“Remodelar autos es un gusto personal, no pienso en lo económico”
Crespo.- Carlos Hepp viene de una estirpe forjada en el taller y los fierros. Su padre, Eugenio, ya retirado, fue un reconocido metalúrgico que produjo jaulas para aves y motor homes, luego también, mantuvo y creó autos de carrera, que tuvieron su apogeo en los años setenta. “De chico siempre estaba, en esa época tenía entre seis y ocho años. No hacía más que mirar, pero me quedó el interés por los autos”, dijo en una entrevista con Paralelo 32. Carlos hijo sigue la tradición familiar, trabajando con reconocida calidad, en la remodelación y modificación de autos clásicos y modernos, con estilo propio y refinado. Siempre en el mismo taller, de Bvd. Belgrano a pasos de Otto Sagemüller.
A los quince años el padre le compró un Jeep, el primer vehículo que modificó y adaptó. “Mientras iba a la escuela, me llevó dos años, trabajando después de clases, también sábados y domingos. Empecé sin saber mucho del oficio, tenía algunas ideas con las que preparaba las chapas y luego las soldaba mi padre cuando tenía tiempo. Al final lo seguí haciendo yo solo, tenía mucha ansiedad y no podía esperar los tiempos de mi padre. Comencé a soldar, lijar y pintar. Al Jeep lo pinté y lo terminé yo”, recordó al comienzo de la charla.
Gusto personal
Al explicar su involucramiento personal en un trabajo con tanta demanda y tan pocos realizadores, Hepp subrayó: “Lo hice siempre y lo sigo haciendo como un gusto personal, sin pensar en la parte económica. Si pensara en cobrar las horas de trabajo que invierto en esto, sería millonario. Pero no me sobra. Hago todo, incluso la mayoría de las veces, incorporo piezas o detalles que el cliente ni siquiera me pidió, las hago por un gusto personal, porque creo que van a quedar mejor. Son cosas que no se cobran aparte y al cliente no le importa si le dediqué una semana o un mes a eso. Si es algo que creo que tengo que hacer, lo hago; no lo puedo dejar pasar”.
Carlos es un fierrero de alma, sigue como aficionado las carreras del Turismo Carretera. “Mi mundo son los autos y nada más, fútbol cero. Si me preguntan de qué cuadro soy hincha, respondo ‘de Boca’, porque de chico quedó ahí. Por ser argentino, por supuesto vi el último partido del Mundial de Futbol de Catar y me alegró el triunfo”, dijo.
“En una época seguía todas las competiciones automovilísticas, ahora solo sigue el TC; mi deseo es armar un auto de drift” (competencias de derrape, avanzando el auto de costado con el mayor ángulo y a mayor velocidad posible, N. de R.), agregó.
– El jeep fue su aula-taller
— Sí, lo terminé a los 17 años. Hoy digo que si lo tuviera que hacer de vuelta, no lo haría mejor que en ese momento, con toda la experiencia que ya tengo. Más allá de algunos detalles, la calidad no sería mejor que la que logré en ese momento.
– ¿Lo sigue teniendo?
— No. Lo vendí, lo compré de vuelta, y lo volví a vender a un amigo con la condición que no lo vendiera fuera de Crespo. En estos días vino para hacerle mantenimiento por elementos que se deterioraron. Como auto propio, tengo uno en proyecto en el taller, hace más de diez años que lo empecé; pero como siempre, lo de uno puede esperar. Me falta poco y la idea es ponerme a trabajar en pocos meses y terminarlo. Además, tengo una camioneta de uso particular.
– Desde el Jeep, tuvo una evolución en su trabajo.
— Sí. Obviamente. Más experiencia, fueron cambiando los materiales, hoy hay tecnología de fibra de vidrio y de fibra de carbono. Pero creo que si hoy tuviera que pintar de vuelta el Jeep la calidad sería exactamente la misma. Desde la experiencia que en ese momento no tenía, para mí estaba bien. Y la verdad, estaba súper bien.
– ¿Está viviendo de este trabajo?
— Hoy sí. Desde hace más o menos, diez o quince años. Vivir y no más, no es que gane mucha plata. Para vivir, no es mucho el gasto porque no pago alquiler. Ahora empezó a crecer este trabajo.
