La verdad en tarlipes
** Raros tiempos en los que el mentiroso dedica su día a acusar de mentirosos a otros, esperando que al contraste él parezca la única garantía de verdad. Vivimos como nunca la encarnadura de aquella antigua alegoría que hemos publicado en esta misma columna sobre verdad y mentira, que luego repitió Alfredo Leuco (y no porque la leyera aquí) y circuló como video.
** Podemos repetirla no obstante. Cuenta que un día la Mentira y la Verdad se encontraron en un río. Allí la Mentira le dijo a la Verdad:
– Buen día, doña Verdad
Y la Verdad, que no se fiaba mucho de su nueva amiga, comprobó si realmente era un buen día. Miró al cielo azul sin nubes, escuchó cantar a los pájaros y llegó a la conclusión de que, efectivamente, era un buen día.
– Buenos días, doña Mentira.
– Hace mucho calor hoy, dijo la Mentira.
Y la verdad vio que tal y como decía la Mentira, era un día caluroso.
** La Mentira entonces invitó a la Verdad a bañarse en el río. Se quitó la ropa, se metió al agua y dijo:
– Venga doña Verdad, que el agua está muy buena.
Por aquel momento la Verdad ya sí se fiaba de la Mentira, así que se quitó la ropa y se metió al río. Al toque, la Mentira salió del agua y se vistió con la ropa de la Verdad y se tomó el raje. La Verdad se negó a vestirse con la ropa de la Mentira, prefiriendo salir desnuda y caminar así por la calle. La gente no decía nada al ver a la Mentira vestida con la ropa de la verdad, pero se horrorizaba al paso de la Verdad desnuda.
El paso del camalote
** También esa actitud de la gente ante la Verdad (sigamos con mayúscula para personificarla) ha cambiado mucho. Parece ser que cuando todo el mundo supo lo que sucedió en el río, la mentira se despojó de su disfraz para parecerse de nuevo a la verdad y ahora ambas andan en pelotas y con la misma peluca.
** Están ocurriendo cosas inadmisibles, preludio de otras perores. El gran pueblo argentino salud debería estar alerta, pero sufre el cansancio del metal, al que el machaque diario termina por debilitarlo y quebrarlo.
Los memes, armas de otra guerra, ayudan a mitigar el dolor enmascarando con humor las situaciones más vergonzosas. El cansancio y hartazgo dejan pasar. Desde una cómoda orilla miramos y nos enamoramos de la inmaculada flor violácea del camalote que pasa río abajo, aún sabiendo que atorará las turbinas de la represa.
** Además, hay mentiras que calman la ansiedad, ¿o no?, y siempre habrá un canal de TV que desmienta, denigre y someta a escarnio y bromas a la noticia indeseada, por bien fundamentada que esté, para tranquilidad de los que solo aceptan las noticias y opiniones que desean oír, útiles para recargar sus propios pomos de carnaval y seguir disparando aguas turbias sobre los que insisten con datos de la realidad, que suelen contradecir, y mucho, a los relatos.
** Esta semana hemos visto que un medio tomó datos del INDEC sobre desempleo. Datos oficiales. Y un periodista estrella ultra oficialista tratando de desacreditar a uno de los medios que difundió y analizó esa información, disponible para quien quiera verla al instante con solo ingresar al sitio oficial. ¿Hasta cuándo durará esta guerra por el oro y el moro? Que no es de medios sino de bandos. Los medios pueden cambiar de propietarios y con ellos cambia su compromiso, su negocio, su rencor, o cual fuera su motivación. Entre sus propietarios hay millonarios que se pasaron algunos años presos y vuelven por la venganza en una nueva batalla de una guerra interminable. Y en ese hartazgo, la gente baja la guardia y busca remansos de paz.
Don Leoncio embarbijado
** _M. Gusto en saludarlo don Leoncio, ¿cómo le va yendo detrás de ese ajetreado barbijo?
–L. Y acá andamos, apagando fuegos.
_M. Como bombero usted no es, debo preguntarle si anda con mucha acidez estomacal o fuegos de primavera en el corazón.
–L. Apagando fuegos de churrasqueras que son cada vez más innecesarios desde que la parrillada va pasando a ser recuerdo más para la nostalgia.
** _M. No se aflija don Leoncio, siempre habrá algo para calentar los fierros.
–L. En mis tiempos las achuras y el garrón se regalaban, resulta que ahora los cobran como si los entregaran con moño de seda y tarjeta. El caso es que si no hay parrillada no hay picada previa.
_M. ¡Epa! Ahora le veo la pata a la sota. Colijo que se le han caído las ventas de salame y queso manufacturados, si, facturados artesanalmente a mano, que es la única forma de que usted facture algo.
** –L. Colija mal paisano, no estoy facturando ni con la choricera ni con el papel, no da para más, hoy la gente lo piensa dos veces; ¿hacemos una picada o me compramos una moto? El peso argentino no vale nada y cada vez que uno se levanta a la mañana vale menos.
_M. Se ve que sigue de cerca las cotizaciones…
–L. Ni falta que me hace. Me doy cuenta porque el chino me está dando el vuelto en pesos y se guarda los caramelos.
_M Qué lo parió.
Un argento de heladera llena
** –L. Esto se va todo al tacho y lo peor es que los viejos ya nos fuimos.
_M. No se desanime y nunca piense que todo está perdido, recuerde que mientras algunos lloran otros fabrican pañuelos, póngase del lado de estos últimos.
–L. Esos también se van a ir a la marosca, ¿o se olvida que hoy se usan pañuelitos de papel?
_M. Era una metáfora don Leoncio; era una metáfora; pero aún así, el fabricante inteligente se reinventa y si tienen que ser de papel, los hará de papel.
–L. ¡Y yo qué me voy a reinventar!, para armarme de otra forma pero con las mismas chapas déjeme como estoy, más vale un Chevrolet 38 un poco enclenque, que un avión con guardabarros y paragolpes de fierro.
** _M. Hace bien, quédese así, que está hecho de buena chapa. Y mientras pueda tener la heladera llena como nos han prometido, tranqui, disfrute el tercer tiempo de la vida.
–L. Con eso de la heladera estoy bien…
_M. ¿Es un argentino de promesa cumplida; quiero decir de heladera llena?
–L. Hoy por hoy sí. Yo me gastaba todo el mensual en el almacén y veía que la vieja Westinghouse se agrandaba cada vez más; me entró a sobrar mucho lugar adentro, así que la vendí y compré una de esas de camping, que la alcanzo a llenar bien. Nooo, si… ¡A ver si el día de mañana la vieja me ocupaba toda la cocina!
** _M. Cuente conmigo don Leoncio si tuviera que quedarse en aislamiento. Mándeme a avisar y voy a estar atento para lo que necesite.
–L. Se agradece. Todos modos está mi vecino, el Atilio, que también se ofreció. ¿Le conté lo que le pasó al Atilio?
_M. No recuerdo que me haya hablado de él.
–L. El hombre estaba mirando una película porno y en eso entra su novia por la puerta.
_M. Qué feo, pero eso ¿qué tiene que no se pueda explicar? –L. Por la puerta en la película.