“Las casas de madera mejoran la calidad de vida de la gente”, indicó Martín Sánchez Acosta
Crespo.- El ingeniero forestal Martín Sánchez Acosta es un reconocido experto sobre construcción en madera. El 12 de junio pasado dio una charla ante profesionales, docentes y alumnos de la Escuela Técnica Nº35 para promover la construcción de viviendas con madera, que se puede desarrollar a partir de una ley que exige a IAPV realizar al menos un 10% de sus planes sociales con ese material. Para cumplir con la legislación hace falta divulgar las ventajas de las construcciones y formar capataces, albañiles y maestros mayores de obras en esa técnica poco desarrollada en Argentina, pero con siglos de vigencia en Europa, Asia y América del Norte.
En diálogo con Paralelo 32, acompañado por el ingeniero agrónomo Enrique Behr, profesional de INTA – Crespo, Sánchez Acosta señaló que “en estas charlas lo primero que preguntan es quien puede construir casas en madera. Ahí es donde hay que capacitar gente en cada lugar, y que los profesionales se pongan en onda. Normalmente pasa que el arquitecto va a diseñar, y el maestro mayor de obras es quien debe construir, formando peones que él mismo se va dando cuenta para qué están mejor capacitados dentro de la construcción. El arquitecto no va a construir las casas”.
– ¿Cómo empezó el tema de la construcción en madera?
— Tuvimos que pelear la ley para convencer a los legisladores que es bueno. Lo debatí con el ex gobernador Urribarri, que nos apoyó. Él decía ‘saben quiénes se ponen contentos con nuestras licitaciones, los de Buenos Aires, los de Santiago, los bloques de construcción vienen de Santiago y Chaco, cemento y hierro, de Buenos Aires. ¿Qué pone Entre Ríos? Arena y agua, lo que más tenemos. Con esto tenemos madera, tenemos la gente que sabe hacerlo, vamos a hacerlo’. Ahí empezó la rueda. En Concordia teníamos a Gustavo Bordet de intendente, le gustó el tema y fuimos a Canadá con una comitiva oficial de la Municipalidad para interiorizarnos sobre construcciones en madera. Vieron que es factible.
– En Europa, la construcción en madera tiene siglos de existencia.
— En Canadá hay casas de 300 años en uso. Fui a un restaurant que tenía 200 años, todo en madera. En Europa hay casas de 500 o 600 años. Y en China, hay de mil años. Es como todo, uno lo mantiene y va a andar. Antes, Argentina no estaba preparada, no había productos, no había gente… pero hoy en día, hay forestaciones, hay madera y hay necesidad. Tenemos un déficit de 2,5 millones a 3,5 millones de casas. Hay lugar para todo y hay que dar soluciones a todos. No quiero que hagan todas las casas de madera, pero dejen que ayudemos a la gente.
– ¿Cuál es el costo de la casa de madera frente a la tradicional de mampostería?
— En los planes del gobierno a través de la Unidad Ejecutora Provincial, la relación es: el costo de dos casas tradicionales equivale al costo de tres casas de madera. Además, en el tiempo que se hace una casa tradicional, con madera se construyen tres. Encima, las casas de madera tienen 6% más de superficie útil, porque las paredes son más angostas. En una casa grande de INTA que hicimos con madera, ahorramos 8 metros cuadrados. Los muros son más finos y aíslan más. Una pared en capas, como las que estamos enseñando a los chicos, aísla seis veces más que el ladrillo. Todas esas ventajas había que mostrárselas a diputados y senadores, y los tipos entendieron. Y el INTA trabajó, no tanto por lo productivo, sino por el mejoramiento de la calidad de vida de la gente.
Calidad de vida
– ¿Cómo mejora la calidad de vida de la gente con casas de madera?
— Por un lado, con casas más frescas en verano y más cálidas en invierno, se hace accesible al confort a gente que no tiene acceso. Va a gastar menos en calentarla y enfriarla, son muchísimo más secas, son muy aislantes; son más ‘sanas’, hay menos enfermedades respiratorias, y en general, para nuestra zona muy húmeda, las casas en madera tienen mucho mejor comportamiento que las casas en mampostería.
– ¿En cuanto al movimiento de suelos que suele afectar las casas?
