El espacio público
Arbolado público: “Una ausencia muy notoria”
El Arq. Edmundo Poggio presentó su propuesta integral para la ciudad, y dijo a Paralelo 32 que se trata de una apuesta que necesitará de decisión política y tiempo para ver sus resultados.
Victoria.- Se realizó en el recinto del Concejo Deliberante la presentación del proyecto integral de “Arbolado Público para la ciudad, con acento paisajístico y de particularidades”, presentado por el Arquitecto Edmundo E. Poggio, asesor en Planeamiento, Urbanismo y Espacio Verdes. Poggio puso a consideración de las autoridades municipales y el público en general su propuesta, labor netamente particular que el profesional hace como aporte a la ciudad, ya que no ocupa ningún cargo en la administración actual.
“Lo que resta es una decisión política de enfrentar esta suerte de mito que Victoria, sea por sus calles con veredas angostas u otras razones que se esgrimen, no es para arbolado público”, comenzó diciendo el entrevistado a Paralelo 32, y puso el acento en Planeamiento municipal como una de las grandes incógnitas de esta gestión: “Porque esa área hoy se limita al bacheo y cuestiones que hacen a la obra pública. En realidad el planeamiento es otra cosa, y como su palabra lo indica, pasa por la proyección de un camino o ruta para llegar a un objetivo. Hay mucho para hacer, tanto en lo general como en lo particular; siempre parados en la realidad y con las limitaciones que todos conocemos, porque para eso también es importante la planificación, a fin de darle factibilidad a las propuestas que surgieren del gobierno como tal. No porque el contexto no sea favorable debemos quedarnos parados tampoco, el pensar no cuesta nada. Y este tema del arbolado es muy necesario, es una ausencia muy notoria, ya que sumarlo va a darle un cambio ambiental y además paisajístico”.
Su crítica sobre la actual gestión se enfocó en este aspecto, señalando que “el arbolado público es parte del espacio público, y por lo tanto responsabilidad de la autoridad municipal. Porque la voluntad del vecino (se refiere a la forma que persiste, de pagar el sellado para que desde la Municipalidad se le traiga ejemplares a domicilio y se planten donde éste elija —N. de R.) de plantar o arbolar, no es lo ideal. Primero porque debe hacerse a través de una gestión y una normativa de desarrollo general y también demanda un estudio técnico y personal capacitado, y que pueda colaborar en decidir qué especies son las más adecuadas en cada caso”.
Desde esta perspectiva, Poggio expresó que debe ser una planificación sectorizada, con distinciones y calificada por etapas y áreas. Dado que según su abordaje, hay lugares con veredas más angostas (1,80 metros); en tanto otros son más ampliados con 2,3, y 4 metros, “sin embargo, el área central son veredas angostas, que no impiden el arbolado, porque la clave está en el conocimiento de las adecuadas en función del desarrollo futuro que vayan a tener. Afortunadamente se ha iniciado la elección de una especie que vulgarmente se llama Crespón, que con el despunte adecuado se puede controlar la forma, hace un aporte muy ornamental, permite elegir entre cuatro colores, además su tronco y raíces tampoco son un problema”.
En esta línea el arquitecto que hace más de una década y media adoptó Victoria como residencia, insiste en que la flora autóctona no siempre es la mejor opción. “Ya que están pensadas para lugares con mucho espacio libre”. Aquí también fue crítico de la propuesta que hace poco elevaran los estudiantes de Agroecología sobre la Nueva Estación Terminal, dando a entender que “no hay que ser tan taxativos en que se prioricen unas u otras, porque a veces la mixtura entre especies autóctonas y exóticas pueden convivir sin mayores inconvenientes”.
Volviendo sobre la sectorización, Poggio plantea que cada cuartel podría tener una especie distinta, ya que trabajar sobre el arbolado público no se limita a plantar árboles: “hay que considerar corredores urbanos, el camino de cintura, y así los bulevares, plazas, y demás”. Una vez iniciado este plan, “habrá que desarrollarlo por etapas, ya que el trabajo y la inversión no son menores. Mi estudio para el área central, por ejemplo, comprende un promedio de 7 ejemplares por cuadra (alcanzando un número de 420 árboles), plantándolos de acuerdo a una visión amplia que respete fachadas históricas, considerando los ejes medianeros que dividen las propiedades; no impedir o afectar vidrieras, ni servicios existentes, también hacer lugar al alumbrado público, señalética, etcétera.
Sobre la situación de proliferación de aves en las plazas, que de algún modo también alcanza al arbolado existente, Poggio dijo que esta planificación podría descentralizar ese problema (nos queda preguntar si esto significaría que se traslade a los frentes de quienes ahora poseen árboles en sus veredas — N. de R.), poniendo especial énfasis en el cuidado de las especies que tienen nuestras plazas. “He visto algunas que tienen clavel del aire, y eso las está secando. También se las ha podado en reiteradas ocasiones de una forma mutilante, además hay que controlar que no se vean afectadas por hormigas, que es otro factor dentro del cuidado a largo plazo que demanda este tipo de intervenciones”.
Sin dudas este tema está ganando interés en la población, abandonando aquellas nociones de que un árbol es solamente para sombra. Más bien podría empezar a pensarse en aquella frase: plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo, tres formas de asumir un compromiso ante la vida, sus responsabilidades y consecuencias. Las analogías brotarán como las hojas en primavera, el gran tema es que, como varias cosas en esta ciudad, no alcanzan con las buenas intenciones, se necesita una idea macro, superadora de las individualidades, que proyecte y planifique sobre la base del bien común.