“Es un acuerdo para tapar ansiedades de una sociedad que cree que el gobierno puede mantener precios”
El ruralista Gonzalo Álvarez Maldonado critica el acuerdo del gobierno con frigoríficos exportadores porque no llegará a la mayoría de las mesas familiares • El 70% de la producción de 2 millones de toneladas anuales se consume en Argentina • El convenio pone 6 mil toneladas por mes en 1.600 puntos de venta • Cómo se compone el precio de la carne y otros alimentos.
El Gobierno nacional logró un acuerdo por un año con el consorcio de Frigoríficos Exportadores de Carnes Argentinas (ABC) para lanzar una canasta de diez cortes a precios rebajados. La medida incluye a las principales cadenas de supermercados del país y busca generar precios de referencia para frenar la inflación en la carne vacuna, uno de los principales componentes de la mesa de los argentinos.
El aumento de la carne rondó el 75% el año pasado y en diciembre hubo picos de 20% en medio de la demanda extra por las fiestas.
Para otear el horizonte que plantea este acuerdo y su viabilidad, Paralelo 32 dialogó con Gonzalo Álvarez Maldonado, presidente de la Cooperativa La Ganadera de Ramírez, directivo nacional de Coninagro y consejero titular en el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA).
Ignorancia o desconocimiento
El entrevistado se refirió a “la ignorancia o el desconocimiento” de los funcionarios nacionales que “creen que el precio que está teniendo la carne es el precio internacional”. Y agregó: “No es así, porque el precio internacional tanto en China como en la Unión Europea, por esta pandemia, ha bajado sustancialmente y, fundamentalmente, no hay compras. Tuvieron que prorrogar el cumplimiento de la Cuota Hilton porque no hay demanda, tanto europea como asiática”.
Agregó que “el 70% de lo que se produce en Argentina se consume en Argentina, antes era del 80% cuando casi no se exportaba. El 30% se exporta y dos tercios van a China; son cortes de poco valor porque la cultura asiática utiliza la carne para darle sabor a sus barbacoas o sopas”. Para el dirigente agropecuario, “lo que ocurrió con el precio de la carne durante 2020 fue una actualización, con una inflación que acompañó a la carne como todos los alimentos. La carne se ha visto menguada pero no por actualización de precios, sino porque hay un desfase económico con los salarios, que son chicos”.
– ¿Cómo se compone el precio de la carne?
— Hay un 23% en el criador, en la intermediación tiene otro tanto por ciento, el feedlotero y engordador otro 25 a 30% y el resto, casi 30%, cae en impuestos. Si se compara, un kilo de carne que puede estar a 600 pesos, en la familia tipo da nutrición, vitaminas y proteínas. Una pizza con ocho porciones, con el respeto que me merecen los maestros pizzeros, no es buen alimento y sale 600 pesos. Un kilo de helado, en las grandes ciudades está entre 800 y mil pesos, y tampoco es gran alimento. La mentalidad de los argentinos es que la carne es un bien social que debe estar barato”. “En el mundo, la carne es un alimento premium, es la ‘frutilla del postre’. Acá la tenemos a un precio razonable. Pero un bife ancho, que es la costeleta deshuesada, redonda, de 250 gramos, sale 30 dólares o 30 euros en cualquier lugar del mundo. En las épocas de crisis social, política y económica, se ha salido con el campo. No importa si eran peronistas, radicales, militares. Hay una pandemia que nos mantuvo encerrados a todos, el sector agropecuario fue un factor esencial, siguió trabajando y haciendo alimentos, gracias a Dios. Trabajando y produciendo por el bienestar de todos.
El futuro del acuerdo
– ¿Qué futuro le ve al acuerdo con los exportadores?
— Me remito a la historia. Ya se impuso el cierre de las exportaciones con Guillermo Moreno y Cristina Kirchner y no tuvo resultados. Todo lo que subió en Argentina, nunca bajó: alimentos, maquinarias, combustibles. El de la carne es un acuerdo sólo para tapar las ansiedades de esos ideólogos, o de una sociedad que cree que el gobierno todavía puede mantener los precios. Necesitamos un plan económico, social y de salud, imperiosamente. Con sentido nacional hacia el futuro, frenar la inflación y el desfasaje en el tipo de cambio. Al Estado le falta ponerse los pantalones largos. Por supuesto, Fernández encontró una Argentina desprolija, pero fundamentalmente nos falta un norte… Hay negociaciones buenas con el FMI, parece que van por buen camino. Pero necesitamos pensar en lo social y no con dádivas, sino con trabajo y producción, fundamentalmente en esta pandemia.
– Se sospecha que estos acuerdos se hacen para Buenos Aires, pero al interior nunca llegan.
— Es probable que no lleguen, porque estarán en las cadenas de supermercados. Lo que se está poniendo en juego con precios acordados son 6 mil toneladas. Al año producimos 2 millones; no es nada más que el 3 o 4% lo que se está ofreciendo a la población. No va a llegar a todos, solo algunos nichos. Es un engaño, por eso soy escéptico con esto, y exigimos una política con previsibilidad. Pese a la Niña, vamos a tener una buena cosecha de maíz, y buen precio de trigo, pero si dicen que me van a subir las retenciones, debo buscar otra alternativa que sea más rentable. No tenemos un futuro previsible, eso es lo que nos pasa. No es culpa sólo de este gobierno, tampoco tuvimos previsibilidad con el anterior y con el anterior. Hoy, debemos salir de la disidencia, ir con la coincidencia, dejar lo ideológico y buscar el bien común. La única manera que vamos a salir adelante es con trabajo y producción. Para que haya trabajo y producción debemos terminar con los ‘planes descansar’.
– Entonces, el problema no es la carne cara sino el salario barato.
— El problema de todo es que hay una inflación encubierta, si no fue mayor es porque en 2020 no hubo recursos económicos. Los recursos bajos no permiten a la gente consumir, estábamos en 60 kilos por habitante por año en 2018 o 2019; hoy estamos en 50 kilos.