¿Te acordas cuando te dijeron mamá por primera vez?
Crespo.- Como cada año, siempre que llega el mes de octubre, se empieza a palpitar una fecha muy especial: el Día de la Madre, donde se aprovecha para celebrar a mamá, y/o recordar en a las madres que ya no están físicamente. Como en muchas otras fechas, el Día de la Madre tiene su origen en la tradición católica, debido a la antigua celebración del calendario litúrgico que celebraba en octubre la festividad de la Maternidad de la Virgen María.
Para celebrar este día, en el espacio #HistoriasParaCompartir de Paralelo 32, nos encontramos con Andrea Cepeda, quien a los 16 años tuvo a Martín. “Fue difícil porque estamos hablando de 1988, eran otros tiempos, eso se veía mal en una chica de 16 años, soltera, embarazada. Se miraba de otra manera. Gracias a Dios eso ha cambiado, me parece que ha sido un buen cambio. Porque llevas la presión de que tenes 16 años, embarazada, sos señalada, sos juzgada por mucha gente”.
En ese momento se encontraba en tercer año del secundario; el cual dejó. “No porque me lo hayan pedido. Asistía al Instituto Comercial, y los directivos me insistieron para que siguiera cursando, pero yo tenía mucha vergüenza, entonces dejé”, comentó quien es mamá de Oscar Martín; Gabriel Nahuel; Víctor Adrián; Franco Nicolás; Lautaro Damián; Natalia; Nehuen Benjamín Zaragoza.
¿Qué pasó en ese momento con tus papás, con Oscar tu compañero?
Con mis padres al principio fue difícil, después me apoyaron. Mi marido, Oscar, siempre al lado mío, nunca me soltó la mano. Éramos los dos muy jóvenes, él tenía 20 años. Se puso al lado mío y yo creo que eso me dio las fuerzas para seguir, porque había que salir a la calle, enfrentar la situación. Y entre los dos lo hicimos.
¿Sos una súper mamá?
No me considero una súper mamá, me considero una mamá. He tenido que aprender a ser mamá como todas, seguramente con muchos errores, muchas veces sintiendo culpa por un montón de cosas, tratando de transitar la maternidad. Si me pongo a pensar para atrás, lo hice y no sé cómo lo hice. Tuve a mis hijos chicos, por lo menos con los primeros 6, no trabajaba y me dedicaba solo a ellos. No tenía otra vida, no tenía vida social, al único lugar que iba era a la casa de mi mamá.
Las relaciones
¿Cómo te consideras vos como mamá?
En este momento logré ser amiga de mis hijos pero a su vez ponerles límites. Cuesta pero ellos saben hasta donde. Si a ellos les pasa algo vienen a mí en el momento, o me mandan un mensajito o me piden un consejo, sea lo que sea, y lo logré desde el más grande al más chico.
Para todos los padres los hijos son buenos. Para vos, ¿tus hijos son buenos?
Yo creo que sí, los considero buenas personas. Más allá de que alguna vez haya que darles unos sermones. Creo que como han avanzado en su vida, han hecho las cosas bien. Cada uno tiene su trabajo, algunos tienen novia, y siempre les inculcamos que hagan lo que les gusta.
¿Uno sufre más por los hijos que por uno mismo?
Si, totalmente. Las preocupaciones que uno tiene por los hijos son las más grandes, y tal vez no dormís por eso. Con las de uno mismo es distinto, porque sabes que de algún modo lo vas a solucionar. Pero con los hijos es difícil, porque queres solucionarles sus problemas, y no siempre podes.
De los “che ma” que hubo en tu vida ¿cuál fue el más difícil?
El más difícil fue uno que a mí me quedó muy marcado, fue una vez que a uno de mis hijos lo deja la novia de un día para el otro, una chica que estaba todo el día en mi casa, estudiaban juntos. Él llega un día y me dice que lo había dejado porque se había enamorado de otro chico. Había que remontar eso, porque era un dolor inmenso para nosotros y lo destruido que estaba él, lo pasó muy mal. Ese “che ma, tengo que hablar con vos, acompañame”, me acuerdo que caminaba por la cuadra de mi casa y yo por atrás, ese fue muy difícil.
