Día del Padre
La experiencia de compartir la herencia laboral y el legado musical
Aurelio y Marcelo Wendler están emparentados con la historia cultural de Crespo • Padre e hijo compartieron escenarios y también el trabajo empresarial.
Crespo- El domingo 23 de abril, en víspera del 135º Aniversario de Crespo, la comunidad rindió homenaje a ‘Los Wendler Buben’, agrupación que marcó todo un tiempo dentro de la música popular de la región y dejó un sello cultural para la ciudad. Estuvo integrado por Aurelio Wendler (acordeón); Rolando Spreafico (guitarra) y José ‘Pepe’ Machovec (violín).
A lo largo de más de 20 años, pasearon la música de los inmigrantes del Volga por escenarios de todo el país, siendo la primera agrupación musical del género en grabar a nivel nacional en una compañía discográfica internacional como Microfón, en Buenos Aires; y por recomendación de los Hermanos Cuestas.
Ese domingo en el Anfiteatro del Lago, la Orquesta Sinfónica Municipal dirigida por Eduardo Retamar ofreció un repertorio de los Wendler Buben y estuvo Aurelio, que con sus 81 años regresó así a un escenario. Entre los familiares de los recordados integrantes del trío estuvo Marcelo, hijo de Aurelio, uno de los que recibió el legado musical de su padre.
A ellos los une el amor por la música y también los compromisos laborales, porque hoy Marcelo es uno de los dos hijos, con Any, que tomaron la posta en Wendler Repuestos, en la tradicional esquina de Rivadavia e Yrigoyen, con Aurelio dejando atrás los compromisos del día a día y apostando por un merecido tiempo sin presiones, aunque sin dejar de pasar un rato por el negocio, para charlar con algún cliente, tomar un mate o intercambiar comentarios con algún empleado.
Los Wendler Buben
Aurelio relata la historia del grupo y lo hace con pasión y emoción en cada gesto y palabra. Aunque Marcelo ya la oyó muchas veces, lo mira con dulzura, con ese cariño incomparable que se puede tener por ‘el viejo’.
“Fue a fines de los ’50 que, siendo adolescentes, comenzamos a animar fiestas. Fuimos un quinteto y llevábamos por nombre ‘Los juveniles rítmicos’. Estaban conmigo Rolando Spreafico, José ‘Pepe’ Machovec, el baterista Luis Sacks y el cantante paranaense Carlos Alonso. Casamientos, hijos y compromisos laborales fueron razones por las que dejamos la actividad artística. Pero tiempo después, ya con familias constituidas, fuimos tres los que decidimos regresar. Me acompañaron Spreafico y Machovec y fue tanto el éxito que ya no paramos más”.
Víctor Popp, inmiscuido en actividades sociales y culturales de la ciudad, los convocó para participar de la primera edición de la Fiesta de la Cerveza organizada por el Club Atlético Unión. Todavía no tenía nombre el grupo y entre los compromisos asumidos por Popp estaba el de conseguir el nombre. Contó Aurelio que “Por esos días al salir a la calle y entrar en algunos negocios me llamó la atención que muchos me saludaban con un: “Hola Wendler Buben”, “qué hacés Wendler Buben”. Ya habíamos sido ‘bautizados’ y no lo sabíamos. El nombre estaba impreso en los afiches de la fiesta”, recordó.
Los Muchachos Wendler
A partir de allí serían Los muchachos Wendler (Los Wendler Buben). Recorrieron el país y su música llegó a oídos de quienes estaban en la cúspide del folclore nacional: Los Hermanos Cuestas. Les propusieron grabar, a mediados de los ‘80, en Buenos Aires, en la compañía internacional Microfón, logrando estar en las disquerías de todo el país. Se convirtieron en la primera agrupación de música alemana que grababa en Argentina.
“Fue tanto el éxito o que llegábamos a tocar de sábado a sábado, la semana completa. Pero el tiempo pasó y a mediados de los ‘90, ya sin ‘Pepe’ en la formación, quien había remplazado por mi hijo Marcelo en el violín, dejamos los escenarios”, relata con nostalgia Aurelio.
El legado
Marcelo Wendler planteó a Paralelo 32 que “el homenaje que organizó la Municipalidad fue muy emotivo. Me puso feliz verlo a papá tocando nuevamente, y con semejante orquesta. La pasamos bien y fue especial para él y para toda la familia. En mi pasión por la música la influencia de mi papá es innegable. Siempre en casa se escuchó música. Y casi siempre era mi propio papá tocando algún instrumento. Así recuerdo la historia familiar. Siempre hubo instrumentos. Y se va ‘pegando’ inevitablemente. La música nació conmigo por todo ese legado familiar”.
Sin embargo, Marcelo no cree que sea algo que suceda de forma automática. “En mi caso, tengo cuatro hijos y ninguno se inclinó por la música. Pero papá tocaba todo el día, yo no, y entonces lo mío es hasta más lógico”, dijo.
Aurelio sumó que “Marcelo empezó estudiando música en Libertador San Martín, por sus condiciones siguió en Paraná, pero siempre le dije que, como a todo, a la música hay que dedicarle tiempo. Siempre se puede aprender y mejorar. Y el esfuerzo es clave. Yo pude compatibilizar la música y el trabajo y lo hice con amor y sacrificio, sabiendo que debía cumplir. La responsabilidad no se negocia. Hay que intentar hacer las cosas bien, siempre”.
Marcelo plantea con orgullo que “Hoy papá ya no tiene ninguna necesidad de ir al local, pero sigue yendo un ratito, y tiene su pequeño taller y está ahí con sus cosas. Se mantiene activo y es la mejor decisión, seguir haciendo cosas pero a su ritmo”.
“Aprendí con él todo lo que conlleva estar en una empresa que creció mucho. Crespo nos acompañó, hoy somos reconocidos, pero no es casual. Hay que dedicarse, ofrecer un buen servicio, ser responsables. Y todo eso lo fuimos aprendiendo de nuestros padres”.
Recordó que “siempre estuvimos juntos, con la orquesta y el negocio. Tengo muchos recuerdos de ensayos en el garaje de casa. Y no puedo olvidar cuando siendo chico esperábamos la vuelta después de los bailes. Ellos aunque tocaran lejos, siempre volvían, no hacían noche en otro lugar. Su llegada era una felicidad indescriptible. Llegaba papá y era lo más lindo que podía pasar”.
Una fecha especial
“Ser papá y ser abuelo no puede traducirse en palabras. Es una alegría verlos crecer, desarrollarse. Y uno va viendo el círculo de la vida, como las nuevas generaciones van tomando nuestros lugares. Que estén todos bien es lo más importante. Soy feliz siendo papá y abuelo”, reflexionó Aurelio de cara a esta fecha especial.
Asado y domingo de campo es la promesa que hizo Marcelo para este Día del Padre. “Trataremos de estar todos y en familia. Tenerlo a mi viejo es hermoso, quiero disfrutarlo, no guardarme una palabra, un sentimiento, agradecerle lo que ha hecho por nosotros”, declaró.