Qué leen los victorienses
El escritor italiano Alessandro Baricco es el autor de un ensayo genial llamado Los Bárbaros: ensayo sobre la mutación. En ese texto, el autor desarrolla su tesis de que cuando algo se masifica pierde su esencia. Según su análisis, hoy en día se accede a la literatura por canales externos al literario. Es decir, una película, un video juego, un comentario en Facebook, casi cualquier cosa puede conducirnos a un libro.
Y así como cambian los canales, también lo hace el contenido y la forma. Ya no se escribe igual que antes porque ya no se lee igual que antes. En este juego laberíntico intentamos guiarnos por un hilo de Ariadna que se puede cortar en cualquier momento. ¿Qué leemos los victorienses? ¿Qué temas nos interesan en la actualidad? Éstas podrían ser preguntas tan generales como superfluas para el individuo, pero que marcan una conducta en los anaqueles de las librerías.
La biblioteca municipal cuenta con aproximadamente mil trescientos socios. Las edades varían, pero principalmente se trata de adultos mayores y jóvenes estudiantes de distintos profesorados. Además de un lugar de sabiduría, la biblioteca resulta un ámbito silencioso que favorece las cavilaciones de los discípulos de distintas ciencias.
Libros especializados, todo tipo de novelas, poesía, autores victorienses y, principalmente, historia local. Eso es lo que generalmente buscan los ávidos lectores cuando van a la biblioteca municipal. No obstante, también buscan libros de autoayuda, algo que se repite en el plano de las librerías comerciales.
Pamela, de librería Colman, nos comenta que la autoayuda es un tópico muy buscado últimamente. Sin embargo, también señala otros géneros: terror, neurociencia, novelas románticas, feminismo.
El mercado literario no ha escapado a la crisis económica. “Los clientes que antes llevaban tres libros, ahora compran uno”, ejemplifica Pamela. Asimismo, aclara que esto ha limitado la voracidad de los lectores, pero que se las rebuscan para comprar lo que pueden.
“Los más jóvenes buscan libros de Stephen King”, indica. Otro autor buscado, pero en la rama de la psicología, es Rolón. “Incluso vienen a buscar sobre cocina saludable, pero ahí tenés diversos autores”, acota.
Pamela percibe que una oleada oriental está invadiendo nuestro pensamiento ‘greco-romano’ [diría Borges]. “Mucha gente se interioriza, también, sobre metafísica y busca autores orientales”, dice.
Sin embargo, aclara que también se recurre a temas como la historia y la economía. En este sentido, se puede observar lo que señalaba Baricco, esta conducta bárbara [sin ningún tipo de connotación peyorativa en el término] de invadir todos los sitios por parte de los lectores.
La literatura permite estas digresiones. Quizá ya no se busca el conocimiento con la vehemencia de Fausto pactando con Mefistófeles entre redomas y libros polvorientos. El acceso a la literatura puede darse desde el cine o desde cualquier lado, acaso los recintos perdieron su delimitación.
Si alguien dice terror se puede contestar Poe, pero muchos ahora dicen King. Si alguien dice espíritu, se podría contestar Kierkegaard y filosofía, pero otros optan por la autoayuda. Qué es mejor y qué es peor es una cuestión de apreciación de la complejidad y también hay que saber hasta dónde se quiere llegar con cada asunto.
Por lo pronto, en las librerías estos son los temas más consumidos en el mercado literario. Un mercado que ha cambiado (¿perdido?) su esencia y que vive un dinamismo paradójico contra la quietud y el silencio de las bibliotecas.