— En eso, es muy superior la casa de madera. Japón, que tiene permanentes terremotos, construye en madera. Nosotros nos capacitamos con canadienses. Los chilenos, que construyen muy poco en madera, llevaron a los canadienses después del terremoto de 2010. Las únicas casas que se salvaron fueron las de madera, ahora están capacitando para construir en madera. En Chile no se construye mucho en madera, es menos del 10%, y en el sur. Y los que saben construir con madera son los canadienses.
– ¿Son mejores que los norteamericanos?
— Hay casos y casos. Los norteamericanos hacen casas más descartables, como diciendo ‘si querés, en 30 años tirala abajo y haces una nueva’. Los canadienses construyen casas para cien años. El profesor que dirigió la construcción en la casa de INTA, me dijo ‘esta la hice para que la vean los nietos de tus nietos’. En las zonas de huracanes, en Norteamérica, ya hay técnicas para construir en madera y soportar vientos de hasta 300 kilómetros por hora. Y después del Huracán Katrina, más todavía. Construyen para soportar 300 kilómetros por hora y encima el agua.
– ¿Y soportan perfectamente?
— Es una relación entre costo y beneficio. En ingeniería forestal estudiamos hidráulica. Nunca se hace una obra civil para una inundación que se dé cada 500 años. Se buscan las estadísticas y se indica ‘vamos a hacer para soportar la peor en cien años, o la de 50 años’. Porque es más barato reconstruir lo que se destruyó que construir un monstruo. Y los yanquis tienen esta teoría.
– Además, tienen medios.
— Sí, y además tienen adaptados todos los créditos, las hipotecas. Te dicen ‘se rompió, haga su casa de nuevo y la paga en 50 años’. Cosa que acá no tenemos.
La construcción
– ¿Cómo es la base?
— Es independiente de la casa, se construye como quiera el profesional. La gran ventaja que a veces se tiene, es construir bases que no deben tocar el suelo. Porque uno de los grandes costos de las construcciones es el movimiento del suelo, nivelarlo, compactarlo. La casa de madera no lo necesita porque pesa cinco veces menos que la de material. Si quiero, la monto sobre pilotes, o sobre una platea sólida. Hacemos unas especies de plateas que en realidad son una carpeta, nada más, con un murito perimetral, lo llenamos con arena de río, le ponemos un silo-bolsa y le hacemos una carpeta de ocho centímetros. Ya está. Las casas de madera son tan livianas que se pueden levantar y llevar con un camión; no están unidas al suelo. Tienen una virtud, si las construís muy mal, no se caen. Porque no tienen peso.
– ¿Hasta cuántos pisos se puede construir?
— En el sistema que estamos mostrando y desarrollando, que es lo tradicional y se llama plataforma y entramado, sin columnas ni vigas; hasta seis pisos. En Quebec (Canadá) se pueden hacer hasta seis pisos. Con paneles especiales se puede llegar a doce pisos, y ya están haciendo 14 pisos. En Canadá, con el sistema que implementamos acá, se hacen hasta seis pisos. Allá las casas más comunes se hacen hasta 3 pisos. En Concordia construí tres pisos para mi hijo, es el edificio más alto en Entre Ríos, hecho en madera. Y sin ningún problema.
– ¿Pueden variar los costos?
— Cuando vamos a las casas de los planes sociales del gobierno, la relación es tres casas de madera valen por dos de mampostería. Pero, cuando se hace un chalet con todo el confort y lujos de un chalet similar en mampostería, el costo se reduce a un 15%. Porque hay que meter lujo en cosas que no forman parte del costo de la madera. Por ejemplo, puedo colocar una grifería que vale más que toda la habitación donde se instala. Cuando se construyen casas de mayor estándar, la diferencia se va achicando, pero por el resto de los materiales que se colocan. En Chajarí, hablando con albañiles me dijeron que la construcción tradicional tiene entre cinco y ocho meses para completarlas. Y las de madera, tardan un mes.
– ¿Pasaron de cinco meses a un mes, entregando la casa llave en mano al adjudicatario?
— Sí. Eso fue en Chajarí, donde se hicieron dos grupos habitacionales. Uno en barrio ‘El Chaco’. El otro en Colonia La Florida, a cinco kilómetros, donde los terrenos son grandes y quedó como un country.
– ¿Cómo se hacen las medianeras?
