Putin es nuestra gelatinosa esperanza
** Isidoro de Sevilla fue un sabio católico que vivió desde el año 556 al 636. En su tomo II, libro VIII de sus Etimologías (año 634) define textual: “la palabra esperanza se llama así porque viene a ser como el pie para caminar, como si dijéramos ‘es pie’ (spies). Su contrario es la desesperación, porque allí donde no hay pies no hay posibilidad alguna de andar”.
Para haber sido escrito en el siglo VII no está nada mal, a cuenta de que en esos tiempos no existían las prótesis para caminar ni otros elementos ortopédicos para el traslado. Pero su definición me viene muy bien.
** Un milenio más acá el hombre moderno llegó a la conclusión de que la palabra esperanza viene de esperar, del latín sperare (tener esperanza). Esperar, claro, ¿y cómo no vamos a saber qué significa esperar? si lo venimos haciendo desde hace una pila de años, en cada cambio de gobierno, cada cambio de año, cada nueva promesa, o cada nueva chapucería que nos decepciona…
** …cada vez que de nuevo nos dicen que a partir de ahora comienza una transformación para el país sin explicarnos cuál es el plan y qué seguridad de éxito tiene, esperamos. Hitler no solo quiso transformar a su país, también al mundo; Víctor Frankestein merecía un premio Nobel por haber creado una vida (Frankestein o el moderno Prometeo) uniendo partes de distintos cadáveres…
Indifrundi disheguen los gauchos
** Como sea que nos haya tratado la vida en este año 2020 ya sentenciado a su destino de cenizas dentro de doce días, el que viene de estreno a reemplazarlo ¿provocará en nosotros el indescifrable misterio de la esperanza? ¡Mire que habrá que ponerle ganas para esperanzarse con que el año por venir será diferente! Pero no hacerlo es claudicar, la peor de las opciones. Pero no se me achique. Esperanza es esperar lo mejor.
** Elijamos una esperanza cada uno. Algunos la cifrarán en la vacuna contra el Covid19, otros dirán que prefieren tomar fernet con dióxido de cloro. No es fácil cuando los propios rusos le reculan a la Sputnik V como si los quisieran subir a la cápsula espacial Sputnik II para morir rostizados como la perra Laika, pero tan pronto como la experimentemos nosotros, ellos también harán fila en los vacunatorios. Sucede que no creen en ese rostro intrigante de Putin, cruza de terrier con pastor alemán, y el pueblo le reclamó que mejor “indifrundi disheguen los gauchos argentinos primero”.
** (“Nenita suya Indifrundi disheguen con el abogado”: Frase que utilizaba el actor Vicente Rubino en el programa humorístico La Tuerca, para insinuarle con picardía al Pato Carret que su hija, secretaria de un abogado, hacía otras cosas con él. Se emitió entre 1965 y 1974, y luego en 1982 y 1989)
Se deschavó Vladimiro
** En Moscú se hallaba esta semana una delegación femenina de funcionarias del Anmat y otras. Según Infobae, no viajó la científica que más sabe sino –como se estila– la militante más fiel, ¿con orden de informar al regreso que está todo ‘kukúshuku (pipí cucú) con la vacuna?
Mientras las muchachas se hallaban tomando unos kwast en la Plaza Roja, donde siempre hay unas pantallas gigantes en las que aparece Vladímir Vladímirovich Putin cada vez que tiene que hablar mal de sus opositores (preferiríamos no mencionarlo para no dar ideas en nuestro país), se apareció el tipo diciendo que si bien prometió vacunarse primero, resulta que no puede porque la vacuna no va para sexagenarios.
** Nuestra Secretaria de Salud Carla Vizzotti soltó de la boca un espumarajo de kwast y le explotó la espesa cabellera al grito de ¡cuando habíamos logrado que no hable Ginés, la jodió Putin, y mirando de soslayo a la asesora presidencial, le espetó: ¿¡vos sabías eso!? La Asesora de Cris, mirando con rencor la pantalla donde Putin seguía con cara de perro, murmuró un: ¿Cómo iba a saber si no manyo una palabra en ruso?
–“Alberto se va a calentar”, –dijo Vizzotti secamente.
_¿Por no poder vacunarse?
–No, boluda, porque era un secreto que sabíamos todos y este gil buchoneó para zafar él de su promesa a los rusos.
** En fin, al problema lo van a tener cuando regresen; no porque Alberto (61 años) y Cris (68) se enojen, ya que el gobierno sabía esto cuando acordaron la compra (si lo niegan acrecientan el miedo). El conflicto se va a presentar con el corte de edad cuando lleguen las primeras Sputnik V, porque los agentes sanitarios podrán inyectar a una persona que tienen 60 años, 11 meses y 30 días diciéndole que tenga confianza y vaya tranquilo, pero decirle que es muy nociva y con consecuencias desconocidas, al que cumplió 61 el día anterior.
Club de recuperadores
** Unámonos en el club de recuperadores de la esperanza perdida, cada uno con la suya. Esperanza de que nos vacunaremos y volveremos a las canchas y las peñas, aunque caminemos con dificultad y echando saliva por las comisuras. Fe en que el dólar blue se pondrá red de vergüenza y se achicará. En que el dólar oficial exista y esté a disposición de todos, todas y todes en 2021, porque así como está hoy es como tener precios cuidados en una góndola vacía ¿no es cierto? Esperanza en que las prioridades del gobierno serán las del gran pueblo argentino salud y no la abolición del poder judicial para zafar de las condenas, o el aborto. Y que en los jubilados y los pensionados no decaiga la esperanza de que estos 122 dólares de jubilación que reciben actualmente, vuelvan al nivel de los 234 dólares de un año atrás…
** …Esperanza de volver a creer; esperanza de que nuestros gobernantes ya no digan “vamos por todo” mientras quieren todo para ellos; esperanza de que los beneficiarios de planes ya no digan “vamos por más” y ese más no es buscar laburo sino pedir aguinaldo y vacaciones pagas; esperanza de que haya trabajo para aquellos que lo buscan, y el que no, porque está cómodo así, que se haga cargo de su pretendida comodidad. Esperanza de que ya no se justifiquen en los pobres aquellos políticos que viven en Puerto Madero y cuando se ven jugados a comer un choripán, lo piden con pan lactal. .
Las campanas del cuore
** Es cierto que 2020 ha dejado casi vacío de notas el pentagrama de nuestra alma, pero se aproxima el momento de evocar el misterio que separó la historia en antes y después –la Navidad– que hará tañer las campanas del corazón en el santuario que llevamos incorporado por genética de origen; entonces veremos el 2021 con menos recelo. No a través de la razón sino del instinto de conservación.
** Ya tenemos la vacuna de Vladimiro; gelatinosa esperanza porque nada sólido le conocemos. Pero a todo se acostumbra el ser humano menos a no comer y eso porque cuando se está acostumbrando se muere, decían nuestros ancestros. También podremos adaptarnos a lo que nos deparen los doce días que le queden a este año de duelo y al año venidero que… viste como son los años… nos ofrecerá la ventaja de decidir qué vamos a hacer con lo que nos toque. ** Un aplauso para el asador extinguido y otro los que no renuncian a la esperanza.