Manual del aspirante a candidato
** Es un día de sol radiante y poco viento, pero hoy comienza el invierno (21 de junio). Paso por una heladería y veo en las mesas de la vereda una mujer, con una nena que imagino es su hija, degustando helados bajo la amable caricia del astro rey. ¿Cómo es esto, si todavía no fue el Día de los Difuntos?, pienso. No lo digo, claro, pocos la entenderían.
Tiempos hubo, según me cuentan los que tienen más pasado, cuando el heladero que recorría las calles con su carrito, inauguraba su temporada estacionándose cerca de la puerta del cementerio, para tentar a los chicos, el día 1º de noviembre, y cerraba la actividad allá por marzo cuando empezaba a refrescar.
** No olvidaré el día cuando con un primo mío que tenía unos pesos en el bolsillo buscando en qué gastarlos en el pueblo, entramos a una heladería a preguntar si había helado. La respuesta de don Pompeo Dorato fue: ¿helado?, ¿cómo lo quieren, con poncho o con sobretodo? Avergonzados y en silencio salimos de aquel café y heladería haciéndonos reproches mutuos: ¿no ves? ¡yo te dije!, cuando en realidad ninguno de los dos había afirmado nada sino que habíamos dudado juntos. Pero era quizás la manera de descargar el malestar por sentirnos abochornados. En esa época existía algo llamado vergüenza ¿¡podés creerlo!?
** En la actualidad esto no podría comprenderse si no agregáramos que las cremas heladas, desde su creación, siempre estuvieron asociadas a los climas de verano. Tampoco nacieron cuando se inventó la refrigeración artificial, como se podría suponer. En zonas cercanas a altas cumbres nevadas se preparaban cremas enfriadas con hielo creado por la naturaleza.
Pistachos y vainilla
** Traigo a colación aquel fugaz e insignificante suceso de la vida cotidiana –el de las heladerías de invierno- solo para imprimir una imagen sencilla que me parece útil; entre otras miles que ofrecen evidencias más contundentes; para recordar cuánto ha cambiado el mundo. Los paradigmas de ayer se derritieron en estas tres últimas décadas como helado bajo el sol (viene bien la metáfora). Todo se transformó, desde nuestra forma de comunicarnos o viajar, nuestro hábito alimentario y también la moral de la sociedad.
** Todo ha cambiado. Alguien podrá decir: “entonces avísenles a los políticos”. No hace falta, son seres comunes que se adaptaron a las licencias de los tiempos, solo que no adaptaron su discurso. Por falta de imaginación o demagogia, su tarea es seducir a ese gran público que vive preocupado en el día a día sin interesarse en el mediano y largo plazo. Los electores piensan que de eso se ocuparán los gobernantes que ellos elijan, por eso estamos como estamos.
** Preste atención en este año de campaña proselitista; a menos que algo cambiara de repente, usted no los escuchará presentar planes para la preservación del medio ambiente; ni de autoabastecimiento con energías limpias en un determinado plazo; ni propuestas de un plan educativo superador; ni un plan concreto para cortar el ciclo de la corrupción de Estado o erradicar los carteles narcos.
Tips de aptitud legislativa
** ¿Quiere ser candidato? Aprenda de los viejos maestros. No eluden totalmente aquellos temas, pero los abordarán con un enfoque oportunista. Para hablar de ecología, no esperemos que expliquen cómo tratar las toneladas de residuos que van a parar a cielo abierto; se quedarán en plantear la necesidad de equipar con guantes a los recolectores. Si hablan de energía nunca van más allá de las tarifas.
** Luego: siendo oficialista tenés que votar por aumentar las tarifas de luz, porque de otra manera no se puede invertir en nuevas usinas. Si eres (sos, bah) oposición tenés que darle con un hacha al aumento. Si mañana pasás a ser oficialismo te toca apoyar el aumento para poder invertir y bajar el déficit. El otro será oposición y esta vez atacará los aumentos que antes apoyó desde la otra vereda.
** Quien desee ser candidato, sépalo: Nunca diga de esta birra no he de beber. Esto no significa que cualquier tranvía lo deja bien, pero parecido. Siempre elegirá al vagón que más le prometa y éste lo puede llevar a la vereda opuesta. Eso se arregla con un simple sticker pegado a su ataché identificándose como ‘la pata peronista de Cambiemos’, ‘la pata radical del Frente para la Victoria’, o creando alguna subclasificación nueva, que se opone rabiosamente a quien mañana será su fiel aliado.
