“Del nogal” es una zamba que destaca la importancia de la plantación de un árbol
Composición musical de Rodrigo Stottuth, con letra de Jorge Padula Perkins, “Del nogal” aborda, a modo de relato, la riqueza humana y ambiental que lleva implícita la plantación de un árbol.
La importancia de los árboles el ecosistema del que son parte es conocida por todos. Aun así, la ambición y la falta de compromiso con el futuro del planeta, impulsa a muchos a desforestar de manera brutal para poner modernas carreteras, desarrollos agropecuarios o complejos edilicios en el lugar de la vegetación arrasada.
Y aunque una acción no reemplace el daño que provoca la otra, plantar un árbol es un homenaje a la vida y una apuesta al mañana. Es contribuir a la conservación de la naturaleza en su conjunto.
El árbol produce oxígeno, purifica el aire, fertiliza el suelo, evita la erosión, capta agua para los acuíferos, reduce la temperatura del suelo y regenera sus nutrientes. Asimismo los árboles propician el establecimiento de otras especies vegetales y sirven, ora como alimento, ora como refugio, para la fauna, en la que destacan a simple vista las aves de variadas especies.
El árbol es también una vida asociada de manera transgeneracional a los humanos en tanto en su entorno pueden estar abuelos, hijos, nietos y más descendientes a través del tiempo.
Con claridad expresiva, la poetisa estadounidense Lucy Larcom escribió alguna vez: “He who plants a tree, plants a hope” (“Quien planta un árbol, planta una esperanza”).
Es en este contexto que autor y compositor ofrecen con “Del nogal” una mirada poética y musical sobre el esperanzador momento en el que un retoño se pone en la tierra.
La versión original, estrenada en línea en los últimos días de enero, a través de las redes Youtube, Facebook y Twitter ha sido cantada por Nery González Artunduaga.
Del nogal
Letra: Jorge Padula Perkins
Música: Rodrigo Stottuth
Plantamos aquel nogal
con entusiasmo ayer
y hoy es árbol al crecer
que da sombra al hogar.
En sus ramas hay lugar
para anidar y cantar.
Pájaros libres albergan,
que viven y sueñan
y gozan volar.
Las hojas verdes acunan
susurros del viento
que viene a silbar.
En el ritual de enterrar
el retoño con fe
supimos que habría de ser
más vida en el lugar.
En su constante crecer
supo a la tierra abrazar.
Mientras su tronco recuerda
las manos aquellas
del día de plantar.
Sus ramas y frutos y hojas,
son risas y almas
del tiempo inicial.