— Se hacen de ladrillo común y desde ahí se construye en madera. Se toma la pared de ladrillo como última capa. En INTA Concordia, la casa que tenemos para mostrar al público, la última capa la pusimos de ladrillo, pero el esqueleto es madera. En este sistema, cuando se construye la capa al exterior como la interior, se pone el material que desee el propietario: ladrillo, madera, cemento, piedra. De Canadá traje fotos de casas terminadas en madera sin cepillar, porque consideran que ‘eso es verdadera madera, no cepillada’.
– ¿Y cómo quedan?
— Y… quedan. Yo prefiero que la cepillen. Queda rústico. Los suecos hacen casas que valen fortunas, dejan que se vuelvan grises. Lo que para nosotros sería ‘gris ratón’ para ellos es ‘gris tiempo’. La casa después se vuelve negra y para ellos así es naturalmente la madera. Sí, sí, pero eso es ‘gris rata’, les digo (sonríe). Es la parte del romanticismo, pero adentro, viera qué casas.
Lo negativo
– ¿Cuál es el punto negativo de la madera?
— En general, acá no hay un sistema de estandarización. En cualquier país donde se va a construir, cada madera tiene un sello que indica sus dimensiones, para qué sirve, tienen rótulo, están estandarizadas. Acá vas a comprar, te dan un paquete y no sabés qué es de primera o de segunda. Yo siempre digo que el constructor no tiene por qué saber de maderas. Cuando voy a Canadá, el que me enseña sabe que hay un sello y le indica para qué sirve. Acá falta eso. Los rótulos sirven para indicar si es resistente, si sirve para paredes divisorias, qué humedad contiene. Tampoco, lo que viene con pegamentos. Las vigas laminadas vienen para interior y exterior, pero no hay rótulos que las diferencien. Muchos dicen que no hay tipificación en Argentina. Y no es tipificación la palabra exacta, porque los aserraderos clasifican toda su madera, pero a mí me importa que me rotulen para saber qué madera usar en cada parte de la construcción.
– ¿Qué madera se usa para construir?
— Internacionalmente, se usan las coníferas, que son pinos o parientes de los pinos. Son más livianos y menos resistentes que las maderas que usamos nosotros. Acá, propiciamos construir con eucalipto grandis, que es el 80% o 90% de lo que hay en Entre Ríos. Algunos le llaman salignas, pero es un error. En realidad, saligna no hay en Argentina. Nuestra innovación fue hacer casas con eucaliptos, mientras todo el mundo construye en coníferas. También hicimos casas con madera de sauce, hicimos una en La Plata, con sauce del Delta. Y con álamo también se puede construir.
El mantenimiento
– ¿Qué pasa con la humedad?
— En Canadá, el 95% de las casas residenciales son de madera; en Estados Unidos el 80%. En Estados Unidos están todos los climas, le falta el tropical más intenso. Florida es igual a Entre Ríos, y las casas son de madera. Es para todo tipo de clima, todo tipo de situaciones y es superior en movimiento de suelos. En Entre Ríos tenemos el problema de las arcillas expansivas, que te pueden partir una casa. En las casas de madera no está ese problema.
– ¿Qué pasa con los bichos que comen madera?
— En Entre Ríos la madera de pino es obligatorio que esté impregnada industrialmente. Se coloca la madera en autoclave, se mete productos y sale verdecita. No hay quien la ataque. Y en el caso del eucalipto se pasan preservantes de pincel, que contienen piretrinas suaves y fungicidas, muy suaves. Los preservantes son agroquímicos que en Argentina es obligatorio que tengan un rótulo, un marbete. Si no lo tienen, no son preservantes.
– ¿Y el mantenimiento?
— El mantenimiento interno es mucho más barato que una casa común. Porque no hay ascenso de humedad desde los cimientos. No hay humedad en las paredes, porque son huecas, no puede subir humedad por capilaridad. No hay rajaduras. Y además, las casas son muy secas, el moho no existe. Internamente, la volvés a pintar el día que te aburriste del color que tenía. En el exterior, si dejás la madera a la vista, es difícil mantenerla si le pega el sol. Si uno la pinta, como lo estudiamos en ensayos que hicimos, la madera dura entre 15 y 17 años.
– ¿Cómo se colocan las griferías y caños?
