Sociedad
Francia te invita pero te ofende
La ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París generó una fuerte controversia al parodiar “La última cena”, de Leonardo Da Vinci, con una puesta en escena de drag queens (artistas transformistas), una modelo transexual y un cantante desnudo disfrazado de Dionisio, dios griego del vino.
La obra de Da Vinci es tan solo un óleo célebre y costoso, pero tiene un profundo significado espiritual y cultural para el cristianismo, por lo que cualquier uso que se perciba como inapropiado o irrespetuoso puede causar dolor e indignación. De hecho, hubo reacciones inmediatas de queja, como la que emitió sin pérdida de tiempo la Conferencia Episcopal Francesa, mientras aún se difundía el espectáculo, de claro sesgo ideológico.
Hay quienes insisten en que la puesta en escena simulaba "El Festín (o el Banquete) de los Dioses", una obra del pintor holandés Jan van Bijlert, que representa una escena de la mitología clásica. En el centro de la mesa está Apolo, coronado, y Baco Dionisio se encuentra recostado en primer plano. Sin embargo, mientras los drag queens actuaban, se vio de fondo, una representación que podía recordar a la famosa Última Cena, de Da Vinci.
De hecho, se alzaron voces de las jerarquías cristianas y también del empresario hoy por hoy más notorio del mundo; Elon Musk, y hasta del líder de la izquierda radical de Francia, Jean Luc Melenchón. No se pueden haber equivocado tantos; la escenificación en un clima de jolgorio o cabaretero, la burla tenaz, la afrenta, fue para el cristianismo. Es algo que no se atreverían contra cualquiera de las dos restantes religiones monoteístas.
Anne Descamps, portavoz de París 2024 declaró: “está claro que nunca hubo intención de faltar al respeto a ningún grupo religioso. (La ceremonia de apertura) intentó celebrar la tolerancia comunitaria… Creemos que esta ambición se logró. Si la gente se ha sentido ofendida, lo sentimos mucho”. No desmintió que fuera una parodia de La última cena ni pidió disculpas.
Tampoco lo hicieron con la pasividad manifiesta frente a los objetos que arrojaban los simpatizantes marroquíes al equipo de fútbol argentino, ni por haber llamado a Corea del Sur por el nombre República Popular Democrática de Corea (designación oficial de Corea del Norte, nación con la que se encuentra en conflicto) durante la ceremonia inaugural. Tampoco por el ofensivo uso de himno nacional de Sudán para la selección de basquetbol de Sudán del Sur, cuando esta nación de independizó de aquella en 2011. Nótese que los ofendidos fueron los países democráticos con gobiernos liberales.
Si querían jactarse de la libertad sexual o de género, podían haberlo hecho sin ofensas, pero después de todo, aquellos payasos serán olvidados rápidamente y Jesús fue puesto por esta ofensa en la atención de cientos de millones de televidentes.