– Viene un cliente con un auto y le pide modificaciones. ¿Cuánto tiempo le lleva?
— Si se hace una restauración completa o fabricar un auto completo, mínimo un año. Pueden ser dos o más. Por ahí, el tiempo varía un poco. No trabajo solo en ese auto, estoy con varios proyectos a la vez. En una época hacía de a uno, pero ahora se empezaron a juntar proyectos. En este momento estoy trabajando siete u ocho autos a la vez.
– ¿Qué piden los clientes?
— Primero, era restauración de clásicos. Ahora estoy dedicándome a la fabricación completa de autos. Son recreaciones más que réplicas. La réplica es construirlo lo más exacto posible al original. Lo que yo hago es una recreación, tomando el modelo original y le cambio algunos detalles, lo personalizo, manteniendo la línea original para que sea reconocible. Pero cambio algunos detalles. Ahora, estoy dando estilos más modernos en diseños y modelos clásicos. En algunos trabajos pueden cambiar llantas o luces; puedo utilizar la plataforma de autos modernos, pero manteniendo la estética o la línea antigua del auto. Es la tendencia actual.
No es tunning
– Comparado con el tunning o ‘tuneo’, ¿su trabajo es más complejo?
— Nunca usé la palabra ‘tunning’ para lo que hago. Es más complejo y personalizado. No es tunning porque hoy el tunning se toma como algo bizarro. Se han hecho muchas cosas feas, exageradas, de mal gusto.
– Los autos remodelados, ¿son para colección, para pasear o salir?
— La idea de tener un auto remodelado es para disfrutarlo. Se puede disfrutar con verlo o tenerlo guardado. Va en cada cliente el concepto de disfrute que tenga. Pero la idea es poder usarlo. Son autos exóticos, porque todos los que hago parecen ‘raros’, llaman mucho la atención, se salen de lo común. Por ahí, usarlo es llamar la atención y en algunos casos, la idea es disfrutarlo de esa forma.
– ¿Cómo consigue los repuestos? ¿Consigue producto nacional, importado, va a desarmaderos?
— Trato de usar lo que consiga acá. Últimamente, en desarmaderos se consiguen motores o repuestos interesantes. Algo específico en cuanto a motor, ruedas o repuestos, hay que traerlo del exterior y por ahí, se complica un poco. O lleva tiempo. No lo hago, permanentemente, pero hay gente que se dedica a eso.
Como en la televisión
– ¿En realities televisivos norteamericanos, los armadores de autos hacen algo parecido a lo suyo? ¿El gusto de los argentinos es diferente a lo que se ve en esos programas?
— Veo esos programas, y lo que hago es prácticamente lo mismo. La gran diferencia es que no tengo los recursos, los medios y la tecnología que ellos tienen. Por otra parte, vemos en un programa que aparece todo organizado, pero en realidad hay 20 o 30 personas trabajando en un auto. O tercerizan trabajos. Yo, en cambio estoy haciendo todo. Por eso en un programa pueden mostrar que en una semana hacen un auto entero. Y estoy convencido que no es real, porque sólo con el tiempo que lleva el trabajo manual en los materiales, una semana no alcanza, desde el secado de la pintura o el reparado de la carrocería. El que no entiende la complejidad de este trabajo no entiende los tiempos reales que lleva. Lo que ellos muestran en una semana, a mí me lleva un año. En cuanto, al gusto de los argentinos, hay algo que no entiendo y me da un poco de bronca: es la mentalidad de muchos argentinos que ven esos programas, a todos les gusta, ven que es algo fuera de lo común. Acá hacemos lo mismo, pero tenemos críticas ‘por qué le cambiaste las ruedas’ ‘por qué no dejaste el motor original’. Y cuando ven eso en el programa, está perfecto. Como yo, hay otros que en el país hacen lo mismo, y muchos nos critican, no sé si por envidia o porque creen que acá no es posible hacerlo con la misma calidad. Por supuesto que no es toda la gente, otros valoran mucho este trabajo
– Un Fiat modificado se va a Miami. Ahora, tiene el mercado internacional.
