Caso Gill
"Los Goette también son víctimas de la ineficiencia del Estado"
A las hijas del patrón de la familia desaparecida hace 21 años no les permiten acceder al expediente • Críticas de sus abogados a la investigación.
Pasaron más de 21 años para que se conozca la versión de la familia que lleva un apellido con una carga simbólica muy pesada en torno al caso Gill, el de mayor trascendencia de la historia criminal reciente de la provincia de Entre Ríos.
A través de sus abogados, que dialogaron con UNO, las hijas de Alfonso Goette, expresaron el malestar con su exclusión de la causa para conocer los motivos de los continuos allanamientos y excavaciones a sus propiedades, en los que se busca a la familia desaparecida.
Aseguran que no hay pruebas, cuestionan al juez de Nogoyá, Gustavo Acosta y a todo un proceso judicial de más de dos décadas que, aseguran, afectó a la familia Goette. “La Justicia hace allanamientos y se llena la boca hablando de una investigación que no encontró a nadie”, asegura Pedro Fontanetto D’Ángelo quien, junto a Germán Palomeque, patrocina a las hermanas Goette.
Quejas
Goette fue el hombre señalado por las autoridades como el posible responsable de la desaparición de la familia en su estancia de Crucecitas Séptima. Hubo comentarios que planteaban sospechas sobre el patrón de la familia, que no llegaron a ser indicios. Menos pruebas.
El hombre murió en un accidente de tránsito en 2016. En los últimos años se sucedieron allanamientos y excavaciones en el campo La Candelaria, ante la hipótesis de que Mencho Gill, su esposa Margarita Gallegos y sus cuatro hijos fueron asesinados y enterrados allí. Todos los procedimientos resultaron negativos. En noviembre del año pasado las hijas buscaron abogados “cansadas de estos atropellos infundados”, asegura Palomeque. Realizaron una presentación “para conocer los motivos por los cuales tantos años se habían realizado excavaciones y esta persecución sobre todo mediática sobre el padre y la familia”, agregó.
La respuesta fue negativa. “No hay que pedirle explicaciones a la familia Goette. Es a los jueces, a la Justicia en general y a la Policía que no pudo resolver el caso. Las víctimas son los Gill, las hermanas Goette entienden el sufrimiento, pero los Goette también son víctimas de la ineficiencia del Estado, la persecución, la instalación mediática y un juez que no supo resolver la causa”, cuestionó Fontanetto.
Palomeque apuntó que “Se han hecho en el campo numerosos allanamientos, los cuales la familia Goette siempre toleró, algunos duraron nueve meses y nunca una queja. A tal punto que ese campo se volvió de explotación antieconómica, nadie lo quiere arrendar porque saben que en cualquier momento vienen con máquinas y lo dan vuelta. Se han hecho –pareciera- con la perspectiva de que cada vez que se acerca un aniversario de la desaparición, quede la sensación de se está haciendo algo”.
Agregó: “El juez estaría cometiendo un delito, estamos evaluando hacer una presentación, porque sería un abuso de autoridad. Los Goette sufrieron afrentas a su honor. Uno necesita saber qué hay en el expediente y por qué lo oculta. Porque en realidad no tiene nada. Goette era un chacarero que trabajaba, tenía su familia y tuvo excelente vínculo con todos, incluida la familia Gill”.
Acerca de los indicios por los cuales se avalan los allanamientos, Fontanetto dijo: “Muchos testimonios se dieron con posterioridad a que se ofreció una recompensa por información. Entre otras cosas, se le dio credibilidad a un vidente ¿Cuál es el valor científico para que un juez haga un allanamiento porque un vidente le marcó el lugar? Es una barbaridad”.
Lectura simplista
Consultados si la familia Goette sufrió consecuencias, respondieron: “La viuda de Goette tuvo innumerables señalamientos y cuestionamientos. Los nietos han tenido episodios en la escuela”.
Fontanetto apuntó a la investigación: “Nunca se barajaron otras hipótesis. A alguien se le ocurrió que como eran empleados de Goette y Goette no se puso en el rol de investigador privado, fue su culpa. Mencho Gill tenía un celular y entre los últimos llamados tenía uno a una escribanía en Córdoba. Puede abrir un montón de puertas y, sin embargo, no sabemos si eso se explotó o no”.
Una de las cuestiones por las que se apuntaba al dueño del campo fallecido hace seis años era que tardó en avisarles a los familiares. Los abogados dijeron: “Eso no te hace culpable. Hubo mucha gente que tuvo contactos con ellos por otros motivos, compañeros de trabajo, familiares, vecinos, y el que avisó es Goette. Hubo gente que también hubiera podido dar aviso”.