Falleció en Crespo Albino Roberto Schaab
Ayer jueves 7 de octubre, a los 80 años de edad, se apagó la existencia terrena de Albino Roberto Schaab, pionero de la gestión publicitaria en la ciudad de Crespo y uno de los pioneros también en el negocio inmobiliario.
A fines de la década del 60, siendo un joven empleado del juzgado de Paz con ansias de progreso, se lanzó en horas libres a la difícil tarea de vender un producto intangible, la publicidad. Había comenzado modestamente con la venta de almanaques, afiches en vidrieras, diseño rústico para diarios y periódicos y tarjetas personales, entre otras cosas, creciendo luego hacia la promoción de marcas y espectáculos.
A comienzos de la década del 70 fue el primer promotor publicitario de la ciudad y productor de programas de radio en la emisora LT14 de Paraná, siempre vinculado con la actividad de su querido pueblo y en tiempos cuando carecíamos de medios de difusión locales. Albino fue un maestro que abrió un camino. Hombre honrado, trabajador, afable en el trato, su labor les permitió a numerosos emprendedores trascender con su marca y sus productos el límite zonal, abriendo mercados a mayor distancia. Puso a Crespo y a sus emprendedores en otras vidrieras.
No solo fue el nexo entre el cliente y el medio, sino el asesor publicitario y debió ingeniárselas para crear los mensajes. Fue el promotor publicitario de las más exitosas fiestas nacionales de la avicultura y tantos otros, antes de dedicarse a los negocios inmobiliarios con “Raíces”, emprendimiento que estuvo respaldado por la imagen sólida de su responsabilidad moral, reconocido como un hombre de palabra para quien el apretón de manos podía suplir cualquier acuerdo escrito. Ejerció hasta sus últimos días el negocio de bienes raíces, siempre a la par de Delia, su fiel compañera de toda la vida.
De esa larga vida de unión en amor con Delia Marina Digionani (Mari), nacieron sus hijos Ariel, Daniel Alberto y Lourdes Lorena, en el dolor de una pérdida muy amada.
El transcurso del tiempo, que siempre es ascendente, amplía distancias entre los hechos y la memoria empequeñeciendo los méritos originales. El final de ese ascenso es la pasividad del que convive con sus recuerdos, que las nuevas generaciones ignoran. Esta es la razón y la obligación de los obituarios; acercar esa distancia dejando constancia, para la historia, de los hombres y mujeres que pusieron el cuerpo y el alma para darle un contenido ético y el ejemplo de su esfuerzo. Por eso, y por conocerlo y respetarlo, hemos querido que Albino Roberto Schaab no partiera en silencio.