Mirar más acá de las sombras
** Si la NASA elige a un perro y lo pone en una nave espacial súper veloz para que pase por el agujero de gusano hasta llegar a otro sistema solar donde hay un planeta con vida inteligente. Al llegar la nave a destino los alienígenas creerán que el perro es inteligente y construyó la nave. Luego intentan descifrar su lenguaje para comunicarse con él. Y si lo descifran, ¿los aliens podrán hablar con los perros?
** Aprendido el lenguaje canino, mandarían una señal al espacio para que llegue a nuestro sistema solar y nuestro planeta. Cuando llegue, los humanos le pondrán play y solo escucharán un patrón de ladridos hechos por los aliens. Los perros que anden por ahí, al escucharlo, comenzarían a ladrar en sintonía con otro patrón repetitivo, lo cual a los humanos les llamaría la atención y al no entenderlo enviarían otro perro más. Al llegar a destino los aliens pensarían que viene en rescate del perro anterior y que el planeta es de perros.
** Acto seguido los aliens organizarán un viaje a nuestro planeta celeste. Al llegar y ver a tantos perros con collar y sujetos por una correa que son llevados por humanos, creerán que los humanos son otra especie de alienígenas que esclavizaron a los perros. Como son altruistas, llamarían a su planeta para que vengan naves con refuerzo para acabar con todos los humanos y liberar a los perros, auténticos pobladores del planeta. ¿Podría pasar esto, no?
** A estos tres primeros párrafos los hallé en un reenvío de otro envío y los firma un tal Nahuel Elías. Es una hipótesis divertida en la cual no nos detendremos, solo la trajimos aquí para decir que toda ficción sirve además para hacernos pensar en la realidad, como lo hizo –salvando la gigantesca distancia– Platón, enseñándonos a pensar con ‘El mito de la caverna’, de qué manera percibía el mundo y haciéndonos ver la dualidad de nuestra realidad.
Platón y el mito de la caverna
** No voy a presumir de entendido en filosofía, tranquilos; me he animado a mucho pero jamás a tanto, los límites se respetan. El mito de la caverna es un relato muy entretenido de este filósofo griego seguidor de Sócrates y maestro de Aristóteles, que anduvo por esta tierra como cuatrocientos años antes que Jesús. Allí entendemos que una realidad ficcionada puede cuestionar nuestras creencias. Pero, antes de sumergirnos más en todo esto, ¿qué cuenta el mito de la caverna?
** Se trata de unos hombres encadenados en lo más profundo de una caverna donde solo pueden ver una pared. Nunca, desde que nacieron, han podido salir y tampoco han podido mirar hacia atrás para saber el origen de las cadenas que los atan.
A sus espaldas hay un muro y un poco más lejos una hoguera. Entre el muro y la hoguera hay hombres que portan objetos. Gracias a la hoguera, las sombras de los objetos son proyectadas sobre la pared y los hombres encadenados pueden verlas.
** “Veía imágenes que eran mentiras y falsas realidades. Pero, ¿cómo podría considerarlo yo tal cosa? Si desde pequeño es lo único que he visto que sea real.
Los hombres solo habían visto lo mismo desde que nacieron, por lo que no tenían la necesidad, ni la curiosidad de darse la vuelta y comprobar qué era lo que reflejaban esas sombras. Pero esta era una realidad engañosa, artificial. Esas sombras los distraían de lo que era la verdad.
El que se animó
** Sin embargo, uno de ellos se atrevió a girarse y ver más allá. En un principio se sintió confuso y todo le molestaba, sobre todo esa luz que veía al fondo (la hoguera). Entonces empezó a desconfiar. ¿Había creído que las sombras eran lo único existente cuando no era así? Cada vez que avanzaba, sus dudas le tentaban con la posibilidad de regresar a sus sombras.
No obstante, con paciencia y esfuerzo siguió adelante. Acostumbrándose, poco a poco, a lo que ahora le resultaba tan desconocido. Sin dejarse vencer por la confusión ni entregarse a los caprichos del miedo, salió de la caverna.
** Eso sí, cuando corrió hacia atrás para contárselo a sus compañeros, estos lo recibieron con burlas. Un menosprecio que reflejaba la incredulidad que sentían aquellos habitantes de la caverna por lo que el aventurero les contaba.
Salir de la caverna es un proceso difícil. El hombre que en el mito de la caverna decide liberarse de las cadenas que lo aprisionan toma una decisión muy difícil. Pero en el mito, esa decisión, lejos de ser apreciada por sus compañeros, es valorada como un acto de rebeldía. Algo que no está muy bien visto, que podría haberle instado a abandonar su intento.
** Cuando se decide, emprende en solitario el camino, superando ese muro, ascendiendo hacia esa hoguera que tanta desconfianza le provoca y que lo deslumbra. En el proceso las dudas le asolan, ya no sabe qué es real y qué no. Tiene que desprenderse de creencias que llevan mucho tiempo con él. Ideas que no solo están arraigadas, sino que, a su vez, suponen la base del resto del árbol de sus creencias.
Pero, a medida que avanza hacia la salida de la caverna, se va dando cuenta de que lo que creía no era del todo cierto. Ahora… ¿qué le queda? Convencer a los que se burlan de él, de la libertad a la que pueden aspirar si se deciden a romper con la comodidad aparente en la que viven”. (De comillas a comillas el texto es de lamenteesmaravillosa.com –La hice fácil esta vez)
Paradigmas
** ¡Grande Platóncho!, nos enseñaste que la ignorancia se vuelve muy incómoda cuando empezamos a ser conscientes de su presencia en nuestra vida. Frente a una visión distinta del mundo o de las cosas, nuestra inercia nos empuja a derribarla; estamos tan cómodos en ‘nuestra zona de confort’.
** Veamos ahora mismo nuestra situación, cuando el experimento médico más grande y pavoroso de la historia de la humanidad está en manos de la industria farmacológica, cuyos patrones siempre fueron codiciosos, sedientos de sangre y oro, y de repente las sombras de la hoguera nos los proyectan como filántropos salvadores del mundo, que a fuerza de someter a la humanidad por acción del miedo, nos llevan a creer en un nuevo paradigma único, en curso. ** Esa misma fuerza que nos convierte en pacientes crónicos para recibir inyecciones (que las llaman vacunas) por el resto de nuestras vidas, actúa como los hombres que permanecieron en la cueva, atacando, humillando y encarcelando a los que se atreven a opinar libremente que estamos frente a una gigantesca estafa global.