Chau clase media
Un país empobrecido tras sucesivas crisis y devaluaciones donde ser de clase media empieza a quedar en el olvido
Más del 50 por ciento de la gente no llega a fin de mes y, de ese total, más de 5 millones no puede completar tres platos de comidas diarios.
En Argentina, la clase media, una vez próspera y estable, enfrenta un sombrío panorama mientras el país se sumerge en una crisis socioeconómica cada vez más profunda. Con más del 50% de la población luchando para llegar a fin de mes y millones incapaces de satisfacer sus necesidades básicas de alimentación, el sueño de la clase media comienza a desvanecerse en medio de una nación azotada por la pobreza y la desigualdad.
Este fenómeno no es simplemente una consecuencia de circunstancias económicas desfavorables, sino el resultado de décadas de políticas fallidas y negligencia por parte de las élites gobernantes. En lugar de invertir en educación, infraestructura y modernización legislativa, el enfoque se centró en alimentar un consumo artificial que no logró impulsar un crecimiento sostenible.
La falta de adaptación a los avances tecnológicos y la ineficiencia en los procesos productivos han dejado a la Argentina rezagada en comparación con otras naciones de la región. Especialistas señalan que el país muestra indicadores cada vez más débiles en áreas cruciales como educación, libertad económica y atención médica, aspectos fundamentales para el desarrollo de cualquier sociedad.
A diferencia de países como Brasil, donde los cambios de gobierno no significan una reversión total de las políticas de Estado, en Argentina se observa un constante vaivén político que obstaculiza cualquier intento de progreso sostenible. Mientras que en Brasil, tanto la derecha como la izquierda han mantenido ciertas políticas de Estado a lo largo de los años, en Argentina los nuevos gobiernos suelen desmantelar lo logrado por sus predecesores, perpetuando así un ciclo de estancamiento y retroceso.
El aumento constante del costo de vida ha llevado a un deterioro significativo en el nivel de vida de las familias argentinas. En gran parte del territorio nacional, se estima que una familia necesita más de $880.000 pesos para mantenerse dentro de la clasificación de clase media, un número que sigue aumentando mes a mes. Sin embargo, este cálculo no incluye el costo del alquiler de vivienda, lo que hace que el panorama sea aún más desalentador para aquellos que no son propietarios.
El impacto de la inflación se siente con fuerza en categorías vitales como alimentos, transporte, salud y recreación, lo que afecta aún más los ingresos de la población. Los datos oficiales revelan que más de 5 millones de argentinos se encuentran en situación de indigencia, una realidad impactante en un país con un vasto potencial agrícola.
La canasta básica total, que abarca no solo alimentos sino también otros elementos esenciales como vestimenta y educación, se ha vuelto cada vez más inaccesible para una parte significativa de la población, lo que se traduce en un aumento alarmante de la pobreza en el país.
Es así que en la actualidad, mientras la inflación se sostiene en el tiempo, Argentina enfrenta un desafío monumental para rescatar a su clase media. Esto requerirá no solo medidas económicas urgentes, sino también un cambio fundamental en la mentalidad política y un compromiso real con el bienestar de todos los argentinos, más allá de las diferencias partidistas y los intereses personales. De lo contrario, el declive de la clase media podría convertirse en una triste realidad irreversible en el tejido social argentino.