Rutas de Entre Ríos
El cazabobos recaudatorio de la ruta 11, zona Colonia Ensayo
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¿Hostilidad con el automovilista, afán recaudatorio o falta de revisión de las decisiones tomadas?
El “cazabobos” es, según la RAE, un artefacto explosivo que se camufla en un objeto cotidiano, a modo de trampa. No se nos ocurre mejor definición para el radar móvil que funciona sobre la ruta provincial 11, en la zona de Colonia Ensayo, aproximadamente en el kilómetro 17, aguardando a los automovilistas después de una larga curva en bajada que favorece la aceleración inercial del vehículo.
Sobre el radar también cabe señalar que en las boletas de multas que acercan nuestros lectores no figura el número de control metrológico que históricamente realizaba el INTI, instituto nacional hoy degradado y prácticamente disuelto. Ese control otorgaba al ciudadano multado el derecho a saber si efectivamente circuló a la velocidad que acusa el aparato. ¿Cómo se dirimen hoy los entredichos cuando el conductor asegura haber marchado a una velocidad determinada y el controlador midió una superior con un instrumento que podría estar desregulado por el uso o el paso del tiempo, u otras intervenciones?
El hecho concreto es que todo conductor que circule por la ruta 11 entre Diamante y Paraná, tarde o temprano, recibirá una multa de 453 mil pesos, monto que se actualiza al ritmo del precio de la nafta súper, por haber superado los 60 km/h establecidos en un tramo de unos 5 kilómetros.
Viajando en dirección Diamante-Paraná, se encuentra un letrero de Máx. 60 km/h a la salda del puente de Brasilera y nada más, pero se debe adivinar que es válido por más de 5 kilómetros. Unos 3 km más adelante pasará Colonia Ensayo y en dos más se encontrará con un radar móvil, que le estará tomando la velocidad justo en el momento en que él ve un cono y un pequeño letrero móvil, apartado del asfalto, que se lo indica.
El artilugio de las multas mediante un radar o cinemómetro probablemente no homologado, ha puesto a Colonia Ensayo en boca de muchos. En esa zona se da la contradicción de recaudarse cientos de millones en multas y ni uno solo es destinado a cartelería indispensable para una zona tan compleja.
Tampoco existe una escala razonable de sanciones: se castiga del mismo modo a quien, por un descuido, se excedió levemente de la máxima, que a quien circuló al doble de la velocidad permitida o más. Es una medida controvertida que no parece orientada a corregir hábitos, sino a recaudar cazando desprevenidos.
Como dato comparativo, en la ciudad de Santa Fe un exceso de velocidad dentro del muy poblado radio urbano, donde el riesgo es sensiblemente mayor, se sanciona con una multa de 56.000 pesos, según pudimos confirmar.
En el caso que nos ocupa, todo se realiza bajo el paraguas de la “prevención y seguridad vial”, destinada a observar los comportamientos erróneos de los conductores, sin tomar en cuenta las condiciones deplorables de muchas rutas y de los puntos donde se concentra la mayor cantidad de accidentes: baches, agua estancada, deformaciones, peraltes mal construidos, falta de pintura en la calzada, elemental para la noche o los días de lluvia, o fallas humanas no siempre vinculadas a la velocidad.
La pregunta que alguien debe responder es si un conductor que circula por una ruta donde se exige un máximo de 60 km/h y se excede a 65 km/h, en días de calzada seca, buena visibilidad, sin bajos inundados por lluvia, debe ser tratado como un criminal peligroso y obligado a pagar 453.300 pesos, con 50% de descuento si paga sin reclamar, lo que se parece a extorsión.
En muchos casos se trata de personas de recursos limitados, trabajadores, a los que se les conceden apenas cinco días para realizar el descargo y a quienes, además, para ser considerados se les exige presentar pruebas de inocencia.
¿Por qué el multado debería aportar pruebas de falta grave de señalización, cuando los organismos competentes deberían conocer esas deficiencias y corregirlas? Más aún cuando los funcionarios de Prevención y Seguridad desarrollan su tarea a pocos kilómetros de allí, en Oro Verde.
La pregunta del millón es cuándo habrá voluntad de reemplazar o estas multas desconsideradas por verdaderos operativos, buena señalización, campañas y acciones de prevención y seguridad vial, que no se ven, aunque los organismos existen.

