La lucha por los árboles fue exitosa, pero falta el cerco
Victoria.- La Escuela Secundaria Nº 14 Malvinas Argentinas funciona en el mismo predio que la escuela Nº 47 Bernardino Rivadavia. Más allá de que en la actualidad dispone de sus propias aulas y demás dependencias gracias a un proyecto de ampliación, atravesó años y diversas instancias de replanteo ante la negativa de perder el añejo arbolado de su patio y perímetro, reclamo que elevó oportunamente su comunidad educativa.
Esa historia no es menor, muestra la identidad con la que se abrazan las cruzadas en este ámbito educativo del 4º Cuartel. Ahora, lo que genera un conflicto con la finalización de obra es la disposición del cerco perimetral, por lo que Paralelo 32 volvió a dialogar con la rectora Irma Jorge, quien nos comentó al respecto: “Estamos felices que en poco tiempo dispondremos del nuevo edificio. Quedó una escuela preciosa, con todas las dependencias que necesitamos, y se conservó el arbolado”.
Añadió, sin embargo, que no se está haciendo lugar a la relocalización del cerco perimetral, “teníamos la esperanza de que se coloque donde corresponde, pero está costando. Subsanado ese inconveniente, que sería el broche de oro, todo estaría en óptimas condiciones”.
Sobre este último punto, Jorge detalló: “Buscamos que el cerco quede donde estuvo históricamente, conteniendo la línea de árboles que da a la calle pero pertenecen a la escuela. Además, entre lo edificado y ese arbolado, está el proyecto de parquizado, hecho que propiciará el hermoseado de esa porción aprovechable del lote que pertenece al establecimiento”.
Cabe mencionar que en el predio se construyó un espacio de gobierno, que incluye rectoría, secretaría, sala de profesores y asesoría pedagógica, portería, salón que se utilizará como biblioteca; sanitarios con espacio para personas con discapacidad, 5 aulas de amplias dimensiones, y un TUN (Taller de Usos Múltiples), un hall de ingreso, y toda la edificación está unida por una destacada galería. El reclamo actual por la correcta disposición del tejido perimetral tiene sentido y razón, pero choca frecuentemente con un sistema que carece de sentido común y no pocas veces de voluntad para hacer lo correcto venciendo a la clásica ‘máquina de impedir’.