Economía
Finaliza el congelamiento de impuestos sobre combustibles: ¿Impacto inminente en los precios?
A partir de este jueves, se pone fin a una medida que ha mantenido en vilo a consumidores y sectores vinculados a la industria petrolera en Argentina: el congelamiento de dos impuestos cruciales que inciden directamente en el precio de la nafta y el gasoil. La incertidumbre recae en si el Gobierno optará por aumentar el Impuesto al Combustible Líquido (ICL) y al Dióxido de Carbono (IDC), que había sido postergado por la administración anterior durante 10 trimestres consecutivos desde julio de 2021.
La última prórroga de este congelamiento fue dictada en noviembre del año pasado por el entonces ministro de Economía, Sergio Massa. Ahora, con el fin de esa medida, la atención se centra en cómo el Gobierno abordará la posible actualización de estos impuestos, considerando el contexto económico actual.
Tras el reciente aumento del 27% en los combustibles a principios de enero, se espera que cualquier ajuste en estos impuestos tenga un impacto directo en los precios de los surtidores, generando preocupaciones adicionales sobre el bolsillo de los ciudadanos.
El Gobierno se encuentra en una encrucijada, evaluando estrategias para compensar la pérdida de recursos después de retirar el capítulo fiscal de la Ley Ómnibus y dar marcha atrás en el intento de reinstalar el Impuesto a las Ganancias, en medio de la resistencia de las Provincias. Este escenario complejo plantea la necesidad de encontrar un equilibrio entre el impacto en la inflación y la necesidad de aumentar la recaudación.
El Ministerio de Economía, liderado por Luis Caputo, y la Secretaría de Energía enfrentan el desafío de encontrar ese punto medio. El dilema radica en que, si la actualización es significativa, el impacto en la inflación será considerable, pero también se logrará una mayor recaudación. El Gobierno busca minimizar el primero y maximizar el segundo, buscando un equilibrio delicado.
El impacto final en el surtidor dependerá de la resolución de este equilibrio. Mientras los cálculos privados discrepan sobre la magnitud del posible aumento, hay estimaciones que sugieren que, de aplicarse el ajuste del ICL e IDC, diferido por ocho trimestres, el incremento promedio del precio de los combustibles podría ser del 11%. Sin embargo, otros expertos, como Nadin Argañaraz del Instituto Argentino de Análisis Fiscal, sugieren que para equiparar el tributo a su valor real calculado en base a 2018, el incremento debería ser del 25%, lo que implicaría un aumento de $175 por litro.
Argañaraz también señaló que, en caso de aplicarse ese nivel de ajuste, la Nación podría ver un incremento en los recursos del 0,37% del PIB, mientras que las Provincias experimentarían un aumento del 0,15%.
El titular de la Cámara de Empresarios de Combustibles anticipó una suba inminente y destacó un atraso del impuesto que alcanza el 300%. No obstante, aún no hay una definición oficial sobre la magnitud de la corrección.
A pesar de la certeza de las petroleras de que los precios deberán ser modificados a partir de esta semana, se descarta la posibilidad de una actualización de una sola vez después de dos años y medio sin cambios significativos en los impuestos sobre los combustibles. La incertidumbre persiste en el sector, mientras los consumidores esperan conocer el impacto real en sus bolsillos.