— En la pared hay capas. La grifería pasa por debajo de la última capa de yeso, por ejemplo. Cuando hay que reparar, el yeso se corta con trinchetas. En el diseño de nuestras casas de madera usamos un panel que de un lado da al baño y del otro a la cocina. Y los caños están expuestos de un lado, en el baño, tapados por un bajo mesada. La grifería, generalmente, va entre la madera de obra, interna, y el revestimiento. Lo mismo vale para las líneas eléctricas. En general, en casas de madera, las reparaciones de griferías y caños es mucho más sencilla que en mampostería.
Aprendizaje
– ¿Qué debe aprender el albañil para construir en madera?
— Lo que se va a necesitar acá son buenos capataces. El diseño lo va a hacer un arquitecto. Debe haber un MMO o un capataz, que sepa ver un plano de construcción. En madera es más simple que el plano de una casa normal.
– ¿Viene mucho material prefabricado para construir?
— Lo que hay son materiales con medidas estándares que facilitan modular. Los canadienses levantan las casas en obra, llegan con todos los materiales, las maderas sueltas y los paneles a medida. Los ponen en el lugar y van construyendo. Esto se presta en hacer paneles chicos a través de talleres barriales, donde es mínimo el conocimiento. A gente de muy baja capacidad, le podés dar ese trabajo. Las casas de planes sociales se pueden abastecer de bastidores en esos talleres barriales. Son muy sencillos de hacer, se hacen en moldes y es solo clavar.
– ¿Cómo es el ritmo de trabajo?
— Es un ritmo muy intensivo, que es lo que hace ganar dinero. En un mes se hace una casa de 60 metros cuadrados de superficie. En Canadá, si no construyen en tres semanas pierden plata, porque los presupuestos están ajustados a ese ritmo. Estas casas se hacen en un mes si hay un capataz que sabe llevar a los trabajadores al ritmo que se necesita. Son muy metódicos. En el primer día se levantan los muros y la cabriada. En el segundo día se techa. Y a partir de ahí, cada día tienen determinado qué colocan. Esa mentalidad de trabajar a buen ritmo te va a hacer ganar dinero.
– ¿Qué aberturas se usan?
— Cualquiera, aluminio, madera. Ahora está entrando mucho la abertura de PVC, es lo que se viene porque es más moldeable.
Comercio y producción
– ¿Las plantaciones de Entre Ríos y Corrientes de la costa del Uruguay son las maderas que se usan para construcción de casas?
— Sí, en general son eucaliptos grandis y pinos. El gobierno de Misiones, por ejemplo, compra unas mil casas de madera por año y son de pino.
– ¿Qué provincias tienen este proceso en marcha?
— Misiones es la única; ahora están queriendo seguir Entre Ríos y Corrientes. En Misiones se fabrican casas de muchas categorías, las hay muy caras y también sociales. Para las casas más caras, se llevaron a Misiones maquinarias traídas de Alemania y se fabrican como en Europa. Los planes del gobierno tienen desde un ‘rancho’ a ‘mediano’. Esas mil que están comprando al año no son tan buenas como las nuestras, porque están más bien en la construcción económica. Pero Entre Ríos está marcando el paso sobre cómo construir bien. En Concordia tenemos el CEDEFI, Centro de Desarrollo Foresto Industrial. Ahí estamos INTI, INTA, el Grupo de Estudio de Maderas de la UTN – Concepción del Uruguay, que es el mejor del país y el laboratorio de maderas más grande de Argentina, la Universidad de Concepción del Uruguay. Sacamos un certificado de calidad para certificar nuestras casas.
– Se legisló la construcción del 10% de casas con madera. ¿Es obligatorio o se tiende a llegar a ese porcentaje?
— El problema es que hoy no hay quién las haga. El cálculo inicial fue 500 casas de madera al año. En el futuro, creo que va a caer más por decantación que por obligación. Si es bueno, que se terminen construyendo dos mil o tres mil. Si no anda, que no compren ninguna.
– ¿Cómo está Argentina a nivel mundial en el negocio de la madera y la construcción?
— No somos nada. El comercio internacional forestal es más grande que el de agricultura y carne juntos. Nosotros somos deficitarios, entre lo que importamos y exportamos.
– ¿Podemos llegar a la autoabastecimiento?