** Si el helado se derrite también en invierno es porque ya no hay lógica. Las ideologías son de plastilina. Tenemos a los maestros que fueron privatizadores con Menem, estatizadores con Kirchner (que fue privatizador con Menem), y que hoy desean que el supuesto liberal Macri privatice de nuevo, solo para poder atacarlo desde el lugar de estatistas part time.
Hoy se sale a cazar moscas y si se vuelve con arañas no hay por qué ponerse colorado. Aprenda.
Ni romanticismo ni traición
** Los mismos que vendieron a capitales privados (que saben ser muy generosos con quienes les hacen esos favores) la empresa de energía de Entre Ríos, el frigorífico Santa Elena y el banco de la provincia, años después hicieron campaña invocando el heroísmo estatizador del matrimonio Kirchner, que les quitó YPF a los españoles (que ahora reclaman 40.000 millones de dólares de indemnización) y se lo entregaron a Chevron y a un par de amigos del gobierno –probables testaferros-, en una extraña estatiprivatización.
** Igualmente extraña fue también la muerte de Aldo Ducler, dos días después de haber revelado que de los 650 millones de dólares desaparecidos de Santa Cruz con la colaboración de él mismo, una parte fue a la campaña política y la otra a la compra de acciones de YPF mediante un testaferro.
** En este mundillo de corrupción hay pocos escrúpulos y nadie hace algo gratis. Quizás algunos argentinos crean que Ducler fue un arrepentido. No fue así. En la carta presentada a la UIF, Ducler decía estar dispuesto a negociar la entrega de las pruebas a cambio de una participación o comisión del 10% del dinero que la Argentina pueda recuperar de la corrupción. “Ni romanticismo ni traición. Billetes”, resumió el diario La Nación.
Manualito del debutante
** Para candidatos debutantes ofrecemos un manual muy sencillo. Si lleva dos no le cobramos ninguno: Para calentar una banca no se necesita capacidad ni conocimientos sino obediencia. Los tres o cuatro de cada bloque que saben pensar, argumentar y atar negocios, le dirán cuándo levantar la mano. En el tema energía, por ejemplo, si usted es oficialista vote a favor de los aumentos de tarifas y dígale a la prensa que lo hizo porque subsidiarla produce altos déficit y no permite la inversión para desarrollar el sector. Si es oposición, grite y patalee llamándole ajuste salvaje. Ya tendrá tiempo para defender esos aumentos cuando sea oficialismo, por partido propio o como “pata” invitada.
** Ahí tiene a los docentes. Siempre tuvieron un gobierno que les limitó los aumentos salariales y una oposición que condenó esas limitaciones. Y no siempre gobernó el mismo partido. Cada lado de la mesa tiene su discurso y usted tomará solo el que corresponda a su ubicación. En Santa Cruz aún no empezaron las clases y ¿a quién le importa?
** Si se propone ser candidato no olvide condenar la corrupción, de todos modos eso no lo obligará a abstenerse. ¿A qué temerle? Menem dejó de ser presidente en 1999 y recién esta semana lo condenaron a 7 años de prisión por el contrabando de armas a Ecuador y Croacia. Es más o menos como si a Ducler le otorgaran hoy una custodia personal para evitar lo que le pasó. Es como reconectar las cámaras de seguridad en el edificio de Nisman tres años después de que lo suicidaran.
Los ¡oh shit! de la semana
** ¡Oh shit! Cristina dijo que quiere regresar al poder para combatir la corrupción. Ríase usted si lo desea, para mí queda feo poner un jajaja en el texto. ¡Oh shit! Macri anunció la toma de un préstamo a devolver en 100 años. “Es una buena señal para el mundo”, nos chamuyan, ¿y nosotros qué? ¿Por qué no anuncian que a esa guita la van a destinar a refinanciar nuestros saldos de tarjetas a 100 años? ¿Para quién gobiernan? ¿Para los que nos negaron el ascenso a la categoría de país emergente?
** Cuente con mi voto, estimado aspirante. Robe pero haga. Yo lo condenaré desde esta columna porque es una mala costumbre que no he de perder, pero usted podrá seguir tranquilamente en carrera.