La caja de herramientas emocionales para enfrentar la cuarentena
El sábado 20 de marzo se cumplió un año del inicio de la cuarentena con aislamiento obligatorio por la pandemia de Covid – 19. ¿Qué cambió en la salud mental de los argentinos en todo este período? Paralelo 32 se lo preguntó a la psicóloga Estela Cístola de Victoria, especializada en Psicología Clínica y en Psicología de la Emergencia, profesional que en notas anteriores con nuestro medio siempre advirtió sobre las consecuencias de descuidar el aspecto emocional de la sociedad, en pandemia. Realiza capacitaciones y actualmente trabaja sobre cuidados emocionales en la crisis provocada por la pandemia, especialmente lo que desató la cuarentena.
Cístola subrayó una vez más durante la entrevista su crítica a la falta de campañas específicas sobre salud mental. “Creo que lo que no se hizo en un año se puede corregir, porque hay recursos humanos disponibles. Se necesitan guías, liderazgos y conductores que aparezcan desde el conocimiento. Estamos a tiempo porque es una crisis en curso que no sabemos cuándo va a terminar”, destacó.
La salud mental de los argentinos
– ¿En qué cambió la salud mental de los argentinos este año?
— Una crisis tiene tres momentos: inicio, desarrollo y final. Nosotros vivimos una situación en la que nos dijeron que nos tenemos que quedar en casa y a partir de allí cambió la historia de nuestro proyecto de vida y de realización. Hubo que encontrarse, estar dentro de la casa, con seres que son el grupo familiar conviviente pero con quienes había poca convivencia. Se pasó a tener demandas distintas, eso alteró la calidad de los vínculos: algunos mejoraron, en otros casos fue para peor. Porque esto también dependía de la ‘cajita de herramientas emocionales’ que tuviera cada uno para el momento que se le dijo ‘estamos en crisis y a partir de ahora las reglas de juego son otras’. El que tenía esa caja de herramientas y algunas herramientas cargadas durante el transcurrir de su vida, pudo adaptarse. Quienes no tenían esa caja de herramientas lo suficientemente cargadas porque venían con situaciones no resueltas, conflictos y desaveniencias, el margen de encontrarse con el conflicto fue mayor. Hubo muchas situaciones de ataque de pánico, crisis de ansiedad, depresiones. Fundamentalmente, ataques de pánico.
– ¿Cuánta gente tiene la cajita de herramientas y a cuánta le falta?
— Creo que a la mayoría nos faltan herramientas dentro de la cajita. ¿Sabe por qué? Porque el cuidado emocional no se enseña. Así como nos enseñan, por ejemplo, nociones básicas de primeros auxilios, a nadie se le enseña cómo manejar las situaciones de crisis emocional. Es una deuda, así como se enseña la salud física, se debería dar la misma importancia a la salud mental. ¿Lo psíquico cuándo emerge? Ante una situación problemática. A la criatura se le enseña a lavarse los dientes, pero no se le enseña qué hacer cuando tiene miedo, está triste, tiene una rabieta. Así vamos creciendo, ocultando nuestras emociones y cada vez con menos control de su manejo. Cuando aparece una crisis, todo es un tembladeral y debemos recurrir a la cajita de herramientas.
Lo psicológico
Cístola hizo serios cuestionamientos a los Comités de Crisis, porque “dentro de ningún comité de crisis se sumó los cuidados emocionales”.
“Se les decía a las personas que es obligatorio el uso de barbijo o el lavado frecuente de manos. Todas cuestiones que apuntaban a la sanidad. Obviamente que estamos en una crisis sanitaria, pero eso sucede dentro de un ser humano que tiene una identidad bio-psico-social. Le estábamos cuidando ‘lo bio’ y ‘lo social’ cuando le planteábamos el distanciamiento de dos metros entre unos y otros. ¿Y en el medio, ‘lo psico’ dónde está? Después no nos explicamos por qué la gente no usa el barbijo o no cumple con el distanciamiento. Justamente, porque quedó ese bache enorme al medio, lo psico, y después salimos a echarnos la culpa unos a otros”, sentenció.
– ¿En este año se aprendió algo en defensa de ‘lo psico’?
— No. Es cierto que hemos tenido más trabajadores de la salud mental que se sumaron cada uno desde lo suyo, por ejemplo, con atenciones on line. Pero a la gente tampoco le fue sencillo acceder, porque son cosas que no se tienen en cuenta. Mire las campañas en los medios, no está el cuidado psicológico. Por ejemplo, dijeron desde un primer momento que la tercera edad es el grupo de mayor riesgo. No hubo campañas emocionales dirigidas a los adultos mayores. Estuvieron a nivel sanitarista, pero el adulto mayor sentía que tenía la muerte centrándole en medio de la cabeza porque cada vez que prendía el televisor escuchaba ‘¡riesgo, cuidado, cuidado!’ y ¿quién trabajaba ese riesgo y ese cuidado con ellos?
– ¿Qué se debería incorporar en una campaña de salud mental?
— Una campaña en torno a los cuidados emocionales habría que hacerla por franja etaria: cuidados emocionales dirigidos a los niños, al resto de los convivientes en la familia y a los adultos mayores. Por otro lado, una campaña a la gente que está en las primeras líneas contra la pandemia y ejercen las primeras respuestas. Además, una campaña de formación e información con los medios de comunicación. Así como les hemos dicho de qué manera trabajar el suicidio o cómo comunicar las cuestiones de violencia de género. También, pensar con qué herramientas comunicacionales se pueden manejar los medios cuando se encuentran con una realidad distinta.
“Cada uno se fue acomodando como pudo”
“A los chiquitos les enseñamos que el celular que ellos usaban para jugar, ahora se debía usar para aprender. A esa criatura se le dijo ‘no podés ver a los abuelos, no podés salir a la calle o jugar con tus amiguitos’. Obviamente, se le dispararon las ansiedades, se disparó la emocionalidad familiar y no había un eje ordenador. Era fundamental iniciar una campaña sobre lo emocional al principio, porque después cada uno se fue acomodando y armó su propio esquema como pudo, con las herramientas que fue encontrando, pero no con ingredientes específicos que le habría dado una campaña sobre cuidados emocionales”.