El comienzo de la familia
¿Estás enamorada de tu marido?
¡Sí, totalmente!, le debo mucho lo que es la familia; porque en mi familia lo que era el tema del cariño era difícil. Mi mamá alemana y mi papá criollo. No se veían demostraciones de afecto como hacemos hoy nosotros con nuestros hijos. Y yo lo aprendí de Oscar, de demostrar lo que uno siente.
¿Cómo lo conociste?
Lo conocí en la escuela 187, yo era ex alumna de ahí, se hizo una comisión, él fue a esa comisión de ex alumnos, y nos conocimos ahí, yo tenía 14 años. Y me gustó enseguida. Fue mi único novio. Hace años que estamos casados.
¿Económicamente estuvieron bien o vivieron momentos difíciles?
Hubo momentos muy difíciles, más que nada cuando eran todos chiquitos, yo no trabajaba, empecé a trabajar cuando Benjamín tenía un año.
¿Cómo era la cocina?
Yo creo que uno se acostumbra a cocinar para muchos y a arreglarse con lo que hay. Hay que aprender a cocinar con poco, Me acuerdo que de noche les hacía leche con Maizena y cacao, les compraba unas galletitas y eso era lo que comían, eran chicos y esas eran sus cenas.
Te invito a pensar en Andrea abuela
Es lo que más quiero en la vida, ser abuela. Tengo una nieta del corazón, hija de Leandro, que es hijo de Oscar. Para mi Leandro es mi hijo del corazón, yo siempre digo que no tengo 7 hijos, tengo 8. A Leandro lo conocimos no hace mucho tiempo, yo lo vi y tuve la sensación de un hijo más. Y a la nena de él la amo con el alma.
¿Un hijo extra matrimonial?
Sí, fue antes que me conociera a mí, él era muy chico y la chica también. Leandro tiene una nena que tiene 11 años. Ella me dice abu.
Es otra etapa
¿Por qué decidiste estudiar? ¿Por qué ahora?
Mi sueño siempre fue la docencia, mi mamá me decía que yo siempre estaba rodeada de chicos. Cuando todos mis hijos estudiaron, dije: ¿por qué no estudio yo? Me entraron las ganas, lo fui postergando hasta que un día dije: “Yo voy a terminar mi secundario” Lo hice en la 33, lo terminé en el 2016, terminé abanderada. Pasa un año y un día me llega una publicación, de casualidad, del grupo de fútbol de Benjamín, Profesorado de Economía en Seguí, a mi todo lo que es economía me apasiona todo eso. Le mandé un mensaje a Oscar preguntando qué le parecía y hasta que él me contestó yo ya me había inscripto. Empecé, me agarra la pandemia estudiando, tuve que aprender a usar una computadora, de ser nula tenía que empezar a usarla, a trabajar desde ahí, a tener clases desde ahí. Ese año fue muy pesado, entonces decidí hacer la mitad de las materias. En Puiggari estaba la misma carrera así que el año pasado lo hice presencial ahí. También me fue muy bien, y pasé de ser analfabeta tecnológica a manejar una computadora y ahora inclusive les puedo ayudar a mis hijos en cosas que no entienden. Ni yo lo puedo creer al avance, y ahora ya estoy en mi último año siendo escolta de la bandera nacional y haciendo lo que yo quería. A mi sueño no lo dejé, lo postergué.
¿Qué cambiarías de tu vida si tuvieras la posibilidad?
No me arrepiento de nada. Muchas veces me dijeron “casarte tan joven”, yo no me arrepiento. Quizás mi vida es distinta al resto, porque hice al revés, lo que tendría que haber hecho en la adolescencia lo hice de grande. Pero no me arrepiento, porque a partir de eso crecí y tengo otros conocimientos, aunque nos golpeamos mucho.
¿Te acordas cuando te dijeron mamá por primera vez?
¡Sí. Obvio, es hermoso!. Te hace olvidar de las cosas que me decían muchos, que había perdido la adolescencia. Eso queda atrás, y no se pierde, porque en algún momento si vos queres lo recuperas. Querer es poder.