Economía y sociedad
Ya se ven los resultados del “Plan Platita”
Hace tan sólo dos semanas, decíamos que el gobierno había puesto a funcionar el “Plan Platita” (definición atribuida a Daniel Gollán en 2021, exministro de salud de la Provincia de Buenos Aires) como recurso para ser más competitivo en las elecciones del próximo 22 de octubre de 2023.
¿En que consiste el plan platita en resumidas cuentas? En poner mucho dinero en el bolsillo de las personas (digámosle votantes) a fin de que su percepción de la realidad esté un poco más viciada de lo normal. Al hacer que muchas personas dejen de pagar el Impuesto a las Ganancias al momento de percibir su salario, así como el otorgamiento de créditos a tasas subsidiadas, devolución del IVA en alimentos, o lisa y llanamente regalar dinero, hace que los bolsillos estén un poco más engrosados, situación que, como todos sabemos, “calma los nervios”.
En principio -y como estrategia electoral- estas medidas no parecen equivocadas, en tanto mejoran el humor social, aunque por un corto periodo de tiempo. Por supuesto que hay que saber que eso tiene consecuencias a futuro, muy pero muy indeseables. El único problema para el gobierno en este caso reside justamente en la palabra “futuro”, y trataré de dilucidarla.
El primer punto a saber es que la magia no existe y por lo tanto, para que ese dinero quede en el bolsillo de los votantes, es necesario poner a funcionar la impresora de billetes, es decir que hay que fabricarlos.
Como lo he dicho en reiteradas oportunidades en esta columna, poner a circular más billetes de los necesarios en una economía, los devalúa y produce inflación, luego los precios aumentan y por lo tanto las consecuencias son mucho más dañinas. Las personas reciben más dinero, es cierto, pero con el paso del tiempo lo devuelven con creces al ser afectados por la inflación. Por supuesto -y aquí residen las esperanzas del gobierno- el tiempo que transcurre desde que se emite dinero y el momento en que empiezan a subir los precios (inflación) es normalmente considerable. Algunos economistas han calculado que ese traslado a precios -en una economía normal- tarda aproximadamente 18 meses en producirse por lo que los gobiernos a los que les importa el “ahora” y no el “futuro” podrán emitir libremente, ya que para que las consecuencias se noten habrá pasado un tiempo prudencial. Pero remarquemos lo que dije anteriormente: “en una economía normal”. Cuando digo eso me refiero a una en la que la inflación anual es de un 2 o 3%, pero la nuestra dista muchísimo de eso (como ya se habrá dado cuenta al ir al supermercado). En una economía tan inflacionaria como la nuestra los tiempos son cortos. De hecho, ya ésta semana hemos visto como, tan solo a pocas semanas del lanzamiento del plan, el valor del dólar comenzó a subir y sin lugar a dudas, muy pronto todos los precios de los productos y servicios comenzarán a hacerlo también, con fuerza. Antes había más tiempo para mentir, ahora los tiempos son otros y las “patas cortas” muestran sus uñas en cuestión de semanas
Asesor Financiero Certificado (AFC) Instituto Español de Analistas Financieros zorzabal@gmail.com