La resolución del CGE que incluye en el aula a los que son diferentes
En 2016, el Consejo Federal de Educación (CFE) emitió la resolución 311, aprobada por todos los responsables de las carteras educativas de las provincias, para incluir alumnos con discapacidades y con Certificado de Discapacidad en la educación común. Esa resolución establecía la obligación de adaptar su paso por la escolaridad con contenidos pedagógicos específicos, para que esos alumnos puedan egresar del sistema educativo obligatorio con un título similar al de sus compañeros. Al cabo de cinco años, y luego de una ‘zona gris’ en la reglamentación en nuestra provincia, que dificultaba las integraciones pedagógicas, el Consejo General de Educación (CGE) emitió la Resolución 3.750/21 que reglamenta y adecua en el sistema educativo entrerriano, la disposición nacional de 2016.
Como punto fundamental, se establece un Proyecto Pedagógico para la Inclusión (PPI) personalizado para cada estudiante con discapacidad, donde se fija qué va a estudiar, cómo lo va a hacer y qué metas deberá alcanzar.
Razones
Antes a casi todos los chicos con dificultades de aprendizaje más o menos graves, se los mandaba a la escuela especial. Pero la mayoría de las discapacidades son más complejas: hay cosas que esos alumnos aprenden y otras que no pueden aprender. La resolución reglamenta la situación y da parámetros objetivos para incluir en la escuela común a alumnos con dificultades.
La escuela especial va a quedar para los casos de discapacidades profundas que requieren acompañamiento más personalizado.
La resolución 3.750 reglamenta cómo será el título para el estudiante egresado del secundario, título o certificación, y si puede seguir estudiando a nivel terciario o universitario. Con título sí lo podría hacer.
La importancia de esta resolución también radica en otro hecho preocupante: las estadísticas muestran que cada vez hay más estudiantes con problemas de aprendizaje a partir de condiciones neurológicas específicas como el Trastorno Generalizado de Desarrollo (TGD), los déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y los trastornos del espectro autista (TEA). Para la mayoría de estos casos, que en otras décadas terminaban en la Escuela Especial o fuera del sistema, se considera ventajosa su inclusión en la educación común con adecuaciones pedagógicas, para que puedan avanzar en el sistema escolar paralelamente a trabajar y resolver sus problemas neurológicos.
Orden y tranquilidad
En diálogo con Paralelo 32, la directora de Educación Especial del CGE, profesora Belén García Paz, explicó los alcances y características de la resolución 3.750. “Esta resolución viene a traer un poco de orden y tranquilidad en la forma de organizar una trayectoria con propuesta pedagógica diversificada; creo que va a traer mucha luz a cualquier situación en la que nos hubiéramos visto desorientados”, destacó la docente.
– ¿Cuáles son las principales decisiones de la resolución 3.750/21, para comprensión de padres, alumnos y docentes?
— La importancia es que se trabaja desde la corresponsabilidad entre niveles y modalidades. Se provincializa la resolución 311 del CFE de 2016 y se pone un poco de luz a la organización del proceso de inclusión. En varios anexos se ayuda a ordenar una propuesta pedagógica inclusiva ajustada a las posibilidades de cada estudiante con discapacidad para que esté con su grupo o clase en el sistema educativo.
– ¿Desde cuándo se comenzará a aplicar la resolución?
— Comienza a tener vigencia en 2022 con la cohorte 2017. Los estudiantes con discapacidad que iniciaron el secundario en 2017 se pueden enmarcar en el proceso de inclusión bajo esta normativa.
Titulación o certificación
– ¿Qué es lo más importante a resaltar del Sistema de promoción, acreditación, certificación y titulación de estudiantes con discapacidad?
— Fue escrito y consensuado por el nivel secundario. Hay dos formas de terminar el secundario: titulación con un Proyecto Pedagógico para la Inclusión (PPI) habiendo cursado todos los espacios; o certificación con un certificado analítico que va a detallar los espacios que el estudiante cursó con mayores ajustes, que va a ir de la mano del PPI. No todos los estudiantes van a certificar de la misma manera que el estudiante de educación común.
– ¿Qué limitaciones tiene el título de egreso?
— Lo que establecemos con esta normativa es si corresponde una titulación o una certificación. La diferencia es ‘muy finita’ y va a depender de cada estudiante y de las restricciones que tenga a raíz de su discapacidad. También dependerá de cómo haya transitado por el sistema educativo entrerriano. Pero, quien obtenga el título, lo tendrá en las mismas condiciones que un estudiante sin discapacidad.
– ¿Si la discapacidad lo permite, un alumno con titulación podrá seguir estudios superiores terciarios o universitarios?
— Sí, si su PPI fue cumplido con los objetivos propuestos y fue aprobado, el alumno puede titular en igualdad de condiciones que el resto de los estudiantes secundarios. O sea que puede acceder al nivel superior. Hay una diferencia entre la certificación y la titulación. El que titula puede seguir estudiando sin restricciones. El nivel superior deberá ajustar la propuesta de la carrera que siga esta persona, para que pueda estudiar en la elección que haya hecho.
Continuidades y cambios
– ¿Qué va a pasar con las escuelas especiales? ¿Continúan o se transforman?
— Continúan porque es otro formato. Alojan estudiantes con discapacidad que no pueden estar incluidos en el sistema educativo común. Hay profesionales, docentes y técnicos que se ocupan de trabajar en un modelo mucho más personalizado, con agrupamientos más chicos, con más flexibilización de tiempos, espacios y contenidos.
– ¿Habrá cambios a nivel pedagógico para el resto de los alumnos, en aulas donde se esté integrando un alumno con discapacidad?
— No va a haber cambios. Entendemos que la diversidad es enriquecedora; que la diversificación curricular, sobre todo después de esta pandemia, debe existir como estrategia pedagógica necesaria para cualquier docente que reciba un grupo de alumnos que después de un año y medio no tuvo clases presenciales. Los estudiantes con discapacidad tendrán su propio proyecto pedagógico. Es bueno que sus compañeros sepan cuál es ese proyecto y el porqué de algunos ajustes para él.
– ¿Habrá capacitaciones para docentes y directivos?
— Están previstas. Vamos a recorrer la provincia para conversar más desde lo cotidiano las dudas que puedan surgir de la lectura de la normativa. Además, se va a trabajar para que los Institutos de Formación Docente incluyan esta resolución en su diseño curricular como texto para analizar y debatir.
Quién es
Belén García Paz es directora de Educación Especial del Consejo General de Educación de Entre Ríos. Es técnica docente especializada en Psicopedagogía, profesora de Educación Especial, psicopedagoga, docente universitaria de la cátedra de Pedagogía del Instituto de Educación Superior de Paraná, con todos los cargos directivos y de conducción rendidos y con oposición específica para cada uno. También es supervisora titular de Educación Especial.
PPI: Proyecto Pedagógico para la Inclusión
“El PPI de cada estudiante con discapacidad se elaborará en función de las necesidades y de las posibilidades de cada niño, adolescente, joven, adulto con discapacidad que así lo requiera, promoviendo su desarrollo integral y tendiendo a favorecer su inclusión social y educativa”, establece la resolución en su Anexo I. El PPI “se construirá cuando se requiera flexibilización curricular significativa en todos o algunos de los espacios curriculares a fin de disminuir o eliminar barreras al aprendizaje”, agrega. Será de alcance anual y será evaluado de forma periódica, al menos cada trimestre y se podrá redefinir en función de los ajustes que se requiera en cada momento de la trayectoria del estudiante. Será firmado por los equipos educativos que intervengan en su planificación y desarrollo, y será informado a los padres o referentes del estudiante.