Ni nombres al 20-20, que es mufa
** Hace unos días redacté un texto donde debía aparecer el año 2020; el veinte-veinte, como le llamamos en el lenguaje cotidiano. Consideré que ese espacio debería quedar hueco, sin mencionar el número porque es un año mufa que mejor ni nombrarlo. ¿Y qué se hace en un texto cuando no se quiere nombrar algo? Se completa el espacio con tres o cuatro letras equis. Eso fue lo que hice; escribí: “…en el calendario de la era cristiana el año XXXX pasó como un…” Entonces me di cuenta que no hay modo de evitarlo. Está claro que acababa de escribir “veinte veinte” en números romanos.
** Lo llamaremos “el año inevitable” y lo mejor que podemos hacer cuando expire el 31 es exculparlo, perdonarle su hostilidad, porque fue hostil y grosero con la humanidad toda. Quien perdona se libera de la carga y respira aliviado y feliz. Pero a no apresurarse… aguarde… aguarde… ¿quiénes somos nosotros para culparlo al XXXX y perdonarle sin darle primero el derecho a defensa? No podemos actuar como niños cuando acusábamos a algún hermano o hermana de haber empezado la pelea y cuando uno de nuestros mayores interrogaba cómo sucedió, respondíamos: La pelea empezó cuando ella me devolvió una cachetada que le di.
** Hagamos silencio para escucharlo, quizás el señor XXXX tenga mucho para decirnos a sus apresurados acusadores. “Mi paso por el tiempo es un instante fugaz y lo que más quiero es brindarles el soporte para que vivan libremente sus vidas. Carezco de brazos, voz y razonamiento. Soy apenas un lienzo blanco sobre el cual ustedes hacen sus garabatos o sus obras de arte. Lo que hicieron sobre mi los humanos fue indigno pero no puedo evitarlo; los poderosos del mundo crearon un virus y un protocolo para el sometimiento colectivo, otros más débiles se ocuparon de fomentar el odio en todos los ámbitos y países, pecaron agrediendo al medio ambiente, desoyendo al sabio Dios, destruyendo la familia, creando métodos para quitar la vida en vez de cuidarla… Yo no lo hice, fueron ustedes”.
Sabiduría leonciana
** Cuando el sol respingaba sus primeros bostezos orillando el horizonte del poniente, se aproximaba don Leoncio, viejo trajinador de veredas, la frente erguida como corresponde a quien nunca se entrega y la mirada baja para no tropezar con alguna baldosa descomedida.
** _M. Gusto en saludarlo don Leoncio; estaba pensando en esto del año veinte-veinte y las ganas de la gente de tirarlo al tacho del olvido eterno.
** –L. Qué quiere que le diga, paisano, para mí ese número vale más o menos lo que los números que están en los mojones a la orilla de las rutas. Los miro y sé cuánto me falta para llegar a destino, a ese destino que tenemos todos, pero nada más.
_M. Es un concepto interesante en cuanto a la incidencia de los años y su valor numérico en nuestra vida. Me ha sorprendido.
–L. ¿De qué se sorprende si le dije una pavada?
_M. Tiene una gran profundidad lo que me dijo, no se subestime.
–L. De la profundidad de los baches, si es que se refiere a eso, no es culpa del camino sino de los que no lo cuidan y los que no lo reparan.
** _M. En su razonamiento sencillo se hospedan grandes verdades don Leoncio.
–L. (Hace una pausa como sorprendido) ¿No será su imaginación?
_M. Sus palabras tan precisas no necesitan la asistencia de la imaginación. Hay quienes se pasan la vida culpando al camino, pero el resultado de nuestro viaje por este mundo no es otra cosa que el resultado de nuestras propias acciones.
–L. ¿Yo dije eso?
_M. Es lo que le oí decir, por supuesto. Removemos tanto el camino que entorpecemos nuestro propio avance, y luego lo culpamos injustamente. ¡Genial! Eso nos está pasando con el año 20-20.
–L. ¡Buhéh! Yo solo pretendía que no seamos tan duros con la señora Alicia Benítez, presidente de Vialidad Provincial.
El Covid es compañero
** _M. Me llama la atención verlo sin barbijo don Leoncio. Más allá de que he visto hasta manchas de tuco y polvo de ladrillo en el que usa, lo cual lo invalida, usted ha sido hasta ahora un fiel soldado del protocolo.
–L. Fue un error y espero no apestarme. Acobardado, me metí en una supuesta marcha de apoyo al gobierno nacional que venía para el centro, pero al cabo de andar me di cuenta que era de queja contra el gobierno. Me preocupé pero ya era tarde porque ni en el bolsillo tenía un barbijo.
** _M. ¿¡Qué tendrá que ver!?
–L. Despabilesé, las marchas por la lealtad al gobierno no contagian, solo hay contagios cuando marchan los contreras. Mesmo los colectivos, nadie puede viajar a menos que sea para el día de la Lealtad o el velatorio de este muchacho el jugador de fútbol. Las caravanas de protesta en auto son una falta de responsabilidad porque contagian; los otros no contagian porque el covid es compañero.
** _M. Bueno, son accidentes de la historia. Usted no se confíe. Todos sabemos que algunos medios de información porteños se han vuelto medios de intoxicación y no hay que dejarse influenciar tanto, porque el virus está y hay que cuerpearlo como sea. No se me haga el guapo porque el bicho está en todas partes, lo demás es relato oficial.
–L. Se agradece el recordatorio. Igual yo me hago vapor con hojas de ruda macho todas las noches y tomo unos tragos de té de ajenjo. ¡Viera como arruga el bicho ese!
El festejo es manso
** _M. Si para las fiestas de fin de año va a estar solo con doña Violeta, que no es poco, me gustaría que las pase con mi familia en casa.
–L. Se agradece el convite pero nos vamos a juntar los vecinos, somos más de veinte.
_M. Pero eso está expresamente prohibido. No se pueden juntar más de diez a festejar.
–L. Lo tenemos solucionado. Para los velorios se pueden juntar hasta veinte, y quien dice veinte dice veinticinco.
_M. De nuevo… ¿¡qué tendrá que ver¡?
–L. Vamos a sacrificar el lechón el 23 y lo vamos a velar el 24 a la noche y el 25. Los vecinos serán invitados al velorio del chanchito.
_M. Ah, debí suponerlo. La próxima sorpréndame con un chiste nuevo.
** ¿Por qué no agradecerle el 31 a la noche al año XXXX? Agradecer por poder estar agradeciendo ¿se entiende? Es un año que se ha llevado el trabajo de muchos, ha fundido empresas, profundizó la miseria, produjo miedo, record de repitencia en los colegios, alteraciones psicológicas y anímicas, hambre y sobrepeso, distanció físicamente muchos afectos, y lo más doloroso es que se ha llevado la vida de seres queridos y aunque esto sucede desde la fundación del mundo, lo cargaremos también en su cuenta.
** –L. Se ve que le hicieron mella los medios de intoxicación que usted dijo. Porque olvidó que también nos trajo vida, muchos hogares felices por la parición de nuevas vidas. _M. Celebremos por las nuevas vidas entonces.