Un parque de diversiones en la cuarentena menos esperada
Nogoyá recibió a principios del mes de febrero un parque de diversiones con interesantes atracciones mecánicas que atrajo a chicos y grandes durante los últimos días de vacaciones.
El inicio de las clases, obligó al parque a realizar adecuaciones en sus funciones pero cada fin de semana el éxito estaba asegurado por la concurrencia.
El 15 de marzo pasado hubiera sido la última función del complejo de atracciones en Nogoyá y los propietarios tenían previsto llegar a Paraná con su empresa de entretenimientos. Pero en realidad, el último fin de semana en Nogoyá, se convirtió en el apagón total del parque, ya que el anuncio presidencial del aislamiento social preventivo y obligatorio, dejó a la familia Golbano entre las miles que se ven afectadas económicamente por esta situación.
Entre trailers, camiones y camionetas, casi una veintena de personas pasan los días de cuarentena, con lo que tienen, sin poder trabajar y recibiendo la colaboración de vecinos.
Daniel Golbano recibe a Paralelo 32 sentado en una silla al lado de su colectivo. Al principio se muestra esquivo con la entrevista y sugiere hablar con otros integrantes del plantel de trabajo “que son los que andan siempre en los medios”, explica con su tonada mendocina, pero luego es él quien toma la mayor parte de la palabra y relata con lujo de detalle la situación actual, como así también orgullosamente rescata la tradición familiar.
“Somos varias familias que trabajamos a modo de concesión en el parque de diversiones, somos familia tradicional en el rubro, los Golbano comenzamos dos generaciones atrás, fue mi abuelo que llegó desde España con un parque en gira y aquí seguimos”, menciona a Paralelo 32 Daniel, el mayor de los Golbano.
Con 61 años, Daniel recuerda que él siguió los pasos de su padre y ahora está delegando la tradición a sus hijos y nietos que también están en movimiento con la atracción. “Hoy, al no poder abrir, se nos está haciendo difícil, vivimos el día a día, acá no hay plata ahorrada ni nada de eso, vivimos en el parque, andamos todo el año de gira, además la gente del parque es de diferentes partes del país, la familia Golbano es de Mendoza, pero hay gente de Buenos Aires, de Corrientes, de Santa Fe”, relata mientras aparecen dos jóvenes con verduras en mano y se disponen a cocinar un guiso carrero, pero en vez de carro hay un camión.
Hoy con la cuarentena, los Golbano y las demás familias que integran el parque subsisten con lo que les acerca la gente; “si no fuese por su ayuda no se qué haríamos hoy, estamos totalmente agradecidos a la comunidad de Nogoyá, pero más allá de eso hay impuestos, seguros, energía eléctrica y demás costos que hoy no tenemos con qué pagarlos”, reconoce el propietario.
“Somos 17 personas que actualmente estamos en el parque, pero siempre somos treinta, sino que con el inicio de clases muchos se fueron a sus lugares de origen porque los chicos van a la escuela y se quedan al cuidado de abuelos o tíos. Justo en ese momento los encontró la cuarentena en distintos lugares del país y no pudieron regresar nuevamente al parque, ” lamenta Daniel y cuenta que con ellos hay niños que no están en edad escolar, menores de seis años, “también una de las chicas está embarazada, seguramente va a dar luz en Nogoyá, así que el parque tendrá a un nogoyaense en su equipo de trabajo”, expresa Daniel como para mostrar un lado positivo a toda la situación que están pasando.
Al ser consultados sobre la principal necesidad que están pasando, el propietario no duda y dice “necesitamos una sola cosa, queremos trabajar”. Lamenta la situación y a la vez es consciente de los riesgos al que todos están expuestos, “nos rebuscamos realizando barbijos a cambio de alimentos, estamos acostumbrados a trabajar pero nunca nos tocó pasar algo así. En el brote de la gripe A estuvimos un tiempo con el parque parado pero no fue tanto.
Acerca de las ayudas recibidas, los integrantes del parque contaron que muchas familias de Nogoyá les acercaron arroz, fideo y otros alimentos no perecederos”. Se nos dificulta por ahí conseguir carne, pero bueno, nos arreglamos con lo que tenemos”, reconocen y cuentan que tradicionalmente comía cada familia en su tráiler, “pero ahora nos juntamos todos y hacemos lo que se conoce como olla popular para abaratar costos”.
Así como el futuro sobre la pandemia es dinámico, Golbano tampoco se anima a aventurar un panorama para los próximos días, pero anhela una sola cosa: trabajar.
“Queremos volver a abrir y seguramente lo vamos a hacer con funciones gratuitas para la gente de Nogoyá que tanto nos ha ayudado, estamos pasándola mal pero a la vez estamos muy agradecidos”.