Setiembre Mes de la Biblia
Treinta siglos y un libro
Han pasado tres milenios después de sus primeros escritos del antiguo Testamento y dos milenios desde que se divulgaron los últimos libros del Nuevo Testamento.
En un texto que envió a Paralelo 32, el reconocido teólogo y pastor, doctor Krüger, explicó que “la principal llave para ‘entrar’ o ‘meterse’ en la Biblia, es la fe. La Biblia es una colección de libros escritos a partir de la fe en Dios: la fe y la confianza en su acción a favor de nosotros, los seres humanos; la fe en su preocupación por la vida y la salvación eterna de todas las personas, la fe en la obra redentora de Jesucristo Crucificado y Resucitado. Personas de fe, inspirados por el Espíritu divino, relataron en las páginas de la Biblia sus experiencias de encuentro, fe y amor; y transmitieron la revelación que Dios les dio para que se la comuniquen a toda la humanidad. La Iglesia, al recibir esos escritos, reconoció y reconoce su inspiración y cree y confía que ese libro es la Palabra de Dios”.
Obra comunitaria
Además de la fe, “debemos tomar en cuenta que la Biblia es una obra comunitaria. La gran mayoría de sus libros fueron escritos para ser leídos en comunidad. Incluso aquellas epístolas, que se dirigen a individuos, muy pronto fueron leídas públicamente para todas las personas que participaban de los cultos. Las experiencias del prójimo, las ideas aportadas por cada miembro de la Iglesia, la alabanza en común, todo esto ayuda a escuchar, sentir, aceptar y practicar la riqueza de la Biblia. Por eso es que la lectura personal debe combinarse con la lectura de la Palabra de Dios en comunidad. A lo largo de su historia, la lectura comunitaria de la Biblia ha enriquecido enormemente su comprensión”.
En tercer lugar, “la Biblia fue escrita a partir de la práctica de la fe y el amor”. Destacó Kruger que “no es un libro de filosofía o de especulaciones sobre Dios, el mundo y el ser humano. Es un libro que habla sobre la historia viviente de Dios con los seres humanos: con Abraham y sus descendientes, José, Moisés, esclavos, agricultores, amas de casa, jueces, poetas, profetas, reyes, criaturas, tribus, todo el pueblo de Israel, extranjeros, personas enfermas y con discapacidad, creyentes, incrédulos, seguidores de Cristo, apóstoles y muchos otros más. Los textos bíblicos hablan de las respuestas que esas personas dieron al llamado de Dios, positivas unas y negativas otras”.
Fidelidad e infidelidad a la ley de Dios
En este punto, el teólogo remarcó que los textos bíblicos “nos muestran ejemplos de fidelidad y de infidelidad a la ley de Dios, de confianza y de desconfianza en el perdón divino. Hablan de la puesta en práctica del sí o del no a Dios, que siempre es también un sí o un no al prójimo. Por eso, la Biblia es parte de la vida de la comunidad de creyentes. Leyéndola, la Iglesia abre su corazón y su mente al amor al prójimo”.
Estudio de la Biblia
El teólogo agregó que “el estudio, la investigación, la instrucción, la información pueden ayudarnos muchísimo en la comprensión de la Biblia y en la aplicación de su mensaje; siempre y cuando se establezca la prioridad de la clave de la fe. La razón humanan debe aceptar primero con humildad el mensaje salvífico del Evangelio. Entonces sí podrá ayudarnos enormemente cada vez que abrimos la Biblia para prestar atención a su voz”.
Destacó que “así como todos” tenemos lentes para ver la realidad actual que nos rodea, “también los antiguos autores de la Biblia los han tenido. Fueron sus idiomas, creencias, conocimientos, etc. Con esos lentes veían lo que ocurría, recibieron la revelación de Dios, expresaron sus experiencias y formularon sus escritos, guiados por el Espíritu Santo. Entonces, para comprender sus mensajes, conviene que conozcamos y limpiemos nuestros propios lentes, y a la vez comprendamos los lentes que usaban los autores bíblicos. Es interesante e importante que conozcamos sus tradiciones, su vocabulario, sus formas de expresión, su manera de escribir. También es importante prestar atención a la historia, la geografía y las culturas bíblicas”.
Celebraciones en septiembre
El pastor Kruger destacó los hechos históricos que establecieron a septiembre como el Mes de la Biblia.
• El 30 de septiembre, se celebra el día de Jerónimo de Estridón, conocido como San Jerónimo, que por encargo del Papa Dámaso tradujo a fines del siglo IV gran parte de la Biblia al latín, el Antiguo Testamento del hebreo y arameo, los Deuterocanónicos y el Nuevo del griego. Esta traducción se conoce como la Vulgata.
• En septiembre de 1522, Martín Lutero publicó en Wittenberg la traducción del Nuevo Testamento al alemán. Fue la primera traducción hecha directamente del texto griego original, pues otras traducciones anteriores se habían hecho desde la Vulgata.
• En septiembre de 1569, se imprimió en Basilea la primera Biblia completa en castellano traducida por Casiodoro de Reina de las lenguas originales. Esta versión se conoce como la Biblia del Oso, por la ilustración de su portada. Fue revisada en 1602 por Cipriano de Valera y llegó a ser la actual Reina-Valera, de amplia difusión en el mundo evangélico hispanohablante.