Bienestar
Verano y cuidado de la piel: la importancia de hidratarse desde adentro
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Durante el verano, la piel enfrenta una mayor pérdida de hidratación como consecuencia del calor, la exposición solar y el contacto frecuente con el agua. En este contexto, los especialistas advierten que, más allá de beber líquidos, mantener una piel saludable requiere incorporar hábitos que actúen desde el interior del organismo.
Según un informe reciente, en esta época del año la rutina de hidratación debe reforzarse internamente, ya que la barrera cutánea tiende a debilitarse y pierde capacidad para retener agua. Esto suele traducirse en una sensación de tirantez, opacidad y falta de luminosidad. La correcta hidratación, explican, no depende únicamente de la cantidad de agua ingerida, sino también de la capacidad del cuerpo para retenerla y distribuirla, proceso influenciado por factores como el colágeno, los micronutrientes, las grasas saludables y el descanso.
Cuando alguno de estos elementos falta, la piel no logra aprovechar adecuadamente el agua consumida. Por ello, los especialistas coinciden en que la hidratación efectiva requiere un enfoque integral que abarque la alimentación, el descanso, la actividad física y la protección diaria frente a los rayos ultravioleta.
“Una piel deshidratada es fácil de reconocer: suele verse opaca, sin brillo, más tirante y con pequeñas líneas de expresión más visibles. Además, puede sentirse áspera, sensible o con pérdida de elasticidad”, señaló Dianara Tomé, especialista en medicina estética y rejuvenecimiento facial. Asimismo, advirtió que “estos signos se intensifican durante el verano, cuando la radiación solar acelera la degradación del colágeno y reduce la capacidad natural de la piel para mantener la humedad”.
En este marco, los expertos destacan cinco hábitos esenciales para potenciar la hidratación de la piel:
- Tomar suficiente agua, manteniendo una ingesta constante a lo largo del día.
- Suplementar con colágeno y vitamina C, que ayudan a mantener la firmeza, elasticidad y estimulan la producción natural de colágeno.
- Incluir grasas saludables en la dieta, como palta, aceite de oliva o frutos secos, que fortalecen la barrera cutánea y reducen la pérdida de agua.
- Dormir bien, ya que el descanso nocturno favorece la regeneración celular y la reparación de los tejidos.
- Realizar actividad física, que mejora la circulación y la oxigenación de la piel, optimizando la distribución de nutrientes y agua.
En cuanto al cuidado externo, los especialistas recomiendan una rutina diaria que incluya limpieza suave, el uso de productos con ácido hialurónico o glicerina y la aplicación de antioxidantes, que ayudan a proteger la piel del sol y del estrés oxidativo. Además, remarcan que el protector solar es indispensable todos los días, ya que la radiación solar no solo deshidrata, sino que también deteriora las fibras de colágeno, fundamentales para la firmeza y estructura cutánea.
La disponibilidad de colágeno puede reforzarse mediante una alimentación equilibrada rica en proteínas, vitamina C y minerales como el zinc, así como a través de tratamientos estéticos que estimulan su producción natural. En ese sentido, Tomé explicó que “los bioestimuladores ayudan a que la piel recupere su capacidad de generar colágeno y mantener una hidratación más profunda y duradera desde adentro”.
“Cuando la pérdida de colágeno es más avanzada, los resultados visibles solo se logran con bioestimuladores inyectables, que promueven la producción propia de colágeno y ofrecen un efecto más profundo y duradero que las alternativas tópicas o por vía oral”, agregó la especialista.

