Este jueves la Escuela «Agustín de la Tijera» festeja su 123 aniversario
Costa Grande- Este jueves 26 de octubre la Escuela Primaria N° 23 “Agustín de la Tijera» cumple 123 años. En 1740 se produjo una corriente colonizadora en tres lugares del departamento que llevó a la necesidad de organizar una compañía de milicias, una con asiento en la zona de la Ensenada.
Por eso, en el censo que se realizó en Entre Ríos en 1745 se incluyó el funcionamiento de una escuela en proximidades del arroyo. Era dirigida por Agustín de la Tijera, sacerdote de la Compañía de Jesús que dependía del Colegio de Santa Fe. La instalación había sido gestionada en 1731 por el Presbítero de la Parroquia de la Baxada del Paraná, Francisco Arias de Montiel.
La obra tiene un gran significado para el Departamento Diamante, porque además de sentar las bases de la acción educativa en la provincia, se mantiene hasta nuestros días, a través del nombre que desde 1950 ostenta la Escuela N° 23, cita en proximidades del primer emplazamiento.
El Consejo General de Educación, mediante la Resolución N°482, resolvió crear la “Escuela Infantil N° 1 de Costa Grande” el 26 de octubre de 1894, en la Estancia de la familia Del Valle, designando como maestra a la señorita Demetria Del Valle, que ya cumplía esa función.
Alrededor del año 1900 la escuela se trasladó a un local más amplio, porque la matrícula se incrementó. El nuevo edificio pertenecía a José León Loza. Luego, por resolución emanada del C.G.E. del 16 de julio de 1909, se autorizó el traslado provisorio a un local cedido gratuitamente por Estanislao Ruiz Moreno.
A comienzos de 1910 el Presidente del Consejo General de Educación, Prof. Manuel P. Antequeda, efectuó la compra de edificios prefabricados de madera. Posteriormente destinó uno a esta zona rural.
Irene Loza de Gay donó una parcela de dos hectáreas para erigir el nuevo local. Si bien la “Escuela de Madera” no existe en el predio, es allí donde actualmente está el establecimiento educativo.
En 1965 el deterioro del material empleado hizo que autoridades, docentes y vecinos gestionaran nuevamente la construcción de un edificio, utilizando esta vez materiales que se adquirirían con subsidios y donaciones. Otros fueron reciclados, como aberturas y tiranterías de pinotea. Desde entonces el edificio se amplió, agregándose una casa para el director, grupos sanitarios, cocina, comedor y aulas.
Con el paso de los años la educación argentina tuvo modificaciones, rescatándose muchas como sumamente positivas, principalmente las que regionalizaron contenidos y facilitaron a niños y jóvenes la chance de acceder a niveles superiores de estudio dentro de su ámbito, sin necesidad de mudarse a las ciudades, evitando el desmembramiento de familias.