Sociedad
La señora de al lado siempre se mostró muy pacífica
La señora de al lado siempre se mostró muy pacífica. Y lo es. Halló la forma de resolver sus disgustos en sueños. Ella también, como nos pasa a todos, creyó en esto de que la tecnología nos haría más fácil la vida, pero hoy añora el televisor con antena al techo, que nunca se quedaba sin imagen justo cuando venía el desenlace de la peli o cuando estaban pasando por enésima vez los goles de Messi en Catar.
Sale para pagar sus cuentas y padece una caída del sistema, que no tienen cupo, que debe esperar al final de una cola bajo el viento sur de junio, que aumentó el azúcar, que la farmacia ya no le fía, que reemplazar los grifos del baño cuesta como dos salarios y no dan más, que los descuentos son solo por billetera virtual…
La señora de al lado sonríe amable y espera la espesa noche bajo los acolchados para hacer la catarsis, palabra que no deriva de Catar sino de la antigua Grecia, significa ‘purga’ y refiere a la experiencia purificadora de las emociones humanas.
Ora: Señor, muéstrame el opuesto al tormento de mi alma. Se duerme y encuentra la creación que le niega la vigilia. Su sueño se abre como una vía para el viajero, una puerta para el cautivo, una exclusa que descomprime. Y por la mañana cuando barre la vereda les sonríe serena a sus vecinos.