Política
“Fascismo del fin de los tiempos”: Naomi Klein advierte sobre la nueva alianza entre la ultraderecha y los titanes tecnológicos
Un pacto distópico
La periodista y académica canadiense Naomi Klein sostiene que la extrema derecha global ha sellado un “pacto de supervivencia” con la élite tecnológica de Silicon Valley. El resultado, afirma junto a la escritora Astra Taylor en un ensayo de más de 5.000 palabras publicado por The Guardian, es un “fascismo del fin de los tiempos”: una ideología que ya no promete un futuro glorioso, sino que apuesta abiertamente por el colapso y se prepara para sobrevivir a él en enclaves blindados, islas privadas o incluso otros planetas.
De las “freedom cities” a las colonias espaciales
El laboratorio de esta utopía pesadillesca se empieza a perfilar en Estados Unidos. Durante su campaña de 2023, Donald Trump propuso crear diez “freedom cities” en suelo federal: urbes privadas exentas de buena parte de las leyes laborales, ambientales y fiscales vigentes. Tras regresar a la Casa Blanca en enero, su equipo negocia con grupos como Próspera (Honduras) y con inversionistas cercanos a Peter Thiel y Marc Andreessen para redactar la legislación que dé vía libre a esas ciudades‑empresa.
En paralelo, figuras como Elon Musk y Jeff Bezos ofrecen salidas extraterritoriales aún más radicales: colonizar Marte o construir hábitats orbitales para una minoría “merecedora”. Para Klein, ese impulso espacial funciona como un arca secular que legitima seguir quemando combustibles fósiles y extrayendo minerales críticos —la base material tanto de los cohetes como de la inteligencia artificial— mientras el planeta arde.
Fortalezas nacionales y supremacismo de supervivencia
El mismo ensayo subraya que la versión “de masas” de esta visión no necesita huir al espacio: basta con convertir Estados en búnkeres fortificados, militarizar fronteras y alimentar el miedo constante al migrante. Trump reactivó las deportaciones masivas y envió centenares de personas a la megacárcel salvadoreña CECOT; al mismo tiempo elogia la Cúpula de Hierro israelí como modelo para una “cúpula dorada” en EE. UU.
Klein acuña el término “supervivencialismo supremacista” para describir la lógica que une a estos actores: los ultrarricos levantan sus propios refugios y privatizan la seguridad, mientras los gobiernos de ultraderecha restringen derechos y vigilancias dentro de fronteras cada vez más estrechas. “La ideología que gobierna a la derecha dura —escriben Klein y Taylor— se ha convertido en un monstruoso supervivencialismo supremacista.”
Diferencias con el fascismo clásico
Aun cuando comparte rasgos con los regímenes de los años treinta —culto al líder, exaltación étnica, violencia paraestatal— este fascismo del siglo XXI carece de horizonte utópico. Según Klein, Hitler o Mussolini prometían una “edad de oro” tras la tormenta; hoy, en cambio, los impulsores del fin de los tiempos “apuestan contra el futuro” y, peor aún, “avivan los incendios que consumen el mundo” para hacer rentable su propia retirada.
El engranaje tecnológico‑político
IA y cripto. La segunda administración Trump ha colocado a megadonantes de la industria —entre ellos Musk— en puestos clave. El paquete económico “Trump 2.0” combina armamento, combustibles fósiles y criptomoneda, tres sectores que agravan la crisis climática y social.
Ciudades corporativas y “exit”. Inspirados en la doctrina libertaria del “exit” (salir del Estado), venture capitalistas fomentan zonas sin regulación —de los seasteads a Starbase, en Texas— donde los multimillonarios puedan experimentar con IA, reactores nucleares o biotecnología al margen de la ley.
Un movimiento para “creer en este mundo”
Lejos de resignarse, Klein y Taylor llaman a tejer una coalición “tan amplia como el amor a la Tierra”. El primer paso, dicen, es nombrar la amenaza: el poder que se ha “enamorado del apocalipsis” y ha hecho las paces con la muerte masiva. El segundo, contrarrestar su relato con “una historia mejor sobre cómo sobrevivir sin dejar a nadie atrás”.
Ambientalistas como Bill McKibben califican el ensayo de “esencial” y “la lectura más oscura y, a la vez, luminosa” de la coyuntura. El texto circula ya como hoja de ruta entre sindicatos deudores, movimientos climáticos y organizaciones antirracistas que buscan frenar tanto la militarización de fronteras como los proyectos de ciudades‑empresa.
Por qué importa en América Latina
La región no es ajena a estas tendencias. En El Salvador, el megapresidio modelo CECOT —aplaudido por Trump— simboliza la deriva punitiva. Y varios gobiernos cortejan capital extranjero ofreciendo “zonas de prosperidad” con impuestos mínimos y soberanía jurídica reducida, réplicas tropicales de las “freedom cities”. El debate que Klein plantea es, por tanto, tan global como urgente: ¿Quiénes tendrán derecho a un futuro habitable y quiénes serán sacrificados en nombre de la seguridad privada?
“Si tenemos la valentía de mirar el futuro sombrío en el que creen, podremos construir el movimiento que necesita este mundo maravilloso.” —Naomi Klein, abril de 2025