El borrador de la historia
Celia Torrá: el legado de una violinista entrerriana que rompió barreras
Fue violinista, pianista, compositora, concertista, docente, directora de orquestas y de coros, y la primera mujer primera mujer en dirigir en el Teatro Colón.
Celia Torrá nació en Concepción del Uruguay el 18 de septiembre de 1884, en el seno de la familia conformada por Teresa Ubach y Joaquín B. Torrá, dos aficionados a las artes que la impulsaron desde muy pequeña y la acercaron a la música clásica y al estudio del violín.
Siendo muy joven, persiguiendo su sueño, primero viajó a Paraná y luego se instaló en Buenos Aires. Allí, en 1902, a sus 18 años, Celia comenzó a estudiar con destacados músicos: piano con el compositor Alberto Williams, violín con América Montenegro y composición con Andrés Gaos.
En 1909 obtuvo una beca de la Comisión Nacional de Bellas Artes y viajó a Europa para continuar su formación musical en Bruselas, con Cesar Thompson, y en Hungría, con Jeno Hubay y Zoltan Kodaly. Allí obtuvo el título de “Virtuoso del violín”, y desde entonces, su crecimiento fue incesante y no paró de abrir caminos para ella y para todas las mujeres, gracias a su excelencia en la profesión.
Años después volvió a Entre Ríos, hasta que en 1919 retornó a París para perfeccionase con Vincent D´Indy. De regreso en Argentina, en 1921 comenzó, por encargo del Gobierno nacional, una labor de difusión musical en el norte y noroeste de nuestro país, entre otras muchas actividades. En 1934 compuso su “Sonata para piano”.
Su primera obra para orquesta sinfónica fue “Rapsodia Entrerriana”, y resultó uno de los momentos inaugurales para las compositoras: ganó el concurso de obras sinfónicas promovido por la Asociación del Profesorado Orquestal y fue estrenada por la Orquesta Filarmónica de esa asociación, con la dirección de Torrá, en el concierto clausura de la temporada de 1931.
En 1949 obtuvo uno de sus mayores reconocimientos: fue elegida para dirigir fragmentos de su propia “Suite Incaica” en el gran escenario del Teatro Colón, empuñando la batuta de la orquesta más prestigiosa de la Argentina. Celia hizo historia, al ser la primera mujer que subió al podio en el gran teatro.
“Que una mujer, sudamericana, a inicios del siglo XX viaje a Europa y gane en Hungría el premio Van Hall como mejor intérprete del violín no era una cosa común. Muchas de las mujeres que estudiaban música en ese momento no estudiaban para desarrollarse profesionalmente. Celia sí tenía ese objetivo, y lo logró, dirigió orquestas, compuso, fue reconocida en un ámbito casi exclusivamente masculino. Fue una adelantada en el tiempo”, resalta Marcela Méndez, arpista uruguayense y autora del libro "Celia Torrá. Ensayo sobre su vida, su obra y su tiempo".
De todos modos, su grandeza no queda en ese momento icónico: Celia es también recordada por sus innumerables experiencias creativas en búsqueda de popularizar la música de cámara.
Su vida transcurrió entre méritos y desafíos del mundo académico y su convicción de difundir la música de cámara por cada lugar que pudiese. Mientras era elogiada en Europa, tocaba a beneficio de las víctimas de la primera Guerra Mundial. Al volver de sus aclamadas giras con su violín por Francia, Suiza y Alemania, en un pequeño barco a vapor viajaba desde Buenos Aires hasta Concepción del Uruguay y, cuentan, como un músico en el subte, tocaba pidiendo colaboración para comprar un órgano para la iglesia de su pueblo.
Su fuerte voluntad de democratizar la música clásica se profundizó con su labor docente, y con la creación de coros en fábricas y con mujeres, tareas que ejerció hasta sus últimos días. Fue maestra de música en un Jardín de Infantes de la ciudad de Buenos Aires, y en 1952 fundó y dirigió el primer coro de obreros de Argentina: el de la fábrica Philips.
Allí estuvo al frente hasta su fallecimiento, que se produjo en Buenos Aires en 1962, a los 78 años.
Desde hace algunos años, la Escuela Superior de Música de Concepción del Uruguay, que hoy forma parte de la Carrera de Música de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (UADER), lleva su nombre.