Ingeniería climática
¿Qué pasa en nuestros cielos?
Estelas químicas, ¿teoría conspirativa o realidad? • ¿Juega el hombre a ser Dios?
Victoria.- Ya hemos abordado tópicos relacionados con la ingeniería climática y las preguntas que surgen al levantar la cabeza y observar nuestros cielos. En este marco, la comunicadora social Cecilia Sustersic, integrante de la comunidad Cielos Limpios, concedió a Paralelo 32 una entrevista donde habló a fondo sobre el tema.
“Cielos Limpios Argentina es un movimiento de personas autoconvocadas, que tiene como objetivo detener las operaciones climáticas clandestinas”, dijo Sustersic. “Surge de la necesidad de accionar frente a la tan avasallante y negada intervención de los patrones climáticos naturales, que muchas ya veníamos investigando y denunciando, y que a partir de charlas abiertas que se dieron en el 2022 sobre esta problemática, en Traslasierra, Córdoba, nos encontramos y nucleamos”, continuó.
Luego, definió: “La geoingeniería es tan real que miles de personas la denuncian en el mundo desde hace demasiado tiempo. Involucra un amplio espectro de tecnologías artificiales que vienen interfiriendo en la biosfera planetaria desde principios del siglo XX”.
En este marco, continuó: “Aunque es desarrollada en programas clasificados de corporaciones o como secreto de Estado en el ámbito militar, organismos oficiales como el IPCC (*) la definen en sus informes como una actividad que tiene como objetivo la manipulación deliberada a gran escala del ambiente planetario, para generar cambios artificiales en la composición, el comportamiento o la dinámica de la atmósfera. Estas tecnologías se agrupan en dos categorías; una que se presenta con el objetivo de reducir la cantidad de luz solar que ingresa a la atmósfera de la Tierra, SRM por sus siglas en inglés, para enfriar artificialmente el clima; y la segunda categoría de intervenciones se agrupan bajo la denominación: «Remoción de Dióxido de Carbono (RDC)» o «Remoción de Gases de Efecto Invernadero (RGE)»”.
Con base en lo anterior, añadió que cuando se profundiza en estas propuestas se entiende que “nadie en su sano juicio aceptaría que se permitan maniobras para afectar y adueñarse de los ríos atmosféricos y el ciclo hidrológico, o se creen sistemas de interferencias y daños sustanciales a las capas protectoras de la estratósfera, se pulvericen cotidianamente nuestros cielos con toneladas de químicos hiper tóxicos, acidificando los suelos, contaminando las fuentes de agua, enfermando a todo ser vivo”. Bajo esta misma tónica, enfatizó: “Es decir, nadie sensato permitiría que cualquier país en posesión de estas tecnologías las esté usando para control geopolítico y económico de otros Estados, porque basta mirar los efectos que generan los eventos climáticos fulminantes de estas últimas décadas, las sequías o inundaciones extremas, las anómalas variaciones abruptas de las temperaturas, o los movimientos intencionales de las placas tectónicas. Son tantas las intervenciones que se tapan con la excusa de que existe un cambio climático creciente, que pone al clima muy loco, encubriendo multiplicidad de factores, entre ellas de operaciones secretas bien planeadas, y que, además, cuando se insinúan, lo hacen como propuestas de solución a la crisis ecológica para seguir enmascarando y sosteniendo las reales causas del ecocidio planetario perpetuado por las grandes corporaciones”.
Llegado a este punto, expresó: “Es por eso que, como son ‘proyectos de investigación’, como le gusta nombrar y justificar a cierta ciencia nada ética, muy destructivos, se desarrollan en un marco de secretismo y tabú, porque de transparentarse y hacerse públicos, deberían detenerse inmediatamente. Si están reconocidos y definidos deben existir regulaciones para estos programas”.
Convenio ENMOD
La integrante de la comunidad Cielos Limpios sostuvo: “A partir de la loca carrera de las grandes potencias por desarrollar tecnologías para controlar el clima, que se dio durante la guerra fría, en 1976, Naciones Unidas creó el Convenio ENMOD, con el fin de evitar que se utilice el medio ambiente como instrumento de guerra. Prohibieron con ello la manipulación deliberada de los procesos naturales que puedan provocar fenómenos tales como los huracanes, maremotos o cambios en las condiciones climáticas. Siempre hago referencia a este convenio, no porque haya logrado regular y prohibir en la práctica la geo guerra, sino para mostrar que ya en la década del 70 los gobiernos sabían y tenían muy claro la existencia y peligrosidad de avanzar y accionar con las tecnologías de control del termostato planetario. Justamente uno de los científicos que más ha investigado y denunciado estos programas, Marvin Herdon, expresa que si el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) se define desde 1972, y en teoría, actúa como un defensor autorizado del medio ambiente global y tiene tanto la autoridad como la responsabilidad de esa agenda, la hace responsable de las violaciones de principios científicos sólidos y, en el caso de ENMOD, la acusa de crímenes contra la humanidad y el medio ambiente planetario.
—¿Qué son las estelas químicas?
—Las estelas químicas son los rastros más visibles que se ven desde hace décadas en los cielos de muchos países del mundo, que dejan los aviones involucrados en los programas globales de geoingeniería llamados Gestión o Manejo de la Radiación Solar. Implica que, a través de la carga de químicos y otros componentes tóxicos, se puede manipular, modulando la atmosfera en interacción con radares y ondas electromagnéticas de alta o baja frecuencia”.
“Los aviones que ejecutan la IEA (Inyección Estratosférica de Aerosoles) son llamados Chemtrails, porque dejan un rastro persistente por horas, anómalo, que se va extendiendo y ensuciando el cielo y cambiando las condiciones atmosféricas. Llamativamente el IPCC (*), en su quinto informe, negando una de las técnicas que más contaminan nuestros cielos, la IEA, advierte a los políticos que “a pesar de los efectos secundarios globales y las consecuencias a largo plazo, se deben mantener las técnicas de geoingeniería, incluida la gestión de la radiación solar (SRM). Si el SRM se detuviera por algún motivo, es probable que las temperaturas de la superficie global aumentaran muy rápidamente a valores que conduzcan a un aumento de los gases de efecto invernadero”. Estas son las inhumanas ideas de los que gobiernan el mundo, continuar cargando nuestros cielos con más contaminantes, que el humano siga jugando a ser Dios, arrasando todo lo natural y aplicando tecnologías que destruyen todo lo creado en nuestro bello hogar”.
“Por eso necesitamos que la ingenuidad y pasividad queden atrás para activar nuestra inteligencia creativa, constructiva y solidaria con las generaciones futuras; que volvamos a mirar y conectar con el cielo y la naturaleza, y que podamos hacer lo que sea necesario para volver a tener cielos libres y limpios”, concluye Sustersic.
(*) IPCC: Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático, es el órgano internacional encargado de evaluar los conocimientos científicos relativos al cambio climático. Fue establecido en 1988 por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) para facilitar a las instancias normativas evaluaciones periódicas sobre la base científica del cambio climático, sus repercusiones y futuros riesgos, así como las opciones que existen para adaptarse al mismo y atenuar sus efectos.