Obra pública
Futuro de la infraestructura tradicional entrerriana
El futuro inmediato que les espera a las rutas entrerrianas es sombrío y la concesión de la obra pública vial será necesaria. Se la vislumbra claramente como una opción inevitable para las autoridades, a menos que supongan que se desarrolla una provincia tapando baches en rutas estrechas. Entre Ríos no puede mantener las suyas, tampoco responder por las nacionales, no se sabe por cuánto tiempo se mantendrá la determinación del gobierno de Javier Milei hasta reactivar la obra pública, y cuando eso ocurra no se sabe cuáles serán sus prioridades.
Se ha llegado a un punto límite, no solo en Entre Ríos, aunque por las características de su suelo arcilloso ésta puede ser una de las más afectadas en cuanto a deterioro de caminos. Cuando se reinicie la inversión, cada año perdido será irrecuperable, porque ya en 2022 la trama vial entrerriana tenía graves problemas irresueltos y obras inconclusas, por no decir algunas bochornosas como la autovía ruta 18 (nacional).
El gobernador Frigerio, que esta semana estuvo en Madrid invitado para disertar en un foro organizado por el BID, entidad de la que espera financiación para obras de infraestructura, piensa además en lo que hasta hoy parece ser su opción más importante, si no su única salida; la concesión de rutas provinciales a inversores privados nacionales o internacionales, con recupero mediante el cobro de peaje, lo que por otra parte es bastante común a nivel mundial. Quizás algo de eso haya tratado con importantes empresarios con los que también se reunió en España.
Argentina es hoy por hoy una nación que necesita recuperar el crédito perdido ante las entidades financieras internacionales, situación que puede demandar tiempo hasta que como país se demuestre una imagen más confiable, pero también es una verdad de Perogrullo que para crecer hace falta mucho más de lo que se puede obtener por los fatigados canales de recaudación. Los acuerdos público privados cumplirán un rol importante si Entre Ríos toma la seria decisión de ocupar su lugar en el concierto de provincias, de acuerdo a su potencial y la visión de sus líderes.
Se trata de soñar a la altura del gran potencial de nuestra provincia, con el dinamismo de los tiempos que corren -y lo hacen muy rápido-, además de soñar y contar con dirigentes comprometidos, con capacidad de gestión, que Entre Ríos los tiene.