¿Por qué cantamos incluso antes de aprender a hablar?
Victoria.- Antes de aprender a hablar, antes de balbucear nuestra primera palabra, aprendemos a cantar. Eso es lo que asegura la profesora Patricia Osman en diálogo con Paralelo 32. Patricia, quien da clases en la Escuela Municipal de Música Justo José de Urquiza, recientemente ha presentado en Nogoyá su libro Manual de Trabajo, el Canto en mis Palabras. Se trata de un material para aquel que gusta de cantar, enseña a cantar y trabaja su voz. En el libro hay ejercicios de cuestiones básicas del canto y algunas cuestiones más referidas a la interpretación y la afinación.
“El niño canta antes de aprender a hablar. El canto es parte de nuestra naturaleza. Después, vamos aprendiendo los sonidos propios de nuestra cultura y ahí aprendemos qué es afinado y qué no lo es”, dice la profesora.
“Cuando nos da vergüenza equivocarnos, sonamos, porque perdemos la oportunidad de hacer. Todos podemos cantar y nunca es tarde para aprender. Y esto me gusta defenderlo desde la postura de la neurociencia, está tan estudiado que nuestro cerebro tiene la capacidad de generar nuevas conexiones neuronales, podemos aprender tantas cosas porque nuestro cerebro está preparado para aprender”, explica.
“Mi libro apunta a las cuestiones básicas del canto que acerquen a la gente a cantar. La afinación es un aprendizaje cultural. Al igual que aprendemos los sonidos del idioma materno, aprendemos los sonidos de la música que rodea a nuestra cultura, así se aprenden las alturas. Hasta los cinco años nuestro cerebro va capitalizando esos sonidos de la cultura y así es que hay personas que a los cinco años ya son afinadas y otros que no porque, quizá, no tuvieron el estímulo que necesitaron o no se les cantó bien, porque aprendemos a cantar cantando”, desarrolla.
En relación a la experiencia en sí del estudio del canto, comentó: “En el canto cada uno tiene su búsqueda. Me ha pasado formar cantantes que lo que quieren es un trabajo de perfeccionamiento técnico, como también gente que viene a cantar porque se quiere regalar ese momento. Todo depende del objetivo que cada uno tenga. No obstante, el trabajo del canto siempre es enriquecedor, una experiencia edificadora más allá de esa búsqueda específica”.
El canto de una madre para hacer dormir a su hijo, el de los niños para animar un juego, el de cualquiera en la ducha; todo esto refuerza lo que sostiene Patricia a lo largo del diálogo, es decir que el canto es parte de la cultura. Asimismo, respecto de la repercusión de su libro expresó que se siente muy feliz ya que ha llegado a mucha gente. Por último, resaltó: “El mensaje es que todos podemos cantar y que nadie debe privarse del gusto de hacerlo”.