Maestro ¿pa’ dónde queda Canaán?
** Se inauguró el periodo de sesiones ordinarias del Congreso de la Nación y habló el señor M. Algunos creen que fue Moisés con un discurso sobre la Tierra Prometida. El pasado fue de pasarla para el tujes en Egipto donde los faraones repartieron mucho pero se quedaron con más; el presente es el desierto de arena infértil; el porvenir está en la Canaán que hay que conquistar. Algo así entendimos. Todo bien pero, ¿y qué hay de los plazos para llegar y de los moabitas poco amistosos que nos esperan en el camino?
** Uno quiere ponerle optimismo y seguir a pata por el Sinaí hasta llegar a la tierra abundante en leche y miel, pero ¿cuál es el camino? Canaán dista a unos 400 kilómetros de Egipto, distancia que las doce tribus de Moisés podrían haber recorrido en un par de meses, pero después de cruzar el Mar Rojo, en vez de salir hacia el norte partieron hacia el sur.
** Está bien Moisés, respetamos tu estrategia, pero la cuestión es que si vamos a tardar cuarenta años en llegar al punto no solo estará muerta toda nuestra generación sino también estarán famélicas las próximas, porque maná, lo que es maná del cielo digamos, no va a caer en el siglo XXI dC. Y ni siquiera sabemos si Dios está de nuestro lado, porque se cansó de hablarnos y ¡ni bola! Su error fue no tener Twitter.
** Dice que en el trayecto estamos acabando con los salteadores de caminos, idólatras, moabitas, cananeos y narcotraficantes que se estaban comprando el poder, y demoliendo las murallas de Jericó… Todo bien, señor M, lo malo es que a los peregrinos se les alargan cada vez más los meses ¿vió?. La mayoría no llega ni a la mitad.
Del cielo ya no caen tortas fritas
** Maná del cielo gratis ya no hay y el del FMI es carísimo. Veremos cómo avanzar. Ayer pasé por un restaurant y me entusiasmó un anuncio que, por tan solo cien mangos, ofrecía el placer de pasar por la cocina a oler durante diez minutos el aroma de un lomo a la pimienta en proceso de cocción.
No está mal. Es una idea creativa. No solo ofrece el placer de olfatear con nostalgia esa joyita culinaria sino que se nos impregna la ropa con ese olorcito que luego impresionará a nuestras relaciones. Caes al laburo con ese aroma en la pilcha y te respetan mucho más; ¡te ven como un privilegiado! Si además sos capaz de eructar un buen malbec… ¡bingo!, los matas de envidia.
** Mientras tanto tenemos que escuchar a un batallón de economistas que desfilan por los medios para maravillarnos con su conocimiento sobre cómo diseñar una economía floreciente para el país. O sobre cómo salir de ésta. Muchos de ellos han ido desapareciendo de los medios a medida que se los convocó para ocupar cargos ministeriales o secretariales en Economía de la Nación, donde fracasan y no hablan más; se borran de los medios. ¿Dónde está Prat Gay? El único que no se achica es Kicilloff, otro que quiere explicar por qué el planeta Tierra es plano; creador de una inflación que no pudo controlar, pero hoy dicta cátedra.
** Tenemos sobreabundancia de economistas que ofician de opinantes públicos. Todos tienen la receta magistral. Unos dicen que es con azúcar otros dicen con sal. No es divertido, es dramático. No sabemos si alguno de éstos es mejor que aquellos que fueron probados y nos trajeron hasta donde hoy estamos. Ahí lo tenemos a Dujovne, que como columnista económico en TN parecía –también- tenerla recontra clara.
El terraplanismo al palo
** Si de teorías y convicciones se trata, hay espacio para todos y caben desde los sensatos hasta los tarados. Al día siguiente de la inauguración del periodo legislativo, a unos kilómetros de allí (en Colón, Bs.As.) y con poca relevancia, tuvo lugar el “2º Encuentro Internacional ‘Tierra Plana’”, convocado por el movimiento terraplanista argentino para sacarnos de este engaño de creer que nuestro planeta tiene forma de esfera que además gira a gran velocidad y se desplaza. Para ellos, la humanidad vive engañada desde hace siglos con esta paparruchada de un sistema solar y otras estupideces que nos han metido y nos siguen metiendo en la cabeza los “poderes dominantes”.
** Nunca sabremos si íntimamente creen lo que dicen, lo cierto es que hablan con aparente convicción cuando explican que la Tierra no es una naranja sino una tortilla. Para ellos los astros no son esferas. Todas las evidencias y fotografías de nuestro sistema planetario son un vil montaje, ficción, fotoshop, para mantenernos engañados. Para ese engaño, por lo que se ve, se pusieron de acuerdo todas las naciones del mundo; también la Argentina que tiene satélites girando alrededor de lo que creíamos era una pelota y según estos delirantes es una empanada que del lado de abajo no tiene ni pasas de uva.
Algo debe haber…
** Estos muchachos y muchachas sostienen y fundamentan que la Tierra es tan plana como la imaginó Ptolomeo, hablan con mucha solidez de la historia de la ciencia y refutan cada uno de los hitos científicos del pasado y del presente. Hay locos para todo y a éstos por lo menos se les nota, de ellos podemos cuidarnos mejor.
Para los terraplanistas, los únicos chantas que hay en el mundo son los que, desde Sebastián Elcano y Magallanes hasta hoy, joden con esta absurda idea de un globo que gira alrededor del sol. Ven al sol con forma de moneda que gira como un satélite alrededor de nuestro planeta plano. O sea, los confundidos somos vos y yo.
** En lo personal, confieso –y espero que quede entre nosotros dos- que siempre tuve algunas sospechas en cuanto a si la Tierra gira. Si nuestro planeta gira a 1.675 km por hora mientras viaja alrededor del sol a 106.000 km por hora; mientras tanto, todo el Sistema Solar se mueve a través de la galaxia de la Vía Láctea a 790.000 km por hora; y la Vía Láctea se lanza a través del espacio infinito a más de 1,5 millones de kilómetros por hora, ¿cómo es que ni siquiera nos despeinamos?
** Puedo entender que no se despeine Milei, porque ese quincho tiene mucho spray fijador, pero ¿qué pasaría con la melena de Baradel por ejemplo? ¿No debería flamear? ¿Quién podría jugar al billar si el mundo se moviera tanto?¿quién podría vivir sin tomar pastillas para el vértigo?…
Todos chapita
** Si bien lo analizamos, es cierto que la Tierra no es el centro del universo como sostenían los papas en la antigüedad, sino un pequeño planeta perdido en las galaxias, como también es cierto que el hombre no es el centro de la biología, ni en el tiempo, ni en el número, ni en el tamaño, ni en la longevidad. Vivimos menos que una tortuga y sin embargo, desde que Dios dijo que nos creó a su imagen y semejanza se nos subieron los humos a la cabeza.
** Estamos todos locos y el psiquiatra come alpiste y ladra como un canario, pero aun así, seamos felices, mientras rogamos a Dios que Canaán esta vez esté cerquita y vayamos directo allí, ayudados por un GPS que no sea el de los terraplanistas.