— Sí, indirectamente. Porque lo hice para un cliente de Paraná que lo lleva a vender a Miami. En estos días, llevaron el primer auto terminado, me trajeron otro y tengo un tercero que le faltan algunos detalles. Todos van a ir a Estados Unidos, pero es por cuenta de mi cliente.
– Pero no quita que alguien lo vea en Estados Unidos y quiera contactarle.
— Sí, posibilidades tengo. De hecho, a veces publico algunas cosas que hago y, por ejemplo, con un par de modelos que estoy haciendo, recibo mensajes de todo el mundo. De España y Europa; en América de México para abajo de todos lados me escriben. Pero no tengo la estructura para poder responder a todos los interesados. La calidad de lo que estoy haciendo, tiene más mercado en el exterior que acá.
La clientela
– ¿De dónde son sus clientes?
— Hay varios de Crespo, personas conocidas. Después, tengo clientes de Corrientes, de Salta, de Comodoro Rivadavia, donde hice varios trabajos y estoy con otro proyecto. Como fabrico algunos kit de carrocería de fibra de vidrio, tengo cliente de Buenos aires que me compra el kit. También hago chasis para Buenos Aires. Con eso podría producir bastante, y al no tener gente no puedo estar en todo.
– ¿En el país tiene muchos colegas en este rubro?
— Hay muchos artesanos que hacen cosas muy buenas. Pero no sé si hay alguien con la variedad de proyectos que yo hago. No me especializo sólo en autos antiguos, clásicos o modernos. Hago de todo. En el taller se van a ver autos de última generación, con modificaciones, o un auto clásico de los años sesenta, setenta, ochenta. Puedo usar partes de un auto antiguo, del año cincuenta, modernizado, por ejemplo. Creo que no hay tantos colegas que realicen la variedad de trabajos que yo encaro.
– ¿Cuántos autos ha modificado hasta ahora?
— Aunque estoy hace más de diez años, lleva mucho tiempo. Lo que estoy haciendo ahora, serán veinte y pico de autos en este proceso de trabajo no tan estandarizado.
Quién es
Carlos Eugenio Hepp tiene 53 años, soltero, hijo de Eugenio Hepp y de Elisabel Spreafico. Tiene tres hermanas y varios sobrinos. Estudió el nivel primario y secundario en el Instituto Sagrado Corazón de Crespo. Trabajó de joven en el taller metalúrgico de su padre y allí aprendió lo básico sobre metalurgia y soldadura que luego le sirvió para su actual actividad.
Precios
Sobre los precios de sus trabajos, Hepp prefiere no dar información, porque el costo varía mucho con cada vehículo. “Incluso dos que parecen similares, pueden tener diferentes inversiones en elementos o mecánica, y hacen la diferencia en los costos. Depende del trabajo y su proceso, si compro un vehículo chocado y uso la plataforma o la parte mecánica. No es fácil calcular, hay insumos como un juego de ruedas que son carísimas si hay que traerlas de afuera. Se discute con cada cliente cada proyecto. Estéticamente, dos autos se pueden ver iguales, pero la diferencia de plata invertida está en lo que no se ve”
Hacer de todo
– ¿Con cuántas personas trabaja?
— Hoy, prácticamente estoy solo. Tengo un asistente que me ayuda, aunque no en el ciento por ciento. Hace un tiempo tuve que tercerizar trabajos de pintura. No se consigue gente que realmente tenga ganas y le dedique tiempo.
– Acá hay que ser pintor, chapista, mecánico, soldador. Este trabajo exige varios oficios.
— Sí. Yo hago todo, pero no pretendo que la persona que viene a trabajar sepa y haga todo. Hoy debería tener, mínimamente, cuatro o cinco personas, para distribuir las tareas y avanzar. Es lo que me tiene un poco frenado. Podría tener muchísimo más trabajo, aunque no tengo mucho espacio. Al no poder producir en menor tiempo, el espacio está ocupado por seis o siete proyectos en desarrollo, por uno, dos o, a veces, tres años. No puedo agilizar el proceso, es muy artesanal y todo pasa por mí.