— Si somos deficitarios significa que tenemos un plus para empezar a producir y completar lo que falta. Estamos exportando en nichos de mercados. En nivel latinoamericano tampoco somos fuertes. Tenemos 1,2 millones de hectáreas plantadas, Chile tiene 2,4 millones; Uruguay ya nos está equiparando con un millón. Brasil tiene 8 millones plantadas.
Quien es
Martín Sánchez Acosta es ingeniero agrónomo y forestal, editor del Boletín Novedades Forestales de INTA Concordia. Se recibió en la Universidad Nacional de La Plata. Hizo maestría y doctorado en Tecnologías de Madera en la Universidad de Valladolid, en España. Trabajó en Tierra del Fuego y luego recaló en Concordia. Fue docente de la carrera técnico foresto industrial, en la Universidad de Concepción del Uruguay, donde dio una materia sobre tecnología de madera.
Estuvo en Crespo divulgando la tecnología de construcción de casas en madera, por iniciativa de docentes y ex docentes de la Escuela Técnica Nº35, con el apoyo de la Agencia de Extensión Rural de INTA en Crespo.
Forestación y medio ambiente
– ¿Cómo es la relación de la ecología con las casas de madera?
— La madera es el único material de construcción ‘carbono neutral’. ¿Qué significa eso? Que lo que capturó al árbol de dióxido de carbono con la clorofila y lo transformó en madera, que es carbono; eso lo cortás, lo llevás al aserradero. Emitiste dióxido de carbono para procesarlo. Pero, al sacar las cuentas se nivela lo emitido por el hombre con lo capturado por la planta. Se llama carbononeutralidad. Ahora, los ganaderos están introduciendo el ‘silvopastoreo’, pastoreo de ganado entre montes de árboles. Hacen hileras de árboles y pasto. Uno de los animales más contaminantes es la vaca porque elimina gas metano. ¡Ni hablar de un feed lot! Como pusieron árboles, dicen los ganaderos que realizan silvopastoreo que lo que elimina la vaca lo capturan los árboles. Entonces produjeron un sello de ‘carne carbononeutral’. Son compensaciones. Brasil ya lo tiene, también.
– ¿No le temen a las denuncias del ambientalismo por las plantaciones de árboles como monocultivo?
— Hay un error en la palabra monocultivo. Una cosa es un cultivo plurianual, y otra es un monocultivo. El monocultivo se usa mucho en agricultura cuando sobre una cosa hacés lo mismo y no rotás. Eso es monocultura. En cambio, la manzana está 30 años, la pero 25 años; la vid, el arándano, el citrus, también largos años. Son plantaciones plurianuales. Nosotros con las plantaciones de árboles estamos buscando el estatus de cultivo y no de bosque, porque estamos plantando para cosechar. A otros cultivadores se les plantea cuánto herbicida o fertilizante pusieron. El forestal no echa nada, solo el primer año, herbicida para matar hormigas y un toque de fertilización para que la planta en su primer crecimiento le ‘escape’ a la hormiga y a las heladas.
– ¿No consume demasiada agua?
— Tuvimos que estudiar más de diez años con el tema carbono, agua, nutrientes. El eucalipto necesita estar en una región que llueva 900 milímetros por año. Allí estará en un circuito cerrado, renovado. Porque así como chupa agua, también captura y a través del follaje y el tronco hace escurrimiento y se evita la escorrentía por el suelo. Hay un balance. Como estamos en una zona de 1.400 milímetros de lluvia, y con 900 funciona, no estamos teniendo ningún problema. Lo que sí está por ley es no acercarse a los cursos de agua, hay que dejar un margen que depende del ancho del curso. Yo he visto eucaliptos camandulensis plantados en el Sahara, alrededor de los oasis. Y el desierto estaba desde antes. Los eucaliptos protegen el oasis de las tormentas de arena, también al costado de la ruta.
– ¿Y cómo los riegan?
— No los riegan. En forestación se usa un gel, es parecido al de los pañales de bebés. El gel capta humedad y la raíz lo chupa. Eso se usa cuando hay déficit de agua. Los chilenos usan bastante, los brasileños también. Hay que ver también las plantaciones en perspectiva geográfica. Entre Ríos tiene casi 8 millones de hectáreas de superficie; las plantaciones forestales son apenas 130 mil hectáreas. Es una baldosa en el piso.