La danza como proyecto de vida y de creación
Victoria.- La Academia de Danzas Norma Fontenla, que actualmente funciona en el céntrico edificio del Club Social, tiene entre sus proyectos de formación brindar la preparación para aquellos alumnos que, por edad y condiciones, aspiren a ingresar al Instituto Superior de Arte Teatro Colón (ISATC).
En diálogo con la profesora María Doffi, comentó a Paralelo 32 que esta posibilidad viene de la mano del padrino y asesor artístico Franco Cadelago, quien precisamente es maestro del ISACTC, que arribará a la ciudad en mayo próximo, como lo hace regularmente para participar de alguna de las actividades (Master Class) que organiza este espacio artístico creado y dirigido por Doffi hace más de 8 años.
El ingreso al Colón es una posibilidad que se abre a nivel nacional, al ser de carácter gratuito, la competencia y nivel de excelencia que se busca genera un filtro importante. Por todo ello, Doffi busca que aquellos bailarines que realmente persigan ese sueño, y estén dispuestos a trabajar en dos conceptos que resaltó: disciplina y compromiso, puede aspirar a tener un gran desempeño en esos selectivos. “La intención es no crear falsas expectativas, pero si damos con la persona indicada, trabajar para que logre estar a la altura de las circunstancias, ingresar no depende de nosotros, pero el contar con el asesoramiento de Franco, es un valor que suma a esta posibilidad de tener un victoriense en el Colón, por qué no intentarlo, al menos”.
En este camino también destacó la importancia del entorno familiar, “la danza aportará otro abanico de conocimientos, dará sustento a sus inquietudes culturales, pero el apoyo desde la casa cumple un rol muy importante”.
¿Por qué Fontenla?
Doffi eligió para su academia el nombre de Norma Fontenla, bailarina del teatro Colón que en el año 1971 sufriera un accidente de aviación junto a José Neglia, ambos encabezaban el elenco de primerísimas figuras. En total fallecieron nueve bailarines ese 10 de octubre en las costas del Río de la Plata, desde entonces se conmemora esa fecha como el Día Nacional de la Danza.
Las crónicas hablan de un evento que auspiciaba la firma Pepsi, y que ese día se dirigían a Trelew como parte de una serie de giras. A esa pareja escénica descollante los llamaban la Gran Embajada artística del Ballet (del Colón), y varios de los bailarines que complementaban el grupo, además, estaban casados con integrantes de la compañía oficial, y tenían hijos pequeños, por lo que las consecuencias de la tragedia se prolongaron en el tiempo y afectaron la vida futura del ballet.
La bailarina local que en esos años seguramente soñaba con lo que hoy es su proyecto como responsable de un ballet se conmovió al punto que eligió ese nombre para volcar su saber artístico en la ciudad homenajeándola, e incluso tuvo oportunidad de contactarse con un familiar (Xavier Fontenla, primo de la bailarina) que hoy también se desempeña en el Teatro Colón como referencia del taller de Escultura, quien agradeció esa revaloración de Norma como un gesto para la danza.
En la academia Fontenla, se puede empezar a partir de los 3 años de edad, donde Doffi reconoce que se debe iniciar con pautas mínimas, a modo de juego, para de a poco ir introduciéndose en la danza clásica como tal. “La idea es que todos aquellos que comiencen tengan las ganas de progresar, las inquietudes dependen mucho de cada contexto, familia, etc. Pero siempre que tenemos la posibilidad de conocerlos desde pequeños, vamos notando su evolución, sus aptitudes, y sobre ellas trabajamos para lograr un resultado de formación. Ojalá algún día nos enorgullezcamos de tener más y mejores bailarines intentando ingresar a los mejores teatros del país, hoy es el primer paso, tomamos la decisión de abrir la ventana de esa posibilidad, con la colaboración de maestros que están allí y conocen de la exigencia a la que se enfrentarán por un lugar en la selección”. Nuestra entrevistada ha sido disruptiva en muchos sentidos, estudió danzas en Diamante, y desde temprana edad se involucró en este mundo con un porte que es todo un sello, bailó en la fiesta más convocante de la ciudad proponiendo y coordinando coreografías que llegarían a interesar a los demás carnavales del país. De ese modo, siempre está intentando vincular la danza a las expresiones artísticas más populares, sin dejar de contemplar ese punto de distinción y elegancia que lo clásico impone a la vista. Ojalá en otro momento estemos hablando de algún alumno/a suya que está tomando clases para el Colón, el tiempo dirá.