.
Brechas de género y educación: determinantes del bienestar
El estudio revela marcadas diferencias por género. El 84% de las mujeres realiza chequeos preventivos, frente al 66,3% de los hombres. Además, una de cada tres mujeres consume frutas y verduras diariamente, mientras que entre los varones la cifra cae al 20,1%. En cuanto al descanso, el 51,9% de las mujeres logra dormir al menos siete horas, contra el 45,2% de los hombres.
“La evidencia muestra que las mujeres tienden a tener mayor adhesión a prácticas protectoras de salud, lo que se traduce en mejores indicadores de autocuidado”, explicó la Dra. González Palau.
El nivel educativo, por su parte, surge como un determinante transversal de bienestar. Quienes poseen mayor formación académica muestran mejores hábitos en todos los aspectos: más actividad física, mejor alimentación, descanso adecuado y controles médicos regulares.
Los jóvenes, el grupo más vulnerable
El informe identifica a los jóvenes de entre 18 y 29 años como el grupo con mayor vulnerabilidad en términos de salud y autocuidado. Solo el 15,3% cumple con la recomendación de actividad física semanal, el 16,2% consume frutas y verduras diariamente, y un 31% no realiza nunca o casi nunca chequeos médicos preventivos.
En contraste, los adultos mayores presentan mejores indicadores de prevención y alimentación, aunque sufren una mayor afectación en la calidad del sueño y una mayor prevalencia de enfermedades crónicas.
Una alerta para repensar los hábitos
Para la directora del estudio, “estos resultados nos invitan a reflexionar sobre cómo vivimos y qué tan lejos estamos de los comportamientos que protegen nuestra salud física y mental. La educación, el entorno social y las políticas públicas cumplen un rol fundamental para revertir estas tendencias”.