Recomiendan que las personas con enfermedades cardiovasculares deben vacunarse contra la gripe y la neumonía
Buenos Aires, 20 de abril 2020.- Las vacunas previenen enfermedades y salvan vidas, especialmente las de los niños y las de adultos que tienen enfermedades crónicas. Mientras el mundo aguarda el desarrollo de una inmunización contra el coronavirus que está causando la pandemia de COVID-19, los especialistas recuerdan que ya existen otras vacunas que disminuyen el riesgo de los pacientes cardíacos y que padecen otras enfermedades, como la diabetes y la EPOC. Quizás el ejemplo más claro es el de la vacuna antigripal, que puede reducir los tiempos de internación y las complicaciones del infarto de miocardio, la insuficiencia cardíaca y otras patologías cardiovasculares.
Según varios estudios científicos, el riesgo de infarto de miocardio e isquemia coronaria aumenta entre 2 y 3 veces durante las dos semanas siguientes a una infección respiratoria. Ésta puede ser producida por distintos virus y bacterias, como la influenza, el coronavirus y el neumococo.
“Existe una clara asociación entre las enfermedades respiratorias y los eventos cardiovasculares”, señala José Luis Navarro Estrada, presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología. “Las infecciones respiratorias pueden desencadenar síndromes coronarios agudos o descompensar a pacientes con enfermedades cardiovasculares crónicas”, explica el cardiólogo.
En este sentido, la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) enfatiza la necesidad de que todos los pacientes con enfermedades cardiovasculares acudan a recibir la dosis anual de vacuna antigripal en farmacias, hospitales o vacunatorios oficiales. Los pacientes cardiovasculares menores de 65 años, pueden recibir la vacuna contra la influenza trivalente (contra las 3 cepas que circularán principalmente este invierno en el Hemisferio Sur, incluida en el calendario) presentando receta que acredite su condición médica, o la cuadrivalente (con protección contra esas tres cepas, más un tipo más de influenza B, en el mercado privado). A partir de 65 años se recibe la vacuna trivalente en los centros mencionados independientemente que se tenga o no una enfermedad asociada.
“Es importante recordar que las vacunas son una medida epidemiológica fundamental no sólo para los niños sino también para los adultos ”, apunta la cardióloga María Inés Sosa Liprandi. “Los mayores de 65 años deben recibir cada año una dosis de vacuna antigripal, que es obligatoria y gratuita”, aclara la especialista, una de las coordinadoras del Consenso sobre Vacunas de la SAC que se presentó en el último Congreso Argentino de Cardiología.
En consonancia con los lineamientos del Ministerio de Salud de la Nación, la SAC recomienda la aplicación de la vacuna antineumocócica a aquellos que no la hayan recibido nunca y sean mayores de 65 años, y a todos los que pertenezcan a grupos de riesgo por padecer insuficiencia cardíaca, enfermedad coronaria, diabetes, insuficiencia renal crónica, enfermedad pulmonar obstructiva crónica o asma, entre otras patologías. Los pacientes trasplantados deben ser vacunados según la indicación de sus médicos.
Existen dos tipos de vacuna antineumocóccica en la Argentina: una que inmuniza contra 13 cepas y otra, contra 23. Los expertos recomiendan administrar una primera dosis de vacuna conjugada (13 cepas) y, luego, una segunda dosis de vacuna polisacárida (23 cepas) con un intervalo mínimo de un año. Las personas vacunadas antes de los 65 años -por estar en un grupo de riesgo- deben recibir un refuerzo luego de cumplir 65 años.
“No hay que olvidar que uno de cada 4 pacientes internados con neumonía padecerán un evento cardiovascular”, enfatiza Sosa Liprandi. “A su vez, los pacientes cardíacos tienen más riesgo de desarrollar neumonías graves”, subraya la cardióloga de la SAC. Esta asociación entre neumonía y patologías cardiovasculares puede evitarse con la vacuna antineumocóccica.
Las vacunas contra el neumococo se pueden dar en cualquier momento del año, pero los expertos recomiendan que, quienes no la han recibido hasta el momento, se la apliquen antes de que comience la temporada invernal, con el propósito de evitar las neumonías de origen bacteriano. Es importante destacar que, si bien la vacuna antineumocóccica no impide la infección por el nuevo coronavirus ni evita la neumonía que provoca este microbio, sí disminuye el riesgo general de los pacientes que enfermen de COVID-19.
Los fumadores actuales y quienes abandonaron el tabaco hace menos de 10 años también deben recibir la vacuna antineumocóccica y la antigripal correspondiente al año en curso.
Según la guía de vacunas consensuada por los expertos de la SAC y otras sociedades científicas, es importante que todas las personas reciban cada 10 años, también, una dosis de la vacuna doble bacteriana (contra la difteria y el tétanos).
Todas las vacunas recomendadas en la guía de la SAC (influenza, neumococo, difteria, tétanos) van en línea con las directivas del Ministerio de Salud de la Nación y se pueden administrar simultáneamente, pero deben ser aplicadas en sitios diferentes y con distintas jeringas.
“Se pueden dar la vacuna antigripal y la vacuna antineumocóccica juntas”, insiste el cardiólogo Ricardo Villarreal, prosecretario de la SAC. “Pero hay que tener en cuenta que la vacuna antigripal requiere una nueva dosis cada año, mientras que la antineumocócica tiene un esquema diferente de acuerdo a si recibió dosis previa y a la edad, que conviene consultar con el médico”.
Para evitar el contagio de virus respiratorios, además de la vacunación, los cardiólogos de la SAC aconsejan lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón. También recomiendan cubrirse con el codo la boca al estornudar o toser, y ventilar periódicamente los ambientes hogareños.