No cesan las estafas por compras on line y tampoco los hackeos de Whatsapp
No se puede decir que nos falten advertencias sobre los riesgos cada vez mayores en cuanto a comprar y vender a través de grupos de Facebook, Whatsapp, y de las grandes plataformas de venta como Mercado Libre, Amazon y otras, que ya no pueden garantizar totalmente la honestidad de sus usuarios, y tampoco en la honestidad de operarios de la logística, que muchas veces abren los paquetes para extraer el contenido.
Esta semana, por ejemplo, un trabajador y su esposa, de Crespo, que pusieron en venta unos muebles de la casa, fueron víctimas del trillado cuento de un supuesto comprador: “te transferí demás por error, por favor dame tu CBU para retirar la diferencia”. Con ese CBU les sacan a sus víctimas un préstamo y les vacían la cuenta de sueldo y todas las que tenga.
También Whatsapp se nos muestra cada vez más vulnerable. Empieza a ser común que recibimos envíos con contenido propagandístico o informativo de alguien desconocido, o quizás conocido por ser de nuestro mismo pueblo, y nos preguntamos de dónde sacó nuestro número. Es bueno saber que ya no hacen falta genios de la cibernética para acceder a todos los contactos de cada contacto nuestro. Es decir, no es tan difícil espiar quiénes son los contactos de alguien de quien tenemos el número, y copiarlos. No es honesto, pero es posible.
Y en cuanto a intentos de estafas por Whatsapp, con frecuencia nos enteramos de hackeos de ese tipo con intención de estafar. Le pasó hace poco más de una semana a un operador inmobiliario de Crespo, y tiempo atrás fue un empleado de la concesionaria de autos y tractores más importante de la ciudad. Y la lista es interminable.
Parecen en vano todas las advertencias, tanto de Policía como de los bancos que nos advierten en el mismísimo cajero automático al que los estafados van, cuando siguen los pasos de quien les llama para engañarlos y les exige no cortar la llamada.
Suena como ecos en el desierto una recomendación que hizo el experto en informática Daniel Giosa, quien nos habló de la importancia de “desconfiar”. Desconfíe, desconfíe, desconfíe. Ponga cuidado cuando trate con extraños a través de las redes, donde el delito está tan activo como en las calles de las grandes ciudades. Hoy se opera incluso desde las cárceles y desde oficinas.