Política
Gastón Buet reivindica la figura de Urquiza y el 25 de Mayo de 1853 como el verdadero nacimiento de la Nación Argentina
El historiador entrerriano Gastón Buet publicó un profundo escrito en el marco de las conmemoraciones patrias, donde invita a reflexionar sobre el verdadero significado del 25 de Mayo y el papel fundacional que cumplió Justo José de Urquiza en la formación del Estado argentino. Su texto contrasta con las tradicionales celebraciones que suelen girar en torno a los símbolos escolares y actos protocolares, recordando que la historia nacional no culminó con la Revolución de Mayo ni con la independencia declarada en 1816.
“En la llamada ‘Semana de Mayo’, proliferan los actos recordatorios del magno evento: desde el tradicional Tedeum al desfile militar, pasando por los clásicos escolares del Cabildo, los uniformes y galeras”, comienza diciendo Buet. Pero enseguida aclara que lo que ocurrió luego del 25 de Mayo de 1810 fue un prolongado período de anarquía y fragmentación, más que el nacimiento de una república unificada.
Buet señala que tras el proceso independentista no surgió de manera espontánea la República Argentina, sino que se desató una lucha feroz por el poder entre unitarios y federales, cada uno con modelos y ambiciones distintas. Describe a los caudillos del interior como “feudales”, y a Buenos Aires como el enclave que mantenía el monopolio del comercio exterior y el control de la Aduana, perpetuando desigualdades que se arrastraban desde el Virreinato.
En ese contexto, subraya la importancia del “Pronunciamiento” de Justo José de Urquiza en 1851 como un punto de inflexión. El entonces gobernador de Entre Ríos logró articular una coalición de provincias del Litoral, en alianza con Brasil y otras fuerzas, que culminó con la derrota de Juan Manuel de Rosas en la Batalla de Caseros el 3 de febrero de 1852.
A partir de allí, se abrió el camino institucional con la sanción de la Constitución Nacional en 1853. El 25 de Mayo de ese año, Urquiza –nombrado Director Provisorio de la Confederación Argentina– decretó su vigencia en todo el territorio. Buet cita ese documento clave, y rescata la visión de la historiadora Beatriz Bosch, quien sostuvo que si hay un nombre que debe acompañar a la Constitución, es el de Urquiza: “Constitución de Urquiza”.
“El 25 de Mayo de 1853 es la legítima continuación histórica del 25 de Mayo de 1810”, afirma Buet. “Si el primero marca el comienzo de nuestra emancipación, el otro consagra el día en que la Nación Argentina comenzó a gozar de existencia real”.
En su escrito, el historiador lamenta que esta fecha –de singular importancia institucional– y el rol fundamental de Urquiza en la consolidación del país, pasen casi inadvertidos, incluso en su tierra natal. “Es lamentable constatar que el papel fundacional de Urquiza pasa casi desapercibido. Sobre todo para los del ‘pago chico’ siendo, en el caso, su protagonista principal un entrerriano”, concluye Buet, en una reivindicación histórica que busca devolverle al 25 de Mayo de 1853 el lugar que merece en la memoria colectiva.
El texto completo:
En la llamada “Semana de Mayo”, proliferan los actos recordatorios del magno evento: desde el tradicional Tedeum al desfile militar, pasando por los clásicos escolares del Cabildo, los uniformes y galeras.
Y hasta los chicos con el rostro teñido de carbón (los verdaderos afroamericanos, al decir de Borges entre “fiestas de tambores y siestas largas”, han ido desapareciendo).
Sin embargo hay que recordar que después del 25 de Mayo de 1810, y el 9 de Julio de julio de 1816 nos independizamos de España.
Pero no nació, por generación espontánea, la República Argentina.
Se desató en el Río de la Plata una lucha por ver quien se quedaba con el poder vacante de la Corona española.
Los “unitarios”, en líneas generales querían simplemente reemplazar el viejo sistema colonial del Virreinato: el antiguo Virrey ahora convertido en Director o Presidente.
Los llamados “federales”, en realidad, más bien caudillos feudales, adueñados de un pedazo de territorio donde imponían su ley.
Se peleaban entre ellos o con los dueños del puerto y la Aduana de Buenos Aires, que, como bajo el dominio de España, sea con “unitarios” o seudo “federales” como con Juan Manuel de Rosas seguían manteniendo el monopolio del comercio exterior y cobrando jugosas rentas por entrada y salida de mercaderías.
Cada territorio, un mundo, con sus leyes propias, ejércitos particulares, que peleaban guerras interminables uno con otro, aduanas interiores, moneda falsa local.
En casi todas, una economía artesanal de mera subsistencia, ganadería primitiva, muy poco de agricultura, casi nada de industria.
Una población de mas o menos un millón de habitantes, analfabetos en su mayor parte, con enormes tasas de mortalidad por pestes y epidemias.
La mayor parte de provincia de Buenos Aires, la Patagonia y gran porción del Norte, habitaban los “pueblos nativos”.
Tal situación de anarquía y desorganización, pese a esfuerzos aislados, se mantuvo desde 1810 más o menos cuarenta años.
Hasta que un lúcido estadista- gobernador de Entre Ríos-Justo José de Urquiza, emitió su célebre “Pronunciamiento” de 1851 y se puso al frente de una coalición de provincias del Litoral, y alianza con Brasil y otras fuerzas.
Formando un poderoso ejército que batió en Caseros-3 de febrero 1852- a Juan Manuel de Rosas, y abrió el proceso de la formación del Estado Argentino.
El 24 de Mayo de 1853, El Capitán General Urquiza es nombrado Director Provisorio de la Confederación y decretaba:
“Art. 1° Téngase por Ley Fundamental en todo el territorio de la Confederación Argentina la Constitución Federal sancionada por el Congreso Constituyente el día primero de mayo de 1853 en la ciudad de Santa Fe.
Art. 2° Imprímase y circúlese a los gobierno de Provincia para que sea promulgada y jurada auténticamente en comicios públicos.
Dado en San José de Flores a 25 de Mayo de 1853. Justo José de Urquiza”.
Dice la historiadora Beatriz Bosch:
“Si algún genitivo cabe acompañar al instrumento jurídico sancionado es sin duda el suyo:
“CONSTITUCION DE URQUIZA".
Por el esencial papel jugado en su génesis, por ser el verdadero adalid supremo de la vigencia incólume de sus principios” (Bosch Beatriz “Urquiza y su Tiempo”, B. Aires Eudeba, 1971, p.313).
El 25 de Mayo de 1853 es la legítima continuación histórica del 25 de Mayo de 1810.
Si el primero marca el comienzo de nuestra emancipación, el otro consagra el día en que la Nación Argentina, comenzó a gozar de existencia real. Y, en menos de cincuenta años convertirse en la sexta economía del mundo.
No en balde Juan Bautista Alberdi atribuyó a Urquiza la “gloria de Washington” el padre de la patria norteamericana.
Se han cumplido 172 años, del magno hecho histórico de singular importancia nacional.
Sin embargo, es lamentable constatar que el papel fundacional de Urquiza pasa casi desapercibido. Sobre todo para los del “pago chico” siendo, en el caso su protagonista principal un entrerriano.