Sanidad
Alerta sanitaria: la influenza aviar y su amenaza para la producción avícola
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) reiteró su llamado a la prevención y detección temprana ante el riesgo que representa la influenza aviar (IA), una enfermedad viral altamente infecciosa que afecta principalmente a las aves domésticas y silvestres, y que en algunos casos también puede contagiar a humanos y otros animales.
La IA es causada por un virus de la familia Orthomyxoviridae, del tipo A, y tiene la capacidad de mutar con rapidez, lo que le permite adaptarse a nuevas especies y entornos. Esta enfermedad representa una seria amenaza no solo para la producción avícola nacional, sino también para la salud pública y la biodiversidad.
Dos formas, una preocupación
Existen dos formas de influenza aviar que difieren en su gravedad:
Influenza Aviar de Baja Patogenicidad (IABP): suele generar pocos o ningún síntoma clínico.
Influenza Aviar de Alta Patogenicidad (IAAP): puede provocar signos clínicos graves, postración y una mortalidad que puede llegar al 100% en un lote afectado.
Las aves más susceptibles incluyen gallinas, pavos, codornices, faisanes, y también especies acuáticas como patos, gansos, cisnes y flamencos. La IAAP puede propagarse rápidamente, generando grandes pérdidas económicas y el cierre de mercados externos por razones sanitarias.
Zoonosis y salud pública
La IA es una enfermedad zoonótica, es decir, puede transmitirse de animales a humanos. Aunque los casos en personas son raros y en su mayoría leves, en algunos casos pueden generar cuadros respiratorios graves o incluso la muerte. Hasta ahora, no se ha comprobado que exista transmisión de persona a persona.
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¿Cómo se transmite el virus?
El virus de la influenza aviar se elimina a través de las heces y secreciones respiratorias de las aves infectadas. Puede propagarse:
Por contacto directo con aves enfermas.
A través del agua o alimentos contaminados.
Mediante objetos, herramientas, ropa o vehículos contaminados.
Por aves migratorias silvestres, que actúan como reservorios naturales del virus y pueden transportarlo en sus tractos intestinales o respiratorios, incluso sin mostrar síntomas.
Los movimientos ilegales de aves sin control sanitario también son un factor importante de propagación.
Síntomas en aves
Los principales signos clínicos que deben alertar a los productores y responsables del cuidado de aves son:
Pérdida de apetito y descoordinación.
Plumaje erizado y diarrea.
Secreciones nasales y respiración dificultosa.
Disminución en la producción de huevos o huevos deformes.
Hinchazón en la cabeza, cambio de color en cresta, patas o barbillas.
Postración y muerte súbita.
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Prevención: la clave para contener la enfermedad
Senasa insiste en la importancia de reforzar las medidas de bioseguridad en granjas y criaderos:
Mantener a las aves aisladas de personas y otros animales.
Evitar todo contacto con aves silvestres.
Proteger el agua y alimento de las aves.
Limpiar y desinfectar instalaciones con frecuencia.
Controlar el ingreso de personas, vehículos y herramientas a los criaderos.
Lavarse las manos después de manipular aves.
Cumplir con las disposiciones de manejo e higiene de la Resolución Senasa 1699/2019.
La notificación temprana, vital para actuar a tiempo
Frente a cualquier sospecha o detección de síntomas, es fundamental que la población notifique de inmediato al Senasa, ya que la detección temprana y la contención rápida son pilares fundamentales para evitar brotes.
Se puede informar a través de:
Las oficinas del Senasa más cercanas.
WhatsApp: 11 5700 5704.
Correo: [email protected].
Formulario “Avisá al Senasa” en su sitio web.