Economía
Las redes de trueque: Un fenómeno social ante la crisis
Las redes de clubes de trueque se erigieron como uno de los fenómenos más notables en la sociedad argentina, marcando un capítulo crucial durante una profunda crisis socioeconómica que azotó al país a principios del nuevo milenio. En el año 2002, cerca de 5 millones de personas se sumaron a estas redes como una respuesta creativa y pacífica a la desesperanza que envolvía a la nación.
En ese período, el 50% de la población argentina se encontraba bajo la línea de pobreza, la desocupación superaba el 21%, y el 41% de la población activa enfrentaba serios problemas de empleo, configurando un escenario desolador. Las redes de trueque, nacidas en este contexto, se convirtieron en un bálsamo para dos grupos principales: los sectores populares y las clases medias en decadencia, ambos excluidos del sistema económico formal.
Desde una perspectiva laboral, los participantes en estos clubes de trueque abarcaban desde aquellos que previamente estuvieron en el mercado y fueron excluidos, hasta personas que nunca antes habían participado en el mercado laboral formal, como amas de casa. Las mujeres predominaban en estas redes, subrayando una dinámica de género que se manifestaba de manera significativa.
Puede interesarte
La expansión de estas redes estuvo estrechamente vinculada a la aguda crisis socioeconómica que enfrentó Argentina. La caída de reservas, el corralito financiero y la devaluación del peso marcaron un periodo de inestabilidad económica sin precedentes. El desempleo y la subocupación afectaron a casi 5.7 millones de personas, equivalente al 40% de la población activa, según datos del INDEC en julio de 2002.
La crisis, lejos de ser coyuntural, reflejó una desarticulación prolongada del aparato productivo y de los lazos sociales tradicionales. Ante esta situación, el Estado demostró su impotencia para ofrecer soluciones, dejando a los argentinos en el peor escenario socioeconómico de su historia.
La falta de expectativas y la depresión generalizada se sumaron al caos, desencadenando respuestas sociales diversas. La migración, el activismo de los piqueteros y el aumento de la delincuencia social fueron algunas de las manifestaciones más evidentes. En este panorama desafiante, los clubes de trueque emergieron como una opción pacífica, distanciándose de la violencia social y de los conflictos de los piquetes.
Ante la crisis monetaria, social y de comercialización de bienes, el trueque planteaba un desafío profundo al sistema económico existente, proponiendo nuevas formas de producción y comercialización. Este enfoque alternativo generaba inquietud entre diversos sectores de la clase dirigente económica y política del país.
En Crespo, al igual que en cada ciudad de la provincia de Entre Ríos, las redes de clubes de trueque aparecieron como parte de fenómeno social distintivo del momento que atravesaba el país y que afectaba a toda la sociedad en su conjunto. Fue un espacio que supo ofrecer un alivio a la desesperanza generalizada y plantear cuestionamientos profundos al sistema imperante en donde no había más moneda y reinaban los devaluados y poco atractivos bonos que no servían para pagar servicios, o hasta mercadería para alimentar a la familia. Fue el espacio donde la sociedad en su conjunto demostró la solidaridad, la necesidad de reconstrucción de los procesos de interacción e intercambio, y una solución innovadora en tiempos de crisis.
El trueque regresa a la Argentina por la grave crisis económica
Desde hace ya tiempo, Argentina está sumergida en una profunda crisis económica, con una inflación anual superior al 150 %, un poder adquisitivo cada vez más bajo y una pobreza que crece a pasos agigantados, según expertos.
En la actualidad la mayoría de los grupos de trueque se encuentran en la provincia de Buenos Aires. La dinámica es la siguiente: las personas publican en redes sociales las prendas a disposición junto con lo que piden a cambio. Luego, coordinan un horario y realizan el intercambio de productos en los puntos previamente establecidos para evitar la inseguridad.
Si bien el trueque es una sola de las variables en cuestión, el tema económico promete ser mucho más profundo y espinoso... sobre todo porque, como dicen los analistas, no hay intercambio que sostenga el bienestar familiar por mucho tiempo.