Ideotas para sumar a la recuperación nacional
** Acabo de leer que arqueólogos han descubierto muestras de ‘pessoi’, un antecedente del papel higiénico, aunque peligrosamente más rústico, usado en las antiguas Grecia y Roma. Están compuestos por pequeñas piedritas ovaladas o circulares o cerámica rota, en las ruinas de letrinas, y a menudo eran decoradas con el nombre de sus enemigos o de los condenados al exilio, según subrayaba la revista Live Science. ¡Upa! No cualquiera. Se ve que en esos tiempos la vida de griegos y romanos era dura por donde se la mire ¿no?
** La del papel higiénico es una historia muy intrigante, si consideramos que se lo conoce desde hace un poco más de un siglo y el hombre anatómicamente moderno (homo sapiens sapiens) tiene entre 200 mil y 300 mil años de hacer aquello que necesita de él. ¡Venga a decirme alguien que todo tiempo pasado fue mejor!
** Se cuenta que si bien el papel en sus formas más primitivas se conoció hace unos dos mil años, recién en la década de 1870, la misma en que se inventó el teléfono y la bombita de luz, la Compañía Británica de Papel Perforado produjo una clase de papel que era suave, firme y absorbente: ¡he aquí el primer papel higiénico! Tratándose de un producto demasiado caro para darle ese ominoso destino, los ingleses prefirieron seguir usando los utensilios más diversos e inimaginables, y el resto del mundo también. Desde luego que los diarios hicieron su gran contribución cuando comenzaron a popularizarse y –aquí va nuestra protesta– este mérito no figura en ninguna historia.
Gravamen sobre el noble rollito
** Si hay algo alejado de nuestro estilo es la vulgaridad y si existe un tema vulgar es el del uso del papel higiénico, ¿o no? Es un tema que debería limitarse al cotorreo entre góndolas, donde se suele intercambiar información sobre la última clavada con tal o cual marca. Pero estamos en plan de aportar ideas para este momento de extrema necesidad que pasa nuestro país, al punto de tener que crear fideicomisos para regular el precio de la papa, tomate y cebolla, como master plan antiinflacionario. Y ante la necesidad de crear nuevos impuestos para financiar el despilfarro, la jugada podía pasar por echarle manos a otros artículos de uso común en el hogar, a los que se les puede cargar algún impuesto extra además del IVA y otros que pesan sobre él. Y esos rollitos de papel nunca faltan en la provista mensual familiar. No es un tomate para que se pueda decir: si aumenta el precio no lo compro o consumo menos.
** Claro que crear un impuesto al papel de baño, que aumentaría el precio, podría resultar más irritante que el sistema de griegos y romanos para la limpieza íntima. Pero Alberto es un maestro de la prestidigitación (es fácil escribirlo pero no pronunciarlo ¿no?), y podría anunciar para un viernes cualquiera un gran plan de forestación, y después veremos.
Como recurso para financiarlo anunciaría (y eso sí ejecutaría) un nuevo impuesto al papel higiénico. En los considerandos se dirá que el sucio capitalismo –que antes de 2019 tan cómodo le quedaba–, obtiene ganancias exorbitantes con esa noble materia prima, fabricando papel para la higiene íntima. Hasta podría jactarse de ser el inventor de un impuesto inédito en el mundo, total ¿quién se va a acordar que a eso ya lo hizo el presidente norteamericano Clinton, en 1996?
En cada mal uso un árbol
** Otra idea recaudatoria, más difícil de aplicar, consiste en severas multas a los que hacen un bollo con el papel en la mano al usarlo, en vez de plegarlo, dice Wikipedia (te lo juro) (https://es.wikipedia.org/wiki/Papel_higi). Con tono indignado, dice que “’arrollar el papel en la mano’ es una significativa mala práctica, que podría ahorrar alrededor del 25% del papel higiénico, porque significa que se destruyen 70.000 árboles diarios innecesariamente, con el consciente daño ambiental y un gasto económico de más del 25% en este rubro. Alrededor de un 50% de las personas del mundo (excepto en Europa Central) en el uso diario, en lugar de partir una sección de 3 o 4 hojas para limpiarse después” de ya sabes qué, “absurdamente arrollan en su mano 3 o 4 vueltas o más, con lo cual desperdician la mitad del papel usado efectivamente”. ¡Duro con ellos, carajo!
** Estados Unidos es el país de las oportunidades y allí muy pocas se pierden. Eso se ve también en el papel toilette, como le llaman, que tan pronto como aparece un candidato a presidente en pugna, algún fabricante arremetedor le hace el homenaje de imprimir su rostro sobre las 240 hojitas que trae el rollo. Y todo aquel que quiere pasarse por donde usted ya sabe la cara del candidato no deseado, compra el papel para sentirse empoderado. Compra su satisfactoria cuota de poder. El poder de pasárselo por el ano a Biden, a Hilary Clinton, a Trump… Eso lo hace sentirse con más poder de fuego que ellos en esta guerra de odio unilateral, aunque el enemigo nunca se enterará.
Para purgar las broncas
** Incluso los saldos excedentes de ese papel sanitario (Hilary y Biden) se pueden comprar a alto precio por Amazon desde cualquier parte del planeta (menos en el planeta China), y no dudo que en el mundo entero haya quienes lo piden para someterlos a su escatológico repudio. Es una idea genial que debería adoptar la izquierda reaccionaria de Argentina, que repudia a los yanquis en fatigosas marchas. Comprar por Amazon el de la marca Gagster con el rostro de Biden y la inscripción When you neet to go choose Joe (Cuando tengas que ir a elegir a Joe) y pasárselo bien pasado por ahí, quizás los calmaría más que salir a insultarlo quemando banderas.
** Estamos tirando ideas que podrían servir para descongestionar el tránsito en la CABA. Si se imprimieran rollos con las caripelas de Alberto, Cristina, el Máximo heredero, Macri gato, Pato Bullrich, ‘Geniol’ Rodríguez Larreta (a Milei no lo recomiendo, porque muerde)… los muchachos y las chicas comprarían y se sacarían bien el gusto de hundirlos lo más que pudieran, y eso es descontracturante, calma rencores, te lleva a un estado de nirvana, que es para el budismo ese estado supremo de felicidad plena. Aquella afirmación surgida de la rabia: “a fulano me lo paso bien por el…”, se vuelve realidad, un hecho concreto, y ya se sabe que la satisfacción de la venganza cumplida endulza al reo. ** Eso sí… si van a usarlo háganlo bien, demostrando verdadera conciencia ecológica. Tramos cortos y bien plegaditos. ¿Tá?