El borrador de la historia
Pindapoy: la historia de una industria citrícola que marcó a Concordia y al país
Nacida del esfuerzo familiar y la innovación, Pindapoy fue durante décadas símbolo de desarrollo agroindustrial y referente nacional en la producción y exportación de cítricos.
Durante gran parte del siglo XX, Concordia fue protagonista de una verdadera revolución agroindustrial de la mano de Pindapoy, una empresa citrícola que no solo transformó la economía regional, sino que dejó una huella profunda en la historia productiva del país. Su impulso inicial estuvo a cargo de los hermanos Próspero y Carmelo Bovino, quienes conformaron una dupla emprendedora y visionaria.
Mientras Carmelo se encargaba de la comercialización y las relaciones empresariales desde Buenos Aires, Próspero lideraba el proceso productivo y la plantación de cítricos en la región de Concordia. Juntos implementaron un innovador sistema de ventas: las frutas se subastaban incluso antes de llegar a destino y sin estar a la vista del comprador, en una muestra de confianza y eficiencia logística pocas veces vista para la época.
Una empresa familiar con visión integral
La empresa fue formalmente constituida en 1956 bajo el nombre de Pindapoy Sociedad Anónima Agropecuaria, Industrial y Comercial, manteniendo un directorio de carácter familiar, con Carmelo en la presidencia y Próspero como vicepresidente.
Uno de los pilares del éxito de Pindapoy fue su modelo de integración vertical y horizontal, que les permitió abarcar todas las etapas de la producción. Fundaron Fertimaq S.A., dedicada a fabricar fertilizantes y maquinaria propia, disminuyendo la dependencia de proveedores externos. También contaban con fábricas de cajones, pallets, bolsas en red, aserraderos y una amplia superficie de hectáreas plantadas con cítricos.
Una de las fábricas de jugos más grandes del mundo
Durante los años 60, la empresa importó tecnología de punta para montar en Concordia una de las fábricas de jugos y aceites esenciales más grandes y modernas del mundo. De esta manera, no solo exportaban fruta fresca, sino que también industrializaban el producto con presentaciones enlatadas, concentradas y congeladas, optimizando el uso de la materia prima y diversificando los destinos comerciales.
Hacia 1989, Pindapoy contaba con 7 plantas de empaque, 2 fábricas de jugos, 2 fábricas de pallets, una planta de insumos para empaque, 2 aserraderos, una fábrica de bolsas en red, además de Fertimaq. Llegó a emplear a unos 4.000 trabajadores, constituyéndose en una de las industrias más relevantes de Entre Ríos y del país.
Un final marcado por el contexto económico
Sin embargo, el deterioro del escenario económico nacional e internacional hacia fines de los años 80, sumado al retiro de sus fundadores, marcó el inicio del declive. Endeudada y sin el liderazgo que la caracterizó en sus mejores años, Pindapoy fue vendida a fines de 1991, cerrando así un ciclo de innovación, trabajo y orgullo local.
Más allá de su desaparición como empresa, Pindapoy sigue siendo un emblema para Concordia, ejemplo de lo que puede lograrse con visión, esfuerzo familiar e inversión en tecnología. Su historia permanece viva en la memoria colectiva de la ciudad y en el legado de una industria que supo mirar al mundo desde el corazón del litoral argentino.