Bienestar
Más de 10 millones de personas en el mundo viven con Parkinson: una enfermedad en aumento
El Parkinson es uno de los trastornos neurodegenerativos más comunes y afecta a más de 10 millones de personas en el mundo. Esta enfermedad impacta el movimiento, genera alteraciones mentales y del sueño, y provoca dolor, deteriorando significativamente la calidad de vida de quienes la padecen. A medida que avanza, puede ocasionar dificultades para tragar, hablar y mantener el equilibrio.
En Argentina, aunque no existen cifras oficiales, se estima que alrededor de 100 mil personas conviven con esta enfermedad y que el 1% de la población mayor de 60 años la sufre.
Aumento de casos y factores de riesgo
Si bien la prevalencia del Parkinson es mayor en adultos mayores, especialistas en neurología advierten sobre un incremento sostenido en los diagnósticos. Este fenómeno está impulsado por factores como la mayor esperanza de vida, la urbanización y la exposición a contaminantes ambientales, que podrían incidir en el desarrollo de la enfermedad. Según estimaciones globales, se proyecta que para 2040 entre 12 y 17 millones de personas padecerán Parkinson, lo que subraya la necesidad de fortalecer el diagnóstico temprano y garantizar un tratamiento oportuno.
El Dr. Carlos Alberto Ciraolo, jefe de la Sección de Neurocirugía Funcional del Hospital Italiano de Buenos Aires, y el Dr. Diego Bauso, jefe de la sección de movimientos anormales y Parkinson del mismo hospital, explican que la causa del Parkinson aún es desconocida, aunque se cree que existe una combinación de factores genéticos y ambientales. “Entre el 10 y el 15 % de los casos pueden ser hereditarios, pero la mayoría de los pacientes no tienen antecedentes familiares”, señalan los especialistas.
Opciones de tratamiento
Aunque no existe una cura definitiva, sí hay tratamientos efectivos para controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida. El tratamiento farmacológico y la cirugía de neuromodulación, como la estimulación cerebral profunda (DBS, por sus siglas en inglés), son dos de las alternativas más eficaces. “Este procedimiento mínimamente invasivo regula el movimiento mediante impulsos eléctricos y debe ser indicado por un especialista que evalúe cada caso individualmente”, explican Ciraolo y Bauso.
Por su parte, el Dr. Camilo Contreras, neurocirujano del Hospital Nacional Guillermo Almenara de Perú, enfatiza que el Parkinson tiene un origen multifactorial. “Aproximadamente el 15% de los casos está relacionado con antecedentes familiares, mientras que en el 85% restante no se identifica una causa específica. Factores ambientales, como la exposición a ciertos plaguicidas, podrían jugar un papel en su desarrollo, lo que dificulta la implementación de estrategias preventivas definitivas”, sostiene.
Desafíos en el diagnóstico y síntomas menos evidentes
El Dr. Phillipe Salles, neurólogo del Centro de Trastornos del Movimiento y Clínica Universidad de Los Andes de Chile, subraya que los síntomas varían entre los pacientes. “Si bien el temblor es uno de los signos más conocidos, solo el 50% de las personas diagnosticadas lo presentan como manifestación inicial, y alrededor del 20% nunca lo desarrollan. Esta variabilidad puede retrasar la consulta médica y, por ende, el diagnóstico temprano”, explica.
Salles también destaca que otros síntomas, como la rigidez muscular y la lentitud de los movimientos, pueden ser predominantes en muchas personas y suelen pasar desapercibidos en las primeras etapas de la enfermedad. “Es fundamental acudir al especialista ante la presencia de signos sutiles, ya que una detección temprana y un tratamiento adecuado pueden marcar una gran diferencia en la calidad de vida del paciente”, indica.
Un enfoque integral para mejorar la calidad de vida
Los especialistas coinciden en la importancia de un abordaje integral para el manejo del Parkinson. Además del tratamiento médico, se recomienda la inclusión de terapias complementarias como fisioterapia, terapia ocupacional y apoyo psicológico. Estas estrategias no solo mejoran la movilidad y el bienestar general del paciente, sino que también favorecen su adaptación a la enfermedad.
Asimismo, el acompañamiento familiar es clave para garantizar la adherencia al tratamiento y afrontar los desafíos diarios de manera efectiva. Ante el aumento de casos y la proyección de crecimiento de la enfermedad en los próximos años, fortalecer la conciencia social y la investigación científica resulta esencial para mejorar la calidad de vida de quienes conviven con el Parkinson.