Historias paralelas de la Argentina trágica
La nieta recuperada 126 es Adriana, tiene 40 años y fue presentada la semana pasada en una conferencia de prensa en la sede de Abuelas de Plaza de Mayo. Es hija de Edgardo Garnier y de Violeta Graciela Ortonali, nacida durante el cautiverio de su madre. Ambos padres están desaparecidos.
“Estoy muy orgullosa de ser nieta restituida. Esta vez no pudieron y el amor le ganó al odio”, sostuvo. Adriana es nieta de Blanca Díaz de Garnier, madre de su padre, que vive en Concepción del Uruguay.
Como en muchos casos, Adriana acudió al área de Presentación Espontánea de Abuelas de Plaza de Mayo luego de que una persona de su entorno le dijo que no era hija biológica de quienes la habían criado. Hasta entonces, no había tenido dudas sobre su identidad.
Identificaron a 88 soldados argentinos caídos en la guerra de Malvinas y una madre entrerriana, María del Carmen Penón, de Colón, a los 81 años recuperó los objetos de su hijo muerto en combate, Eduardo Araujo, quien descansa en una fosa del cementerio de Darwin.
Le entregaron varias pertenencias que estaban junto al cuerpo de su hijo: dos páginas de una pequeña biblia rotas, una imagen de la virgencita de la Merced, una pulsera de plata, una libreta del Ejército, una factura del pago de la cuota de una escuela y una cédula de conducir. Al recibir los objetos, la mujer se largó a llorar y empezó a hablarles en voz baja.
Eduardo tenía 19 años y según comentaron algunos compañeros sobrevivientes, alegró y contagió de energía a todo su batallón al entonar la canción la ‘Colina de La Vida’, de León Gieco, junto al acompañamiento de la percusión de una lata de dulce de batata.
Son dos historias familiares paralelas, con final casi feliz, que nos remiten a la Argentina trágica.
(Por Hugo Schira)