La civilización de los videítos chanchos
** “¿Viste el video íntimo, in fraganti, de la funcionaria provincial, de Concordia ella?, una vergüenza. ¿¡No lo viste!?, ¿en qué burbuja vivís?”
–No, no lo he visto. ¿Y vos, habrás visto también la foto que le armaron a Macri para circularla por las redes sociales? Digo, esa donde se lo mostraba con una diputada y una nena y se decía que la criatura era una hija no reconocida del presidente.
** _Por supuesto que la vi. Acá la tengo.
–Seguro que guardaste ambas ‘creaciones’ y reenviaste a tus contactos. ¿Cómo harás ahora para recoger las plumas echadas al aire?
_Explicate mejor.
–Ambas cosas son truchas, y para mayor indignación, la supuesta nena de Macri no es otra que una criatura de nuestra provincia (Ramírez) a la que muchos hemos tomado cariño por su lucha por superar una cruel enfermedad.
** _¡A mí me lo mandaron, yo no lo pedí! ¿qué hubieras hecho vos?
–Y qué se yo, en una de esas se me ocurría la revolucionaria idea de dejarlo ahí hasta que alguien menos anónimo me demuestre que esta vez no es una maldad de los soldaditos de una guerra estúpida entre los que no se bancan la democracia.
** Mientras tanto me perturba una duda existencial… En una de esas la vida pasa irremediablemente por esta pequeña ventanita de un teléfono celular. Para construirlo se necesitan más de 200 minerales, 80 elementos químicos y más de 300 aleaciones y variedades de plástico. Hasta aquí se esforzó la ciencia y nosotros lo usamos para intercambiar huevadas.
Todo hace parecer que los iluministas (Montesquieu, Voltaire, Rousseau, y tantos otros) erraron el cálculo peor que José López cuando agarró para el lado del convento con los bolsones. Es comprensible, tres siglos atrás no era fácil saber si las ciencias y las artes nos iluminarían o idiotizarían.
** Ese crecimiento fecundo de la intelectualidad humana que imaginaron aquellos sabios, ¿cabrá en una pantallita de cuarzo? Probablemente sí. También caben miles de libros en una biblioteca y algunos las usan solo para el sexo exprés entre los arbustos externos del edificio cuando cierra sus puertas.
Cuando hallemos la respuesta quizás dejemos de pasarnos tanto tiempo como vacuno frente al bebedero, con la cabeza inclinada sobre el aparatito, lo cual es bueno… ¡hey! … es bueno e imprescindible, usado con inteligencia y armoniosamente.
Manoseados con el mismo lodo
** Hay una porción de “pueblo” (más adelante volveremos sobre este concepto) que consume videos e informaciones truchas destinadas a defenestrar a Mauricio Macri, porque esas proteínas alimentan su espíritu y sus esperanzas; otra porción que consume toda la basura creada para desgastar a Cristina & Co (o & band), por la misma razón. Este deporte perverso se replica también contra autoridades provinciales y municipales, ex y actuales.
** No bien se anunciaron las candidaturas para la elección legislativa de octubre, creció la circulación y consumo de toda clase de noticias truchas, memes, videos degradantes, mezclado con datos quizás reales del inventario de vida de los atacados. Además, los trolls se pusieron el overol y a trabajar. Nunca sabremos de qué viven, aunque podemos sospecharlo.
No podemos ni imaginar las mentiras presentadas como verdad absoluta que pueden aparecer en los tres meses que faltan para las urnas, en esta pelea sucia por el territorio.
** Estas situaciones son funcionales a los corruptos de la administración pública nacional y de las provincias que están con causas penales.
¿Por qué?
Se trata de usar el mismo barro en el que ya están unos cuantos, para abrazar a todo el mundo y, una vez embarrados todos por igual, el gran pueblo argentino salud no sabrá distinguir entre el peludo y el pelado.
Troleando con trollers
** Solicitamos un permitido para explicarle a don Leoncio qué es un Troll o Trol, porque no es lo que quizás él piensa por deducción fonética, y después de todo el hombre pertenece a la generación de los que tenemos que aprender todo de nuevo.
Si usted está en Facebook, Twitter, Whats App, Instagram, etcétera, ya ha sido víctima de los trolls, pocas o muchas veces. Quizás se avivó a tiempo y lo dejó pasar, o quizás cayó en su trampa. Que para eso han quedado las redes sociales; la circulación de toda clase de versiones –de cuentas desconocidas- cuya veracidad nadie respalda.
