No había vacunas para los sabañones
** Lo que la campaña masiva no puede, lo puede el aire helado. A falta de vacunas suficientes, buenas son estas bajísimas temperaturas que nos tientan a salir a la calle solo para lo necesario y envueltos en lana hasta el nivel de los ojos. Si querían que nos quedáramos más tiempo dentro de la casa, el invierno escuchó el mensaje y resolvió colaborar. Claro que vacunas no faltan en el país; lo que falta es aplicarlas. Veníamos con 2 millones de dosis en las heladeras y el miércoles de esta semana el stock era de 4,5 millones. Se siguen acumulando.
** La sospecha de los sospechadores de siempre, en el país del ‘desconfía y acertarás’, es que mientras se va vacunando, algo se va guardando para dar un gran shock de vacunación nacional y popular en el mes de las elecciones, que podría tener un efecto mejorador del ánimo social. Es un tema que se menciona en los medios pero no tiene respuesta oficial y, mientras quedan vacunas en las cámaras de frío, seguimos teniendo medio millar de muertes diarias.
** Va esto y cambiamos de tema: desde el día 20 (inc.) hasta el 29 (inc.) de junio se registró en nuestro país un promedio de 493 fallecidos diarios por causas asociadas a covid, prácticamente el mismo promedio que en igual periodo del mes de mayo (484). A este ritmo, el 12 de julio se completaría el fatídico número de 100 mil muertos por el SarsCov2. En abril del año pasado el presidente Fernández dijo: “Prefiero 10% más de pobres y no 100 mil muertos, porque de la muerte no se vuelve”. Algo salió mal porque ambas cosas se están cumpliendo, lamentablemente, y nuestra historia demuestra que de la pobreza tampoco se vuelve.
Al rescate de don Leoncio
** Pero ¿quién quiere leer más sobre vacunas, enfermedades y muertes? ¿No es lo que oímos y leemos todo el tiempo? Pongamos un punto aquí y convoquemos a don Leoncio, con quien nos ha quedado pendiente extendernos sobre las hierbas medicinales que nos regala el sustento mineral de nuestra maltratada madre tierra.
** –M. Gusto en saludarlo don Leoncio. Así, tan envuelto en lana como lo veo hoy, no hay porrazo que pueda lastimarlo.
_L. ¿Y quéselevaser?, hay que salir por la provista
–M. ¿Me equivoco o lo he notado un poco rengo?
_L. Me tienen mal los sabañones. Pila de años que no me hallaban. Pensé que habían desaparecido por la inmunidad de rebaño que le llaman ¿vió?, porque desde los años 70 que no escucho quejas sobre esos malditos.
–M. Ahora que los menciona… es cierto, el picor y la hinchazón de los sabañones no se curaba ni aliviaba con nada y era insoportable. Aparecía mayormente en invierno y desaparecieron sin vacunarnos para ello. No se sabía bien qué los producía.
_L. Bueno, acá los tiene, Aparecieron, si quiere saludarlos se los presento. Producen picor y si te rascás es pior. Igual, a mi edad no se animaron a mucho. Cuando muchacho me salían en las manos, en los dedos de las patas y las peores se trepaban a las orejas; muy mal lugar para el tratamiento.
–M. ¿Qué tratamiento?
_L. Para curarlas había que empaparlas con el primer orín de la mañana o castigarlas con ortigas recién cortadas. Orinarse los dedos de los pies y las manos, vaya y pase, pero echarlo sobre las orejas ¿cómo se llega?…
–M. Noooo, ya empezamos. Se supone que hay métodos más sutiles e higiénicos para empapar las orejas si es necesario. ¿Y con eso se iban?
_L. Al dedo de al lado se iban. Nadie, ni la curandera más renombrada podía aliviar ese mal.
–M. ¿Entonces para qué se torturaban con ortigas y orín?
_L. Para no contradecir a la curandera; ¡era palabra santa!, mi madre se santiguaba ante su oscura presencia. ¿Quiénes éramos nosotros para contradecirla?
–M. ¿Oscura presencia dijo? ¿Acaso una persona que metía miedo, de aspecto sombrío?
_L. No, es que no tenía luz en el rancho y atendía ahí, después que hizo fama ya no hacía domicilios.
En memoria de la libustrina
–M. Sabe, don Leoncio, se me ocurre formar una ONG de científicos, comedidos y corajudos, para investigar qué sucedió con algunas cosas que hemos conocido en el pasado, para bien o para mal, que hoy ya casi no se ven.
_L. Téngame por presente, yo quisiera saber qué pasó con los empachos y el mal de ojo, que desaparecieron, igual que la libustrina, habiendo sido tan útil.
–M. ¿¡La libustrina!?
_L. ¿Y yo que dije?
–M. Sí, entendí pero me sorprendió. Recuerdo que no había cerco de frente o divisorio de una casa que no fuera de libustrina generalmente bien cuidada.
_L. ¡Si habremos tenido que saltarlas en apuros! (guiña un ojo)
–M. No se haaaaga; si usted jamás fue “pata ‘e bolsa”, y lo felicito por eso; una vida de amor y fidelidad con doña Violeta. Además… tampoco entiendo hoy la utilidad de la libustrina.
_L. No se olvide que rodeaban todas las plazas dándonos privacidad a las parejas, para desgracia de las chusmas que estiraban el cogote por arriba para ver a alguna parejita en orsay.
–M ¿En orsay de qué? ¿Qué tenía de malo charlar y besarse apasionadamente?
_L. Ahora no se haga usted como que no sabe que hasta el beso al aire libre estaba mal visto. Aprobado para zaguanes y livings, bajo vigilancia.
–M. Habrá sido en su época, disculpe pero soy del tiempo de chicas con mini y peinados tiesos por el spray; muchachos de pantalones Oxford, pelo largo, flequillo…
_L. ¿Y usted cómo hacía?
–M. ¿Con qué?
_L. ¿Se pintaba un flequillo con corcho quemado?
Escandalón
–M. En los 70 yo era apenas un chico que aprendía a andar en bicicleta con la bici de mi padre, metido de lado por debajo del caño y afirmado solo en los pedales. Usted me confunde; fue con mi papá que hizo la colimba.
_L. Claro, hice la colimba con su papá y tomé la primera comunión con usted. Déjelo. Mejor me cuenta qué es eso del “escandalón”, donde ahora han puesto a nuestro país los europeos, por no pagar las cuentas.
** L. Creo que se refiere al stand alone, que se pronuncia stand alón y en gringo significa algo así como estar solo. Pero en definitiva es un mercado independiente; quedaste fuera del mapa. El caso es que figurábamos como ‘país emergente’ y nos bajaron a la categoría subsuelo, pero no estamos solos ahí, no vaya a creer, quedamos en ese horno junto a Jamaica, Panamá, Trinidad y Tobago, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Malta, Ucrania, Botsuana, Zimbabue, Líbano, Palestina.
–M. ¡Y buhéh! Algo habrán hecho todos ésos. Uno nunca sabe.