Razones que explican la falta de ladrillos y chapas que afecta a la construcción
Crespo– Al faltante de ladrillos y chapas para las obras en construcción, se suman las aberturas. Los corralones tienen un atraso de por lo menos 30 días en la entrega de materiales, que reciben de acuerdo al cupo que pactan con el fabricante.
En los últimos meses, y del mismo modo como ocurre en otros lugares del país aunque no podamos decir que es una tendencia nacional; hubo un crecimiento en la compra de materiales para realizar arreglos en el hogar y para la planificación de nuevas viviendas e inversiones. La imposibilidad de ahorrar en dólares y el riesgo de desvalorización para los ahorros en pesos, parecen ser el precursor más importante para los que deciden invertir en la construcción o mejoramiento de propiedades. Se suma la perspectiva de no poder vacacionar en el próximo verano, razón que tradicionalmente insumió ahorros que ahora se vuelcan hacia el confort hogareño.
Mientras la suba en la demanda se potenció con el confinamiento obligatorio entre marzo y abril, en el Área Metropolitana de Buenos Aires (Amba), que es uno de los distritos más complicados por la pandemia, muchas de las fábricas que se dedican a la producción y abastecimiento de los insumos para la construcción estuvieron paradas y desarrollando tareas con una cantidad limitada de personal, tornando complicada la reposición de mercadería. Las entregas que antes se concretaban a los pocos días, ahora tienen demoras de 30 a 40 días, siempre y cuando las fábricas estén produciendo, aseguran a Paralelo 32 referentes del sector.
Los materiales más demandados son los ladrillos y las chapas de cinc. El propietario de una vivienda en construcción señala que para no paralizar la obra debió comprar tres marcas diferentes de ladrillos, en distintos corralones, inclusive fuera de la ciudad. Algunos más previsores y mejor asesorados sobre la situación del mercado de la construcción, pudieron hacer compras de materiales un mes y medio antes de iniciar la obra, para no sufrir demoras en las entregas.
“Hay que rebuscárselas”- dice un profesional del rubro dedicado a la dirección de obras. Sostiene que “la construcción se reactivó mucho porque la gente no quiere tener sus pesos en casa, algunos hasta de Rosario hacen traer materiales para seguir con las obras, por eso no se ha parado a pesar de los inconvenientes y retrasos en las entregas” -explica. Sobre la falta de materiales aporta que tiene clientes que han querido comprar cinc y ladrillos del 18 y se encontraron con corralones de la ciudad donde ni siquiera se los cotizan porque no saben cuándo tendrán el material.
Sebastián, del sector de ventas del Super de la Construcción, habla del complicado panorama de abastecimiento de ladrillos. “Las fábricas –indica- están produciendo a la mitad por escasez de personal, gente que está con algún contagio o ha sido contacto estrecho de alguien. Eso hace que se incremente el precio del ladrillo y se produzcan faltantes”. Añade que hay un aumento previsto para estos días y las entregas en fábrica se hacen por turnos, a razón de uno por semana.
“De por si –agrega- cuando se consigue un turno, quien carga el flete ni siquiera es un sampista (obrero experimentado en conducir un sampi), sino oficinista. Eso habla de la escasez de personal. El ladrillo tampoco viene igual, por ahí tiene cierta rotura” -comenta sobre algunos inconvenientes.
Por otro lado explica que las fábricas producen ladrillos por medida, cada 15 días. El fin de semana comenzaron con la producción de ladrillo hueco, solamente del 12; “pero tenemos muchas medidas, del 18, del 8, entonces hay que esperar 15 días más para la otra medida de ladrillo y tener suerte que le den un turno, porque al haber poca producción, si antes cargaban 70 equipos por día ahora quizás cargan 15”.
Los corralones están todos en la misma situación y se advierte en las últimas semanas gente que deambula en busca de chapas y ladrillos; como también se reciben llamadas telefónicas de otras localidades con el mismo problema.
Además hay problemas con la fabricación de aberturas de aluminio. “Algunas fábricas cotizan y reciben entregas de dinero a cuenta para comprar el material, porque el aluminio va con el dólar. Otros me dijeron que no les venden aluminio hasta dentro de un par de semanas y entonces tampoco pueden presupuestar. Con toda esta especulación hay empresas que no mandan aluminio y es una complicación que se suma” -comentó un cliente que tiene avanzada la construcción de su vivienda y necesita el cerramiento.
El mercado de las chapas de cinc
El propietario de una metalúrgica manufacturera orientada al sector avícola, Luis Niderhaus, es a su vez representante de una empresa dedicada a la fabricación de chapas de cinc, con las que abastece a grandes clientes, corralones e industrias. “Para las obras que hacemos nosotros, tenemos disponible, pero no para la venta, no está entrando”- señala.
Explica que la siderurgia se maneja con cupos. “Cuando empezó la pandemia –comenta- la economía venía aplastada y a las empresas se les hacía insostenible retirar los cupos porque tenían que garantizar el pago de los sueldos. Se organizaron para no sacar parte de los cupos un mes, porque estaban saturadas de materiales”. Dada la situación de que las empresas no sacaron aquel cupo, la única fábrica en el país y que programa los cupos mes a mes, hizo un nuevo convenio y en esas circunstancias empezó la reactivación. “Todos pensaban que por la pandemia no se vendería nada – explica Niderhaus- y en realidad generó un efecto contrario por lo que en 15 días los corralones quedaron sin mercadería”.
El entrevistado entiende que hay dos factores que profundizan la falta de chapas de cinc y generan el caos. Por un lado, la fábrica en virtud de la pandemia está trabajando al 40% de su capacidad de producción. Por otro lado, los pesos disponibles se traducen en nuevas inversiones. “Veníamos de cuatro años donde no se invirtió nada. Y el sector doméstico, al no salir de vacaciones o a comer, hace cosas pendientes en la casa, porque tiene ese remanente que lo gasta en confort personal”. También hay inconvenientes con las medidas de chapas que entrega la fábrica. “En vez de chapas de 10,5 u 11 pies que son las que se usan generalmente en nuestro caso, entregan las de 13. Eso produce desequilibrio económico y logístico porque hay que cortar la chapa de 13 pies y quedan los pedazos”- dice.