Sobre el siniestro propósito de los mosquitos
** La especie de insectos llamados mosquitos ha sido una de las más estudiadas en los últimos tiempos, y no es para menos, para acabar con el enemigo primero hay que conocerlo bien, sobre todo sus estrategias.
Tengo mi propia teoría acerca del maléfico -casi libidinoso- apetito de estos culícidos conocidos en todo el mundo con el temido nombre de mosquitos, que, teniendo tantos animales indefensos para picar, buscan a los humanos aún sabiendo que son de cachetazo fácil. Eso es lo que uno querría preguntarle a Darwin, ¿la evolución no les enseñó a cuidarse de los humanos, identificados como seres capaces de inventar el Flit y el Off, y buscar más bien la sangre caliente en otros cueros?
** ¿Cuál es la razón por la que nos han declarado una guerra perpetua? Pienso y llego a la conclusión de que tienen con nosotros un problema de discriminación y eso no se acabará mientras digamos “me picó un mosquito”, o “están bravos los mosquitos”, insistiendo en desconocer que el mosquito macho es herbívoro y no pica. La que va por sangre y se juega el pellejo es ella, la hembra, la mosquita. Tendríamos que habernos dado cuenta hace rato, porque es ella la que zumba alrededor de tu oreja hasta ponerte de los pelos. El mosquito, tranqui, ni zumba, ni pica, se alimenta de néctar (¡cuán delicadito él!) y en realidad existe solo para escuchar si alguna de ellas anda zumbando por ahí, para largarse tras ella impulsado por sus bajos instintos.
** El zumbido de ellas surge de un roce de sus alas con un cierto órgano, de manera que, cuando están reposando mientras digieren algún AB positivo están en silencio y los machos tranquilos; ellos solo muestran los colmillos y salen como locos cuando oyen esa sirena encantadora, que a nosotros nos vuelve igualmente locos, pero de bronca.
¿Por qué quieren acabar con nosotros?
** Y bien, habrá quien una vez más nos venga con la enrevesada teoría de resolverlo llamándoles “mosquites” y sanseacabó. Sería otro error grave, porque aún cuando ellas tuvieran la predisposición de aceptar propuestas lingüísticas bizarras, preferirían que preservemos su orgullo de ser mosquitas y las nombremos como tales, que para eso hacen el trabajo sucio mientras el macho, que no pica ni zumba ni gesta…. bueno… solo está para eso en lo que los machos siempre están pensando (según ellas).
** El asunto no tendrá arreglo hasta que no modifiquemos el lenguaje pero lo hagamos académicamente. Las fiestas de fin de año serán una buena oportunidad. Si no las celebramos al aire libre, en algún momento de larga sobremesa alguien propondrá vayamos al patio, al jardín, a la vereda… Estando allí es importante decir en voz alta, ¿che, escucho mal o andan por aquí unas hermosas mosquitas queriendo jodernos la noche? Se sentirán halagadas y fin del conflicto bélico. Nada ablanda más a una fémina que el halago, en cambio confundirlas con el sexo opuesto, las ofende y enerva.
** Llega el verano, llegan mosquitos y mosquitas. Nada arruina tanto una perfecta velada como el zumbido de estas últimas, que de a ratos nos impresiona como la turbina de un Boing, avisando que anda en busca de comida caliente. Hay más de 3.000 especies de mosquitos en todo el mundo, suficientes como para estropearnos la noche estemos donde estemos.
No es cosa de broma. Estos minúsculos insectos se consideran los animales más mortíferos del mundo y contribuyen a más de 725.000 muertes al año. No existen otras criaturas, ni siquiera nosotros (con excepción de los creadores del Covid19), que sean responsables de la pérdida de tantas vidas humanas cada año como los mosquitos.
Mostrame los números
** Pruebas al canto, aquí va la estadística. Los humanos asesinan a unos 475.000 congéneres cada año (Rosario suma bastante y los creadores del covid19 lo multiplicaron por diez). Las serpientes matan alrededor de 50.000, mientras que los perros (principalmente por transmisión de la rabia) se cobran otras 25.000 vidas.
** Algunos de los animales más temidos, como los tiburones y los lobos, matan a menos de diez por año en el mundo. Y animales menos temidos -más bien idolatrados algunos- que toman Chivas y fuman habanos Cohiba, dueños de la guita del planeta y de la pretensión de ir raleando a la población para evitarse el costo de colonizar Marte, han llegado a matar hasta esta semana a 5,2 millones de personas en el mundo con un virus aún no identificado, que no ha sido aislado y sin embargo nos dicen que está mutando (¿cómo saberlo si no ha sido aislado?).
** De paso hacen un ensayo general mundial acerca de someter a 7.700 millones de humanos mediante el miedo. Es la cantidad que somos hoy, cuando ya no alcanzan ni los alimentos, ni el agua ni la energía, y la ONU y el Grupo Banderbildt calculan que en 2050 seríamos 10 mil millones si ellos no hacen algo para evitarlo.
** Estos chupasangres declararon pandemia a algo que le quitó la vida al 0,67% de la población mundial (murió solo el 0,02% de los infectados). A ese bajo número no parece ser que tengamos que agradecérselo a las llamadas vacunas, o al placebo (según lo que le tocó a cada inyectado), de las que ahora nos dicen que igual nos cuidemos porque hay cero garantías de que el producto funcione. El porcentual nos dice que a esta creación de laboratorio no le daba el piné para ser ascendida a la categoría de pandemia, pero era imprescindible para instalar sobre la tierra la primera legislación con su conveniente reglamentación (protocolo), de cumplimiento universal obligatorio. Pero de allí a querer inyectar a los niños, es como to much ¿no?
Ni falta que nos hacía
** En definitiva, no nos metamos con las mosquitas chupasangre. Publicaciones científicas nos ilustran sobre ellas informando que transmiten enfermedades a aproximadamente 100 millones de personas cada año y sus picaduras han condicionado la historia de la humanidad.
** Hay más de tres mil especies de mosquitos en todo el mundo. Pero a las enfermedades humanas transmitidas por mosquitos las provocan apenas media docena de especies de tres géneros (Aedes, Anopheles y Culex), que han evolucionado para seleccionarnos específicamente gracias al dióxido de carbono que emitimos y a nuestros efluvios corporales, y si vestimos ropa negra, peor. Me pregunto… Con tanta variedad de chupasangres capaces de enfermarnos gravemente y acabar con nuestras vidas, ¿hacía falta que se sumaran al plan los humanos de la élite del poder mundial?