** “Básicamente un troll es aquel que publica mensajes (trolls) en una discusión en un foro, chat o red social, los cuales siempre son irrelevantes o no guardan relación con el tema principal que se está discutiendo, estando los mensajes principalmente armados con la intención de confundir, provocar e irritar a los participantes de dicha discusión, con el fin de que los mismos terminen enfrentándose entre sí.
** Los Trolls, en su mayor parte publican sus mensajes con el fin de divertirse, pero en los años electorales su trabajo pierde el candor del clown y se convierte en un Guasón a tiempo completo, militando tramposamente por una causa. Eso es posible desde que en nuestro país existe el voto bronca, hay un cuarenta por ciento del electorado, o más, que vota “en contra de”, y constituyen el marcado más atractivo para los creadores de noticias falsas y revoleos de noticias “predigeridas”, que el ciudadano menos pensante o menos informado se traga como papilla dulce.
Es que estamos en una sociedad donde cada uno se cree mansamente todo aquello que confirma de algún modo sus convicciones o sus odios, aunque sea re trucho, y descree de todo aquello que lo desmiente.
Nos parecemos más de lo que somos
** Cientos de libros y opiniones en los diarios, registran que “el pueblo argentino ha mostrado enormes contradicciones a lo largo de la historia, por ejemplo cuando llenó Plaza de Mayo en abril de 1982 para ovacionarlo a Galtieri y ese mismo pueblo fue a repudiarlo a la misma plaza en junio”. Otros dijeron que “las masas” humanas primero aclamaron a Galtieri y después lo repudiaron. Es un error conceptual histórico.
** Es un una pifia englobar que “los argentinos” somos contradictorios. Los argentos tenemos que admitir muchas contradicciones, es cierto, pero no es correcto decir que ‘el pueblo’ hoy quiere que lo pellizquen y mañana sale a pellizcar. Porque no es el mismo pueblo el que llena hoy la plaza del No y mañana llena la plaza del Si. Son dos facciones distintas que se turnan para contradecirse.
Al hallazgo de este viejo error se lo debemos a ‘la grieta’, que con sus ventarrones cruzados despejó la niebla en este campo.
** El pueblo, o las masas, pueden tomar muchas formas, pero además, por tratarse de personas masificadas, de allí pueden desprenderse las más variadas manifestaciones, pasiones e indiferencias, sin relación unas con otras. A ver, ¿cómo decirlo?, la masa está, pero en cuanto se calienta el horno pueden convertirse en bizcochos, vigilantes, roscas de Pascua, o cien formas más. Y todos los manifestantes o festejantes seguirán diciendo que ellos son la masa y que la masa es el pueblo. Lo cierto es que son apenas un bizcocho.
Somos una masa de 42 y pico de millones de argentinos y mil o diez mil no son suficientes para arrogarse la representación de todos.
¿…el pueblo dónde está?
** Alguien lo definió como “esa masa amorfa llamada pueblo” (valdría también: “ese pueblo amorfo llamado masa”), y se lo puede configurar de muchas formas. Fíjese que bastan cincuenta o cien revoltosos profesionales que van con palos a Plaza de Mayo apropiándose de la representación de “el pueblo”, que vendríamos a ser yo, tú, ellos y vosotros.
¡A mí que me revisen!
Lo correcto sería que se identificaran como la porción del pueblo que usa pasamontañas y garrotes, que por suerte es mínima.
** Hoy podemos comprender que en cada manifestación pública hay un pueblo distinto, más allá de que algunos de éstos repitan una y otra vez sus obsesiones. A un mismo tiempo un pueblo apretó los dientes y otro festejó, cuando lo derrocaron a Yrigoyen. Después se fueron alternando los roles en la historia reciente; cada parte se manifestó según sus sentimientos o intereses cuando fueron derrocados Perón, Frondizi, Illía, Isabel.
** Varios de estos ‘pueblo’ –en el sentido que se le ha querido dar a la palabra– conviven desde siempre, actualmente en muy mala relación. Por lo general los une un interés, preferentemente personal. Se dice que en otros tiempos los elementos aglutinadores fueron las ideologías. Qué bueno saber que nuestros ancestros fueron idealistas. Han de ser, como dijera Eduardo Galeano, el espejo que la historia usa para tomarnos el pelo.