Éramos pocos y parió la abuela
No pretendemos ser novedosos con la frase del título, que generalmente es empleada para sugerir que hay demasiados problemas y además de los ya existentes aparecen otros nuevos e imprevistos, pero viene bien para el caso que hoy me ocupa. Me voy a referir a la existencia en nuestro país de una gran cantidad de monedas de todos los colores pero con el aditamento de “dólar” adelante. Llamémosles dólar blue, dólar mep, dólar CCL, dólar tarjeta, dólar ahorro, dólar Qatar, dólar soja, y todos los que se conocen en nuestro país y a los cuales ya nos hemos referido en varios artículos anteriores. Por si fueran pocos, ahora viene otro pero que no tendría el aditamento de “dólar” como referencia, sino que aparentemente sería “Sur”. Sí, “Sur” así a secas, aunque pueda sorprender. Desde el gobierno y algunos medios lo “venden” como si ahora la magia fuera a funcionar y que a los problemas no es necesario resolverlos, sino que con una acción creativa todo va a estar bien.
Sería una moneda común entre países (Brasil, Argentina y algunos otros países que quieran unírseles, como ya lo ha manifestado públicamente el presidente de Venezuela Nicolás Maduro), reflotando un proyecto existente desde hace muchos años. No voy a analizar acá si la idea es buena o mala (en realidad difícilmente podría ser mala principalmente para Argentina que tiene grandes problemas por no poseer un moneda estable), sino dejar en claro que no es ninguna solución a los graves problemas que hoy nos aquejan.
Si uno observa otros ejemplos mundiales, debemos mirar claramente al “euro” como moneda común europea, pero para llegar a que esos países adoptaran el euro debieron pasar muchísimos años y eso que son países ricos y organizados. Ni pensar el tiempo que demandaría querer implementar algo similar en nuestro continente. Para llegar a tener una moneda común que elimine al uso de las demás (si no se las reemplaza no tendría sentido tener una moneda común), los países que así lo deseen van a tener que dejar de tener un banco central propio (que emite el dinero) para pasar a tener un banco central común a todos los países y dirigidos por funcionarios independientes a los mismos. Realmente estamos muy distantes de llegar a esa situación, principalmente porque cada uno de los países miembros deberá llegar antes a tener similitudes macroeconómicas (me refiero a inflación, tasas de interés, desempleo), para poder concretar la implementación sin causar un daño tremendo a las economías de esos países individualmente considerados. Por ejemplo, téngase en cuenta la inflación que hoy tiene Argentina originada por un exceso de moneda creada por el propio banco central. Esta sola condición ya sería un terrible impedimento para la concreción del proyecto. En mi opinión, es muy probable que se cree una nueva moneda que facilite el intercambio de importaciones y exportaciones (lo cuál no deja de ser bueno) pero de ahí a que se implemente tal como se lo ha mencionado, hay un trecho gigantesco.